La esposa de un alcohólico TEO LUNA
¿Quién y cómo es un alcohólico?
VOY A CUMPLIR 14 AÑOS ESCRIBIENDO DE MI, de mi enfermedad. Sé perfectamente bien cuales son mis defectos de carácter, mis patrones de conducta, mi personalidad exacta del machista. Sé de que estoy enfermo y el por qué; escribo y hablo de mí, me busco a mí mismo, pero no se me debe de olvidar de donde vengo.
UN BORRACHO COMO YO es irresponsable, rompe con las normas más elementales en todos los sentidos; está lleno de soberbia, se siente hecho a mano. Cree que la virgen le habla al oído, es inestable emocional, inútil, totalmente inmaduro, infantiloide, agresivo, egocéntrico, vengativo, orgulloso, rencoroso, lengua de hacha, mala copa, devaluador, hostigador, burlón, sutil, mentiroso, hipócrita, más falso que una moneda entre gitanos.
Soy el hombre del mañana. Todo lo dejo para mañana. Don perfecto en críticas, críticas a los demás. Soy un experto, cargo frustración, envidia, culpa, resentimientos y estoy encarcelado en mi cárcel emocional; le amargo la vida a mi mujer y a mi familia, vivo en la negación, no acepto mí enfermedad emocional, ni que no puedo controlar mi manera de beber y de usar drogas. Sin la menor duda, soy el más grande de los mediocres.
¿Y cómo es ella, la esposa del borracho?
Ilusa, cree que lo va poder cambiar, cree que en verdad él la ama, a pesar de las humillaciones; cree que los golpes emocionales y físicos pasarán a ser cuestión del pasado. Es inocente, sumisa, se convierte en codependiente, asume el papel de mamá de chabelotes; es decir, juega el papel de madre con su esposo y éste, como niño chiquito, soporta gritos, pleitos.
Al final de cuentas, la esposa del alcohólico se abandona de sí misma, con auto estima baja, se queda arrinconada, apartada en su soledad, viviendo sus crudas, amargas y tristes depresiones, sin tener el valor de enfrentar al macho, al alcohólico y mandarlo a freír espárragos. No puede hacerle frente a la enfermedad del alcoholismo, daña con sus actitudes y miedos a sus hijos, les enseña a que cualquiera es capaz de pisotearlos y de tratarlos con la punta del pie, como ella es tratada. Peor que cucaracha, su dignidad e integridad brillan por su ausencia; cada vez que a su macho se le antoja, es un objeto sexual, de úsese y tírese. A veces ni eso, es víctima también de la indiferencia y del abandono en todos los sentidos. Durmiendo con el pingüino.
¿Por qué permite tantas humillaciones?
Sé del conflicto, del cómo viven una gran mayoría de matrimonios; algunos como perros y gatos. Otros, peor que eso. Sé del dolor que arrastra una mujer, quien en apariencia pública muestra la mejor de sus sonrisas, pero por dentro está destrozada y en apariencia con sus padres, hermanos, amistades, manda un mensaje de que aquí no pasa nada, aquí todo esta bien, de que somos un matrimonio estable.
Pero, ¿por qué, soportar al ogro? ¿Por qué no mandarlo al carajo cuando explota porque te fuiste a pintar el cabello o a hacer pedicure con manicure? ¿Por qué el miedo de ponerlo de patitas en la calle, si la ley te protege? ¿Por qué no terminar y aplicar aquello de que al mal paso, darle prisa? ¿Por qué soportar los insultos, las humillaciones, las groserías, delante de los hijos? ¿Por qué rebajarse tanto cuando te golpean, cuando de prostituta no te baja o de inútil? ¿Por qué? Bien, porque ésta es una enfermedad que se llama codependencia la que tiene que ver con la autoestima, miedos, frustraciones, traumas, herencia alcohólica y ahí, en tu interior, pregúntate. ¿Qué hago aquí?
¿Por qué permití tanto daño durante todos estos años? ¿Después de este invierno, que más sigue? ¿No sé si creerle o no? Conozco a muchas mujeres que siguen ahí después de 30 o mas años. Aguanto por mis hijos… Algún día va a cambia… ¿Sabes cuándo?. Nunca.
