Transición o transigencia
REGINO DÍAZ REDONDO (Exclusivo
para Voces
del Periodista)
MADRID.- VOLVEREMOS A LOS DE SIEMPRE: España, donde se
reflejan todos los vicios y las virtudes de nuestros pueblos latinoamericanos
ha caído en un profundo bache del que le será difícil salir. No se trata de
profetizar sobre sus posibilidades de triunfo, pero tampoco del fracaso.
Atraviesa España el peor momento de sus incipientes e inmaduros 38 años de
"democracia".
Primero, para la Europa, siempre vieja y siempre sabia, se habló
del milagro español. Crecía la nación
a ritmo acelerado. Estaba ya casi a la altura de los motores de la UE: Alemania, Francia y lo
mismo o mejor que Italia y Gran Bretaña. El mundo estaba perplejo ante la
evolución de un país que entró a la
Unión por los años ochenta y que se colocaba como una de las
naciones líderes de Europa.
Los ditirambos y el asombro eran analizados con lupa por
tirios y troyanos. En efecto, España tenía un gran nivel de vida, un
desarrollo superior a la media europea y construía con una velocidad pasmosa.
Los problemas internos de la política inmadura y de falta
de líderes a partir de 1996 en nada inquietaban a sus enamorados y a sus
socios. Es cierto que la casi incipiente "democracia" del país donde
las guerras, los reyes y los dictadores se cebaron para convertirla en un
pedazo de tierra de nadie y que fue expulsada durante 40 años del mapa mundi, parecía haber despertado de
un sueño secular y tomar la ruta histórica que en un momento la hizo el
imperio más poderoso de la
Tierra. Pero empezó el desconcierto. Los políticos, entre "gritones" que no políticos, se insultaron de pronto en las Cortes como verduleras y los insultos salieron a la luz pública unas veces a grito pelado y otras por culpa de incómodos micrófonos que quedaban casualmente abiertos después de las sesiones. En México podrá resultar increíble e impublicable (¿quizás?) pero dentro de un mismo partido, el Popular, se llamaron a micrófono oculto "hijo de puta" y en abierto "esto es una puta mierda", en la boquita de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, entre otros, insultos como ignorantes, retrasados mentales, incapaces, tontos, idiotas y demás lindezas entre los líderes de los partidos -vale decir que más abundaron estos epítetos en el PP que en el PSOE. (Partido Socialista Español), que se ha refugiado ya desde hace varios años en el "buen talante" y que acepta todos los adjetivos imaginables de parte de la -por decirlo de alguna manera- oposición. De pronto, como sunami o terremoto, llegó la crisis, la actividad comercial e industrial descendió en forma drástica y el desempleo alcanza ya la cifra de cuatro millones ciento tres mil personas, con signo de agravarse. Simultáneamente, comenzaron a aflorar los pecadazos, pecados y pecadillos de los que manejaron desde el tiempo de Aznar (Presidente del Gobierno de 1996 a 2004), los fraudes de la construcción. Lo diré mejor: Los municipios, a través de sus concejalías del Medio Urbano o de la Vivienda, se recreaban desde tiempo atrás con el jugoso negocio de vender terrenos vírgenes sin permiso para urbanizarlos a dos euros el metro cuadrado, para inmediatamente después construir mediante el plumazo de un pequeño burócrata, ya con los permisos autorizados, levantar casas y condominios, estructuras en la playa, campos de golf, hoteles a los pies de las playas y demás discotecas y boutiques de señoritas donde la pornografía y el consumo de drogas se hizo habitual.
Cabe decir que los terrenos vírgenes, una vez reglamentados
legalmente, costaban 50 mil euros el metro cuadrado.
Es cierto que la debacle se inició en Estados Unidos,
pero todos los demás países estaban involucrados, y obtenían beneficios por
aplicar y ejecutar ese ejemplo que era el espejo límpido del bien hacer.
Aparecieron casos y más casos, fraudes y embustes,
acaparamientos discretos, y relucieron los documentos vivos y ostentosos de los
negocios ilícitos hechos a la sombra de la política por los propios políticos y
por gentes afines a ellos.
El zipizape brotaba aquí y allá, era cuestión de rascar
un poco y encontrar irregularidades, en fin, un escándalo.
No hubo día en que consejeros o concejales influyentes y
personajes de la política no salieran manchados.
Al llegar al poder, el PSOE no le dio mucha
importancia a este asunto y se creyó que era una cresta muy pequeña que podría
salvarse con buena voluntad y un poco de rigor. Pero no, qué va, creció y
creció la yerba mala y salieron imputados y demócratas y dirigentes de empresas
que se hicieron millonarios de la noche a la mañana.
Y ante el descontrol general europeo y americano, España
se cayó desde arriba y está muy grave y difícil de curar, y si lo hace será a
largo plazo y colocándose a la cola de la Unión Europea con la
misma facilidad que cuando estuvo arriba años atrás.
Valorar el desajuste, la incertidumbre y el miedo -pavor-
de la gente sería imposible.
España, la
España en cuyos territorios no se ponía el sol, no se pone
ahora ni el Sur, donde sufrimos un invierno de frío, lluvia y nieve. Con
decirles, como anécdota, que este año nevó en Sevilla, la ciudad más calurosa
de España, que alcanza a veces en verano temperaturas de 52 grados centígrados.
Las 17 comunidades en que está distribuida esta nación y
dos ciudades autonómicas (Ceuta y Melilla) reclaman ahora mal encarados a voz
en grito para sí los mayores privilegios.
Se han dado cuenta de la debilidad del Gobierno (nadie le
niega que tenga buena fe, pero así no se maneja un país) y se aprovechan de que
no actúa con firmeza para reincorporar a la vida activa este cuerpo casi
exangüe.
Y algo más, de paso y para terminar, diré que aquí las
palabras derecha e izquierda conservan aún el anacrónico significado.
Con el problema que en la derecha militan no las derechas
democráticas sino los sucesores de Franco, los posfranquistas, que ahora se dan
golpes de pecho en favor de una Constitución (la de 1978) que nadie o casi
nadie respeta y por la que no votaron dichos señores.
¿Cómo ahora la pueden esgrimir si a cada paso la
violan a carcajadas y aún permanecen en pie estatuas y emblemas de Franco en
las principales ciudades del país y en los pueblitos "porque son parte de
la historia patrimonial de España". Sería bueno que preguntasen a alemanes
e italianos su digna actitud de borrar todo lo relativo a Hitler y Mussolini y
acabaron con todo signo de esa aciaga época.
Para qué decir más en este artículo doloroso y cierto,
aunque no puede escapárseme mencionar que 38 años después de la muerte
del dictador aún está legalizada la
Falange y de las JONS y les permiten reunirse y hacer
presencia en cuanto acto pueden lesionar la imagen de jueces rectos que han
luchado toda su vida contra el fascismo y que ahora está sujeto a investigación
por querer defender a las víctimas del franquismo y luchar contra los
dictadores como Pinochet, al que pudo retener en Gran Bretaña para conseguir
sin lograrlo, que lo juzgasen por crímenes contra lesa humanidad.
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