DF, zona de alto riesgo sísmico

Mayor peligro en  7,200 unidades

habitacionales con 3 millones de vecinos

 

Manuel Magaña Contreras

(Exclusivo para Voces del Periodista)

 

Es letra muerta la norma de Protección Civil ante terremotos como la del 19 de septiembre de 1985, publicada en el Diario Oficial el 18 de octubre de ese año, en donde se asienta que “las casas habitación no serán de más de ocho metros de altura”, ocasión en que, por otra parte, se estipuló que “los edificios en condominio para  vivienda, no deberán tener más de cinco niveles, puesto que si son de mayores dimensiones, será más difícil llegar a la calle  para no morir bajo escombros”.

Ya pasaron los 25 años de esa tragedia en que perecieron según los datos oficiales 4,541 personas y de acuerdo a cifras extraoficiales, más de 30  mil, en tanto que los inmuebles dañados – más de 300 desplomados totalmente -, fueron 12,747 y los heridos fueron 14,2i80 y los mutilados, cerca de 5,000.

Han pasado ya los 25 de ese trágico suceso que enlutó a nuestro país y las disposiciones del 18 de octubre de 1985 para evitar saldo tan mortal y sangriento son letra muerta..

 

 

 

Por el contrario, los multimillonarios riesgosos – a costa de la seguridad de los capitalinos -, se han multiplicado por la construcción de nuevos conjuntos habitacionales que, propiamente dicho, son otros tantos “tlatelolcos. Al presentarse el otro gran  terremoto que se espera  al liberar energía la “Falla de Cocos”, en el Estado de Guerrero, las trepidaciones en el Distrito Federal serán al ritmo de más de 8 grados de la Escala de Ritcher.

En Europa y los Estados Unidos  se ha encontrado que es altamente inconveniente la construcción de grandes conjuntos habitacionales en condominio y se ha dispuesto que las nuevas unidades para vivienda no excedan de 100 departamentos.

En México sucede lo contrario y aquí los nuevos “tlatelolcos” surgen por doquier, al calor de la evidente corrupción y el “entendimiento” entre funcionarios  y los magnates de la construcción inmobiliaria.

Un estudio al respecto de la Asamblea Legislativa, pone de relieve que en delegaciones como la Benito Juárez, donde  gobierna el PAN, se ha detectado la construcción irregular de departamentos en condominio, por más de 10 mil millones de pesos.

 

“Queso Gruyere”, el subsuelo capitalino

 

Después del terremoto del 19 de septiembre de 1985, el entonces regente Ramón Aguirre Velásquez – 1982-1988 -,  dispuso una exploración subterránea del subsuelo en el D. F., labor en la que participaron peritos especializados de la Comisión Nacional del Petróleo, Comisión Federal de Electricidad,  Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma y del propio Departamento del D. F. y el resultado que dio a conocer RAV  a través de los medios informativos, fue en el sentido de que “el subsuelo capitalino es como un queso Gruyere, porque debajo de nosotros hay agujeros por todas partes”.

Fueron establecidas normas  de protección Civil para que las construcciones futuras se realicen dentro de normas que consideren, en previsión del otro gran terremoto que se espera en el Distrito Federal. El de 1985 se originó en “la brecha de Michoacán, a más de 30 kilómetros de distancia con el D. F. El segundo, como ya está dicho, será por la liberación de energía de “playa de Cocos”.

Se especifica que el mayor número de hoy en el subsuelo, se localiza en el perímetro de Tláhuac, en el sureste del D. F.

 

Cinco fallas geológicas en el D. F.

 

Posteriormente,  la secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda dio a conocer  la localización de cinco fallas geológicas provenientes de la zona de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.

Una, llamada Las Cruces” penetra por  el norte de la capital, llega hasta  el área de Monte de las Cruces. Afecta parte de la delegación G. A. Madero, de la Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo. Otras dos, entran a territorio del D. Por Iztapalapa. Una afecta a la Zona Minada de Villa Obregón y la otra, parte de Coyoacán y Xochimilco, respectivamente.

