Edición 305 |
Las megatoneladas
El bióxido de azufre, como es archisabido en el Distrito
Federal, es uno de los precursores del
ozono, elemento que contribuye a la creación de las frecuentes precontingencias ambientales en
Los daños a la vista, al aparato respiratorio y a la piel de los seres humanos y de animales, causa severos trastornos, se afirma en estudios referidos al tema.
Según estudios que se realizan con rigor científico, el
Popocatépetl tiene 18 años de reactivación
volcánica. Se calcula que, a la fecha, habrá arrojado más de 30 megatoneladas de bióxido de azufre;
es decir, 30 millones de toneladas de este
temible contaminante precursor
del ozono, lo que explica el por qué de
las frecuentes precontngencias
ambientales en
A lo largo de los últimos años, con motivo de la construcción de los controvertidos “segundos pisos” que han contribuido al crecimiento del número de automóviles en circulación, la contaminación ambiental se ha disparado.
Durante el sexenio de Marcelo Ebrard, la entonces secretaria del Medio Ambiente, Martha Delgado Peralta, nada pudo hacer por reducir el incremento de las sustancias que envenenan la atmósfera capitalina, porque ella mismo no se opuso, como debió hacerlo, al incremento de “vías rápidas” que han alentado el crecimiento desorbitado del parque vehicular tanto en el Distrito Federal, como en la zona conurbada del Estado de México.
Ahora estamos pagando las consecuencias con una persistente
contaminación favorecida también por la quema diaria de 48 millones de litro de
combustibles principalmente a nivel de industria y de movilización vehicular.
El Programa Integral Contra
El problema de las expulsiones de bióxido de azufre de parte del Popocatépetl, es algo que rebasa la capacidad del hombre.. Por tanto, humanamente hablando, no hay solución. Estamos a merced de lo que diga la naturaleza. El Instituto Interdisciplinario de Planeación Urbana Regional (INPLUR), que fundara el arquitecto y urbanista Carlos Reyes Navarro, ya fallecido, atribuía al crecimiento anárquico de la capital mexicanas el origen de muchos de sus principales problemas, como la insuficiencia en el abasto de agua potable, la excesiva quema de combustibles, la desordenada disposición de la capital mexicana que obliga a sus habitantes a viajar diariamente, de uno a otro extremo de la gran urbe, por razones de trabajo, educación, salud, etcétera, en vez de que se procediera a la construcción de zonas autosuficiente en lo económico, principalmente para no verse en la necesidad de sumarse al pendularismo que trae a los capitalinos todos lo días de un extremo a otro, con abuso en el uso de medios de transporte y pérdida de tiempo, económicas y de fatiga, etcétera.
Es asombroso el crecimiento del parque vehicular en el
Distrito Federal a partir de 1952, cuando el Regente de Hierro Ernesto P. Uruchurtu empezó la “modernización” de
Según los datos oficiales del entonces Departamento del
Distrito Federal, en ese año de 1952 circulaban
en el DF, además del sistema de Tranvías, 78 mil 104 automóviles; cinco mil 515 camiones de
pasajeros; mil 700 de carga, para totalizar 104 mil 925 unidades. Se antoja
increíble esta información, pero es totalmente fidedigna. En 1940,
Así empezó el crecimiento anárquico que ha generado,
entre otros problemas, el de la contaminación ambiental, junto con el gradual
agotamiento de recursos naturales como el agua
potable, que se tiene que extraer de diversas entidades de
Debe reiterarse que no hay poder humano que pueda parar las exhalaciones del Popocatépetl, con sus millones de toenadas de bióxido de azufre. Lo que humanamente sí se pude hacer es evitar que crezca todavía más la capital mexicana, porque, de acuerdo con los estudios del Instituto Interdisciplinario de Planeación Urbano Regional, podemos ser víctimas de un ecocidio.
Todos deseamos un medio ambiente libre de sustancias contaminantes que dañan gradualmente la salud del ser humano. Pero, por lo que se ve, no se adoptan las medidas a nuestro alcance para evitar ese mal.
Dolores Barrientos, representante en México del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), afirmó recientemente que durante los últimos 25 años el deterioro ambiental se ha acelerado a escala mundial y aclaró que México no escapa a tan preocupante situación. Las pérdidas por deterioro ambiental equivalen, según dicha funcionaria, al siete por ciento del Producto Interno Bruto.
De no frenarse el incremento de vehículos en circulación
en
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