Niños sentenciados a ser parásitos de por vida TEO LUNA
ENFERMEDAD PERVERSA DEL ALMA. En lo que va del año, Luis, de 16 años por cumplir, ha sido detenido cinco veces por parte de la policía municipal por haberlo encontrado infraganti fumando mariguana en el parque abandonado de su colonia, La Joya. Otros más, consumen inhalantes que depositan en bolsas de plástico o de polietileno, drogados, inconscientes, son remitidos a las comandancias de policía donde duran de 24 a 48 horas y cumplen con lo dispuesto por el bando municipal.
LUIS, COMO MUCHOS OTROS, víctimas de los hogares disfuncionales, abandonó la escuela. Su ocupación es andar de vago, robando, haciendo el mal a quien se deje, a quien le abra las puertas de su casa, de su oficina y de su corazón. Su padre vive en Estados Unidos y nadie se ocupa de él; la mamá, tiene tres crías pequeñas, trabaja lavando ropa y la abuela, está cansada, más aún, porque Luis no entiende del tremendo daño que le está causando el atascarse de mariguana, mañana tarde y noche. La compulsión y la ansiedad crecientes que destapa cada vez que inhala sustancias tóxicas como resistol 5 mil, thinner, tinta fuerte, espray para el cabello, acetona y otros.
Consecuencias y fondos
Luis ya ha tocado algunos fondos: Lo corrieron de la escuela, algunos vecinos presentaron demandas en su contra por el robo de tanques de gas, aparatos de televisión, y otros objetos, pero dada la incongruencia de las leyes, la burocracia y el enano criterio de agentes del ministerio público, al igual que de jueces y funcionarios de la Comisión de Derechos Humanos, Luis se burla de sus víctimas. Tal parece que las leyes están a su favor en lugar de estar a favor de las víctimas, y en esta escuela, este drogadicto, como infinidad de ellos, está protegido por ser menor de edad y así como entra a los separos de una cárcel preventiva, así sale y llega a caer al Tribunal de Menores, donde pasan de tres a seis meses, sin hacer nada, más que aprender aún más de esta escuela de la delincuencia y las adicciones. Sin duda alguna, Luis crecerá como adicto y como delincuente, vivirá un infierno para él y para quienes lo rodean, cada día hará más daños a sus víctimas; tarde que temprano habrá de embarazar a una, a otra y a otra y así como su padre, él también habrá de abandonar a sus hijos, quienes repetirán la misma historia, ser drogadictos y parásitos de la sociedad.
Error, tras error
Esta enfermedad no distingue a pobres o ricos, clases sociales, ideologías, credos. Agarra a todos por parejo: El sufrimiento es igual para pobres que ricos, para mexicanos, como para niños indígenas o menonitas adictos, drogadictos, es una enfermedad cruel, progresiva, incurable, mortal, contagiosa, burlona y es un cáncer social.
Niños y niñas, ricos o pobres, son víctimas de las adicciones, sufren desde pequeños de depresión y de trastornos de ansiedad, trastornos alimenticios. Muchos se drogan porque están abandonados de sí mismos, porque les gusta, porque se justifican, como Erika, una chavita de 15 años que sufrió la muerte de su madre, quien fue brutalmente asesinada a las puertas de su casa; dolor, trauma que ella no ha podido superar y usa la mariguana, más otras sustancias tóxicas para calmar su dolor; cuando no tiene dinero, ni a nadie a quien robar, Erika se prostituye, juega con las emociones y los deseos de los hombres, corre un alto riesgo, adicional a su enfermedad.
Ha estado internada en un centro de rehabilitación para mujeres. Los 18 mil pesos que ha pagado su familia en cada internamiento, han sido en vano, Erika sigue prendida de las drogas, tocando fondos y hundiéndose más en el pantano de los parásitos sociales, hundiéndose más y más, en un callejón sin salida.
De La Saliva del Diablo, no hay quien esté a salvo
A mi enfermedad, a esta cruel enfermedad, maldita, perversa del alma, yo le llamo, La Saliva del Diablo, como se titula uno de mis libros publicados y un día alguien me dijo: Ernesto.- ¿No se te hace un título demasiado fuerte? Le respondí: No. Pregúntale a una mujer que tiene que soportar los celos enfermizos y patológicos de un borracho, las agresiones físicas y verbales de un marido neurótico, pregúntale a una víctima del alcoholismo, si el título es el apropiado o no.
