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Éramos muchos… y parió la abuela
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Edición 245

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“Éramos muchos…

y parió la abuela”

En la hora crepuscular del despotismo porfiriano, la perseguida prensa de oposición, poca pero imbatible, condensaba la premisa de Orden y Progreso en la fúnebre estampa de la paz de los sepulcros. Un siglo después -Centenario de la Revolución mexicana- hay cadáveres de compatriotas que ni siquiera encuentran la cristiana sepultura: Yacen, en calidad de desconocidos, en fosas comunes donde son apilados por sus ejecutores.

 

En la literatura de don Justo Sierra, científico de la época, es localizable la denuncia: Los mexicanos tienen hambre y sed de justicia, oración que retomó en su discurso de campaña presidencial Luis Donaldo Colosio, temerario desliz retórico que acaso haya sido la causa que le costó la vida en 1994. Sierra hablaba de hambre y sed de justicia, pero el poderoso detonante de la Revolución -aunque sus impulsores fueran de  clases media o alta-, fue el hambre de pan del pobrerío. Tan sencillo como eso, pero tan incomprensible para los porfiristas que, al modo de María Antonieta, parecían “razonar”: ¿Quieren pan. Que les den pasteles”.

 

En el México del Centenario, en el que millones de mexicanos gozan de libertad para dormir bajo los puentes, en cientos miles de hogares las tripas gruñen reclamando un mendrugo, y no son pocos los jefes de familia que padecen confinación carcelaria por robos famélicos. ¿Cómo hacerse de pan, si se cuentan en millones los ocupados que no perciben remuneración por sus servicios y otros apenas lo logran  con “vales” -la restauración de la tienda de raya- que sus patrones les expiden a condición de que los hagan efectivos en sus propios negocios?

 

No puede ser de otra manera. (O sí podría ser, pero al gobierno le falta voluntad política): De los más recientes censos y encuestas del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, se concluye que, en la participación en el Producto Interno Bruto (PIB), el capital avasalla al trabajo. Dicho en otros términos: En 2009, la participación de los salarios en el PIB fue de 29.2 por ciento; la del “excedente bruto de operación” (ganancias del capital) alcanzó el 61.8 por ciento. Si vale la acotación, en cuanto a salarios, éstos son componente de las prestaciones a que tienen derecho los que tienen un empleo contratado con todas las de la ley; en las ocupaciones esos derechos se diluyen o se anulan.

 

 

VOCES

 

Todavía, en la etapa del desarrollo estabilizador, que en algún momento se quiso fuera desarrollo compartido, la participación del trabajo en el PIB casi se equiparaba a la del capital. Ya para 2000, en pleno galope del modelo neoliberal, la participación de los salarios, en el tobogán, cayó a 31.3 por ciento. El poder adquisitivo del salario, contra el incremento del precio de la canasta básica, empezaba a perder la batalla. Hoy la ha perdido si no se recibe de la nómina del gobierno.

 

Pero existe ahora otro atentado contra el ingreso de los mexicanos: El control gubernamental del dólar estadunidense, dizque para combatir el lavado de dinero excedente del narcotráfico. Miles de trabajadores que habitan de este lado de la frontera con los Estados Unidos, pero que acá no encuentran oportunidad de empleo y cruzan la línea para ocuparse en empresas del vecino país y cobran en billete verde, temen ser arrestados e indiciados por depositar su paga en bancos mexicanos, en sumas superiores a lo establecido recientemente por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

 

Si esa política inquisitorial genera de por sí un perjuicio directo de no poca monta a la clase trabajadora, más grave aún es la consecuencia sobre el mercado laboral fronterizo: Los empleadores que tienen que someterse a la norma, no están dispuestos a ser visto como criminales. De acuerdo con declaraciones de un funcionario de Desarrollo Económico de Playa Rosarito, Baja California, Manuel Rodríguez, sólo en el Chase Bank of California se están abriendo a la semana de 250 a 300 nuevas cuentas de depositantes mexicanos.

 

Peor todavía: El investigador del Colegio de la Frontera, Alejandro Díaz, asegura que, en un corto periodo, la fuga de capitales suma cerca de 50 mil millones de dólares, de empresarios que no los sienten seguros en México. Otras fuentes informan que, por razones de seguridad personal, cada día en número mayor inversionistas de Ciudad Juárez, Chihuahua, y otros puntos fronterizos se están trasladando a El Paso, Texas, con toda su familia y sus negocios. Para remate, el Banco de México acaba de informar que, en 2009, empresas extranjeras remitieron al extranjero ganancias por tres mil 296 millones de dólares. Y contando.

 

Las cosas no están bien pero, éramos muchos y parió la abuela en pleno bicentenario de la “independencia”.

 

 



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Comentarios (1)Add Comment
0
luis barrios
noviembre 17, 2010
189.128.26.208
Votos: +0
dinero suficiente

no pasa nada, aunque salgan billones de dolares, por otro lado entran mas billones por petroleo y drogas. El dinero le sobra a Mexico, por eso el gobierno paga millonadas a su burocracia y les da como 200 dias de descanso al año. Ademas con nuevos prestamos se resuelve cualquier emergencia, ahora ya podemos pagar a cien años y màs, ¿para que nos preocupamos?

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