Adicta al adicto
Por desgracia, tienes que soportar el tufo, oler el alcohol que destila hasta por los poros, caes en la inercia de que llegue desfajado, sucio, despeinado, sin dinero, hablando incongruencias y buscando el pleito ranchero. Es ahí, donde la esposa del alcohólico cae en el juego de esta maldita enfermedad perversa de alma y así pasas con él tu juventud. Tus mejores años se van por la tubería del escusado, te quedaste sin oportunidades de trabajo, de superarte; no terminaste tus estudios, no hiciste grandes cosas en la vida, porque él no te dio el permiso; tu endeblez, tu falta de carácter, de fuerza, siempre permitió que tu fueras el títere del alcohólico. Luego, al pasar de los años te enfermaste, te volviste neurótica empedernida, bipolar, maniaca depresiva, fármaco dependiente, te llenaste de amargura y de resentimientos, arruinaste tu vida, al lado de un borracho que te robó todo. ¿De quién fue la culpa? El secuestro lo hacen enfermos sin usar alcohol ni drogas.
Cómo identificar a una mujer dañada profundamente
Las esposas de los alcohólicos, activos o secos; las parejas de los borrachos, de los adictos; las codependientes, las que no tienen autoestima, ni dignidad, las puedes ver en oficinas públicas, en bancos, en las escuelas, en la calle. Tienen características en común, sufren en silencio, la mirada es triste aunque tengan los ojos pintados, la profundidad de sus ojos refleja el abandono total, las líneas de expresión arraigadas en sus rostros, en sus mejillas, al lado de los labios, de la nariz, denotan frustración, enojo, miedo, dolor. Muchas de ellas aparentan ser lo que no son. Aunque bien vestidas, arregladas, perfumadas, no pueden ocultar la daga clavada en su corazón y son seres humanos que no se han dado la oportunidad de cerrar círculos. Viven en el pasado, conservan su matrimonio contra viento y marea, a pesar de que su esposo les ha puesto el cuerno hasta al cansancio; y no sólo eso: tiene otros hijos y otras mujeres. Esa es una parte de las características de algunas esposas de alcohólicos y adicto. De borrachos secos, es decir, neuróticos que no necesitan alcohol para dañar.
El valiente dura, hasta que el cobarde quiere
El machismo extermina la paz familiar, hiere, daña a los niños. A pesar de las tremendas golpizas, muchas mujeres se quedan calladas, algunas sintiéndose culpables por esta injusticia, víctimas de las circunstancias, de la neurosis de un alcohólico activo, de un borracho seco y al pasar de los años, el alcohólico acumula un gran resentimiento en contra de sus hijos y esposa, muchos se quedan solos, severamente dañados, física, mental, emocional y espiritualmente.
Desagraciadamente, ya no hay vuelta atrás. El alcohólico echó su vida a perder, arruinó todo y se robó la seguridad de sus hijos, él diseñó el destino, un destino lleno de miedos, complejos, traumas, adicciones y en la mayoría de los casos, son adictos, neuróticos, maniaco depresivos, víctimas de los trastornos alimenticios, son, los hijos de los alcohólicos, sentenciados a sufrir, a fracasar. Su esposa fue: Sumisa, dejada, abandonada, triste, frustrada, con sentimiento de culpa, arrinconada como una escopeta vieja, tratada como la muñeca fea, a veces, sirve de esparrin, cuya actuación es servir de bulto para que el boxeador estrene sus mejores golpes. Acusada, humillada, maltratada, ridiculizada, escupida, utilizada, víctima del mal trato, reflejo claro de incongruencia social.
Entonces, ¿de qué está hecha la esposa de un alcohólico como la mía, por qué me dio permiso de abusar de ella, de robarle su dignidad y de pisotear su auto estima? ¿Por qué entonces, le hice tanto daño? Será porque ella vive gracias a la adrenalina que le causan las actitudes de un alcohólico, será, porque está sentenciada a sufrir, será que la esposa de un alcohólico, es también una enfermita emocional. Mientras encuentro arrullo en el alma, al transformar a ese sapo que aparentó ser príncipe y que ahora, este sapo trata de cambiar con hechos. Por ello: De corazón, mi amor, te pido perdón por todo el daño que te hice. Hechos son amores y no buenas razones. Hechos. OMAET pequeña y mil gracias por estar siempre ahí, siempre, en estos 21 años de estar juntos.
A ti lector, gracias por leerme y más por escribirme. 614 410 01 58. Chihuahua, Chihuahua, México
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