Se
fue Alemán
FERNANDO DÍEZ DE URDANIVIA
Compañero de
trabajo, jefe, pero sobre todo amigo, Antonio Sáenz de Miera tenía la vocación
de impulsar al gremio de los periodistas. Lo recuerdo en su oficina de la calle
Ayuntamiento, pero sobre todo echando una mano desde la Presidencia para el sostenimiento de la Unión Mexicana de
Cronistas de Teatro y Música, que me tocó dirigir durante ocho años.
Eran tiempos de trajinar por el primer cuadro, y más
todavía desde que, si la memoria no me falla, el presidente López Mateos puso
en manos del Club de Periodistas de México la casa señorial que hoy es su sede,
en la calle Filomeno Mata 8.
Algunos pusieron allí mismo su oficina; otros
frecuentamos actividades diversas en el acogedor patio, con el que fui apoyado
para varias presentaciones personales. Pero sobre todo concurríamos para
echarnos un trago y platicar las simplezas del día, que considerábamos siempre
importantes. Nunca faltaba Alemán. Serio, atento, callado. Como una especie de
convidado de piedra, siempre usaba las orejas mucho más que la boca.
Si en las correrías urbanas se acercaba uno a Tacuba
o a Cinco de Mayo, de pronto, por detrás, llegaba un manotazo cariñoso que era
aviso de una entrañable presencia: Alemán. Siempre apresurado; siempre con buen
tambache de Voces del Periodista, que
repartía por todos los puestos de periódicos.
En caso de ser uno quien lo descubría en la
banqueta, caminando con aires de navío que surca el mar, si había la nada fácil
capacidad de darle alcance, trataba de corresponder el afecto de la palmada con
la misma energía de la recibida quién sabe cuántas semanas o meses antes.
Alemán se asomaba por encima del hombro. El palmeador
estaba sobándose una mano que le había dolido mucho más, que al palmeado el
omóplato.
Hay seres que, mortales como somos, cuando nos llega
el momento, simplemente dejamos el mundo. Los hay que, perteneciendo a un
gremio escogido y que han ido sembrando cariños en los corazones, cuando se
van, se convierten en leyenda. Alemán sembró, toda su vida, muchos afectos.
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