Otra causa daños en el subsuelo de Venustiano Carranza y la quinta, en el perímetro de Milpa Alta, a la altura de San Antonio Tecómitl y las colindancias con San Juan Ixtayopan, en Tláhuac.

Pese a que en el caso de Tláhuac se aconsejó no construir vivienda en condominio,  se procedió a construir un conjunto que ahora tiene problemas. De hundimientos diferenciales. La agrupación vecinal “Nueva Tenochtitlan”, en la cual se liga a  Dolores Padierna, del PRD, sufre inclinaciones en varios de sus edificios.

La colonia del Mar, está seriamente afectada, según reporte de las autoridades delegacionales.

 

 

“Alto riesgo” en 789 inmuebles

 

Agustín Torres, delegado en Cuauhtémoc, advirtió durante su reciente comparecencia ante  la Comisión de Protección Civil  de la Asamblea Legislativa del D. F. que en la demarcación a su cargo están localizados 789 inmuebles  que, “en caso de un sismo mayor en esa capital, esos lugares serán los más vulnerables. Se queja de que “sólo el 20 por ciento de esos inmuebles  ha entrado en un programa  de rescate del Instituto de la Vivienda.

Según el delegado,  hay una seria preocupación  por los edificios de Tlatelolco, len donde se lleva a efecto una serie de trabajos de medición para precisar el nivel del desplome de 90 edificios. Por ahora, se sabe con certeza que cuatro  reclaman atención inmediata. Por “niveles extremos de desplome”.

La Unidad Patera Vallejo tiene problemas similares en cinco edificios que se encuentran desplomados, por ubicarse en terreno inadecuado. En todos los casos de daños a inmuebles en condomini9, la Procuraduría Social resulta concluir en “carabina de Ambrosio”, porque carece de facultades para  tramitar las indemnizaciones correspondientes a las personas dañadas.

La delegación Iztapalapa es un de las demarcaciones donde la inestabilidad del suelo causa problemas gravísimos a los habitantes de unidades habitacionales. La Vicente Guerrero es una de ellas, otra la Ermita Zaragoza y  la situación se agrava en el caso de la Unidad Peñón del Marqués. La unidad Ejército de Oriente es una de las mas afectadas, por allí cruza una falla geológica y afecta a una gran zona de vivends populares, como la colonia Álvaro Obregón.

 

Tláhuac y la Línea 12

 

Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard, la pareja inseparable, gustan de desafiar las leyes de la naturaleza y del orden moral. En el desempeño de sus funciones, este ha sido uno de sus signos más distintivos. Cando Camacho ocupó la jefatura del D. F. – 1988-1993 -,  empezaron a ser soslayadas las normas de Protección Civil y por ello, a 25 años de distancia, el Programa de Reconstrucción Habitacional Popular, o algo así, registra fallas graves en perjuicio de los condóminos, por el pésimo material empleado, de acuerdo a las denuncias de los vecinos de Tepito – entre otros -, encabezados  el dirigente cultural del barrio tepiteño, Alfonso Hernández.

Marcelo Ebrard, en cuanto jefe del GDF, sabedor de la condición de “queso Gruyere” del subsuelo en Tláhuac, decidió desafiar las leyes de la naturaleza y emprender, no obstante, el proyecto de la Línea 12.

En 40 meses, el regente Corona del Rosal – 1966.1970 – construyó con costo de  menos de 6 mil millones de pesos, los primeros 42 kilómetros de las Líneas Uno, Dos y Tres. En más de 45 meses, con costro por ahora de 18 mil millones de pesos, Ebrard no ha podido concluir la Línea 12 del Metro, debido a las dificultades con el subsuelo en Tláhuac.

Construir más viviendas en condominio constituye un riesgo para sus ocupantes. La capital está inerme por sus condiciones de sismicidad y de hundimientos diferenciales y a 25 años del terremoto del 85, se carece de la debida Protección Civil ante sismos.

Unidades como El Rosario, Culhuacán,  etc. son áreas de riesgo en caso de temblor.

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