Fuí a un asentamiento Tarahumara en la ciudad de Chihuahua, conviví con más de 50 mujeres rarámuris; una de ellas, con el corazón en la mano, con lágrimas en sus ojos, me platicó la triste historia de uno de sus hijos, que no pudo o no quiso luchar contra la enfermedad del alcohol. Decía ella llorando: Lo volvió loco, no era él, era el mismito diablo y yo le tenía mucho miedo porque era muy agresivo, hasta que una noche se colgó de un árbol y ahí murió ahorcado.
Varias mujeres dieron testimonio del daño que les ha causado la enfermedad, en su mayoría, se quejaron de los anexos que no les han dado resultados satisfactorios.
Sentenciados a sufrir
Esta herencia que viene transmitiéndose de una generación a otra, de abuelos a padres, de padres a hijos, de hijos a hijos, no es soóo un sello de distinción de los rarámuris, tanto urbanos como los que habitan en la Sierra Tarahumara. Es sin duda, una maldición para miles, millones de familias que sufren por la adicción de un ser querido, muchos, que se enferman más que el adicto, muchos que igual que ellos, están muertos en vida, atrapados sin salida.
Son estas mujeres las que por años han vivido al lado de un marido alcohólico, adictos al tesgüino, que es una bebida fermentada que los trasforma completamente. Ahora, estas mujeres sufren por sus hijos mariguanos, adictos a sustancias tóxicas, se prenden de los inhalantes, son tan adictos como cualquier niño rico o niño de clase baja o media, es exactamente lo mismo. Tristemente, estos seres humanos se tornan impotentes ante la ausencia de un verdadero programa de rehabilitación, sufren las consecuencias de una nula política de prevención y un total abandono de la sociedad es un problema serio, de salud, delicado, de salud mental, emocional y espiritual. Ellos mueren de sobre dosis, como mueren en los llanos infinidad de heroinómanos, muertos en las lapidas, en las tapias, abandonados de sí mismos, abandonados de sus familias, abandonados de la sociedad.
Yo estuve muerto en vida, atrapado sin salida
Esa tarde, cuando fui al asentamiento tarahumara, di parte de mi testimonio de vida, recordé como llegué a pesar menos de 50 kilos, les platique todo lo que la droga me robó, me despojó de mi familia, me robó mi trabajo, mi dignidad, me hundí en depresión, me drogaba para vivir y vivía para drogarme, la droga me causo muchos daños, me volví loco. Al salir a la calle, nos topamos con Candy y con Daniel, dos adolescentes indígenas, sentados en la entrada del complejo, ella, me miro con mucha ternura. ¿ Vienes por nosotros? No, le dije, vine a ver cómo les puedo ayudar.
Veamos si estamos cumpliendo como padres
Quienes tenemos hijos menores, sabemos que en la actualidad vivimos una época muy difícil. Nuestros hijos, en la mayoría de los casos, son mal hechos, no quieren realizar las labores que les corresponden en el hogar y en la escuela, carecen totalmente de orden y disciplina, de conciencia sobre higiene, se sienten merecedores de que se les atienda como reyes sin ellos poner la parte que les corresponde, no valoran el trabajo de sus padres y lo que les cuesta proporcionarles de comida, vestido, educación, etcétera, sólo buscan que sus necesidades sean satisfechas a como dé lugar, se hacen adictos a la tecnología, se rodean de amigos con serios problemas de todo tipo, padres divorciados, padres con problemas de adicciones y emocionales, estos jóvenes cada vez se alejan más de la familia, ya no les interesa convivir en armonía, y cada vez se alejan más del círculo familiar, sólo quieren vivir en su mundo, apartados de toda realidad.
Los hijos son el reflejo de los padres
Mi propia experiencia, me ha enseñado que he tenido que cambiar en mi estructura como padre y como ser humano, he afectado demasiado a mi familia y en especial a mis hijos y por eso les pido perdón y lucho día a día para que mi familia esté bien, esté sana y tranquila física y emocionalmente. Recordemos que los hijos son el futuro de México, y hagamos conciencia de qué país les queremos dejar a nuestros hijos, no afectemos más a nuestras familias por culpa de nuestra mediocridad y debilidades, vamos siendo responsables de nuestras vidas y pidamos siempre a Dios para que nos dé la fuerza y la sabiduría para encauzar a nuestros hijos por el mejor camino. Dios te cuide, muchas gracias por hacerme el favor de leerme.
01 614 4 10 01 58
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
More articles by this author
Sangre y cocaína Sangre y cocaína
TEO LUNA
LA SEMANA PASADA fue difícil para mi
salud.... La gran diferenciaMENSAJE DE AÑO NUEVO
La gran diferencia
TEO LUNA
Hay una
serie de ingredientes...
|