Una Mexicana
muy mexicana
RAMI SCHWARTZ
La que alguna vez fue orgullo nacional hoy apesta a muerta. Se trata de Mexicana de aviación, empresa casi centenaria que ha sido botín de políticos, empresarios y que hoy, finalmente, ha dejado de existir. Sin decir agua va, de manera sigilosa, engañando a propios y extraños, y golpeando a una de las industrias que da sustento a esta nación, Mexicana de Aviación anunció hace dos semanas que dejaba de volar. Pésele a quién le pese, cuéstele a quién le cueste, un buen día desapareció.
Poco le importaron los empleados, a quien la familia Azcárraga siempre quiso subyugar, a quienes siempre les quiso arrancar concesiones, en quienes buscó hacer depositarios de las corruptelas y las pérdidas de su fallida estrategia. Mucho menos le importaron sus clientes, actuales y pasados. Con boleto en mano, con millas acumuladas, con programas de lealtad, a todos los mandó al carajo. Y qué decir de los proveedores, los clientes y demás que durante años la apoyaron en sus negocios. A todos les pintaron cuernos y los mandaron a volar.
Las leyes los favorecen, su apellido y riquezas los hacen impunes, el gobierno nunca va a actuar en su contra. Dueña de un emporio hotelero que extiende sus brazos de la Florida a Brasil y por todo el territorio nacional, la familia Azcárraga; dueña del grupo Posadas, jamás va a asumir su responsabilidad en acabar con una fuente de trabajo para miles de personas, con una marca que perduró casi un siglo, jamás será castigada por embarrar aún más el nombre de México.
A dos semanas que Mexicana suspendió operaciones, la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se mantiene semivacía: 10 salas de espera que eran utilizadas por la aerolínea sólo tienen la presencia de personal de seguridad privada y las autoridades aprovechan para realizar obras. De acuerdo con las últimas cifras preliminares reportadas por el aeropuerto, en los primeros seis días de septiembre se registró una movilidad de entre 18 y 20 mil pasajeros en la Terminal 1, cuando sus niveles habituales alcanzaban los 50 mil pasajeros. La quiebra de Mexicana es la quiebra de la aeronáutica nacional. Y los buitres ya rondan la carroña.
Aeroméxico está haciendo su agosto: sus vuelos más llenos que nunca y su servicio peor que siempre. Lo mismo con las demás aerolíneas que competían con Mexicana, aprovechando su ausencia de cobran lo que quieren por los boletos. Doble que hace unas semanas por volar a todos los destinos que anteriormente atendía Mexicana y la autoridad, llámese SCT o Profeco, Aeropuertos y Servicios Auxiliares o la Presidencia, brillan por su ausencia. Hasta donde tenemos información, nunca se llamó a Gastón Azcárraga a explicar nada, nunca se le exigieron cuentas, que se hiciera cargo de sus responsabilidades, nada.
El señor tiene tanto dinero que ni sabe a cuánto asciende su fortuna y sin embargo nadie le exigió que cumpla con sus compromisos. Escudado en las leyes retrógradas del país, su imperio es intocable por acreedores, empleados, socios ni autoridades. Con el argumento imbécil que su mano derecha e izquierda nada tienen en común, se le está dejando salir sin rasguño de su negligencia y su falta de ética empresarial.
Mexico.com, la empresa que yo encabezo, gastó una fortuna en hacer compatibles los sistemas de Mexicana con los de reservaciones del portal. Dos días antes del lanzamiento de la aerolínea, una llamada del subalterno del subalterno nos dijo que la aerolínea iba a cerrar. Ellos lo sabían meses antes, aún así siguieron vendiendo boletos, sumando millas a sus usuarios, firmando contratos, timando y estafando proveedores al más puro estilo mexicano.
La aerolínea ya nunca va a levantar vuelo. Destrozaron la marca Mexicana y le robaron toda credibilidad, sumieron la empresa en deudas impagables, dej aron sus aeronaves en estado deplorable, inseguras para volar. En países como Canadá se les impidió varias veces aterrizar y despegar, en otras ocasiones se les obligó a regresar pues sus bitácoras de mantenimiento decían que ponían en riesgo vidas humanas. De ese tamaño la negligencia y la irresponsabilidad. Es triste, justo cuando México más necesita impulsar su turismo, limpiar su nombre, cuando más necesitamos generar empleos y credibilidad, una de las empresas emblemáticas de México, con presencia internacional, que lleva el nombre de México, Mexicana de Aviación, le da el golpe de gracia al turismo ensuciándolo, apestándolo, robándole cualquier credibilidad.
Y la pregunta sigue siendo ¿qué van a hacer las autoridades?. Porque una cosa es segura, Gastón Azcárraga tiene mucho dinero y poca ética y ya es tiempo que empresarios como este aprendan que sus actos deben tener consecuencias. La pregunta es si las autoridades van a tener el valor o como de costumbre les vale, como dicen los anuncios del otro Azcárraga con que comparte apellido y ética empresarial.
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