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El 68 mexicano: Entre la esperanza y la tragedia
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Edición 376

 3764

EN EL 50 ANIVERSARIO DE LA MASACRE DE ESTUDIANTES

El 68 mexicano:

Entre la esperanza y la tragedia

Jorge Guillermo Cano

Primer recuento (la crónica obligada)

-Es el lunes 22 de julio de 1968: se enfrentan alumnos de las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) con estudiantes de la preparatoria “Isaac Ochoterena”, incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Viejas rencillas, se dice, entre jóvenes y la incursión de pandilleros, también práctica recurrente.

-Martes 23: conato de nuevo enfrentamiento azuzado por pandilleros (los arañas y los ciudadelos) pero los de la Preparatoria no responden. Cuando regresan a las vocacionales son provocados por la policía y se arma una trifulca entre cerca de 3 mil estudiantes y 200 granaderos.

-Miércoles 24: el Comité Ejecutivo de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM declara la huelga.

-Viernes 26 (aniversario de la Revolución Cubana). Por la noche, un contingente de cinco mil estudiantes se dirige al Zócalo y, al llegar, los enfrentamientos se generalizan con el cuerpo de granaderos.

-Sábado 27: los estudiantes ocupan las preparatorias 1, 2 y 3 de la UNAM, protestando contra el encarcelamiento de muchos de sus compañeros un día antes. La Escuela Superior de Economía del IPN se suma al paro y convoca a una huelga general a partir del lunes 29 de julio.

El jefe de la Policía Preventiva del D.F., Luis Cueto Ramírez, lanza la advertencia: “en caso de que se registren nuevos actos de violencia, la policía tomará las medidas necesarias para reprimirlos y actuaremos con energía”.

Se plantean las primeras demandas del aún incipiente movimiento estudiantil: renuncia del jefe y subjefe de la Policía Preventiva del Distrito Federal; que desaparezca el cuerpo de granaderos.

-Domingo 28 de julio: representantes de varias escuelas de la UNAM, Chapingo y la Normal, se reúnen con el Comité Coordinador de Huelga del IPN. Se propone la huelga general y se exige indemnización a las familias de los estudiantes muertos y heridos durante la represión policiaca; libertad inmediata para los estudiantes detenidos; Desaparición del cuerpo de granaderos y derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal (que sancionaban los delitos de “disolución social”).

-Lunes 29: se producen choques violentos en San Ildefonso; hay autobuses incendiados y la policía ataca con gases lacrimógenos. El primer brote en los estados se da en Tabasco: una manifestación de apoyo al movimiento del D.F., es reprimida por la policía local.

-Martes 30: el ejército ocupa varios planteles, entra a la zona de San Ildefonso y con un disparo de bazuca destruye la puerta del plantel número uno (la Escuela Nacional Preparatoria). Se calcula que hay más de 400 lesionados y mil detenidos.

-Miércoles 31: el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, protesta por la ocupación de los planteles. El movimiento se extiende a los estados de Guanajuato, Chiapas, Tabasco, Puebla, Jalisco, Veracruz, Hidalgo y Querétaro.

Agosto

-Jueves primero: el rector Barros Sierra marcha al frente de una manifestación de alrededor de 80 mil personas.

-Viernes 2: se constituye el primer Consejo nacional de Huelga (CNH), en el Politécnico.

-Domingo 4: son aprobados los seis puntos del pliego petitorio definitivo del CNH:

1) Libertad a los presos políticos.

2) Destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea (jefe y subjefe de la policía, respectivamente), así como también del teniente coronel Armando Frías (jefe del cuerpo de granaderos).

3) Extinción del cuerpo de granaderos.

4) Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal (delitos de disolución social).

5) Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos que fueron víctimas de la agresión desde el viernes 26 de julio en adelante.

6) Deslinde de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo por parte de las autoridades a través de policía, granaderos y ejército.

-Lunes 5: marcha de Zacatenco al Casco de Santo Tomás en la que participan miles de personas. Se protesta por el uso de la fuerza policiaca para reprimir el movimiento.

-Jueves 8: se organiza con bases más firmes el CNH. Asisten delegados de la UNAM, IPN, Normales, Chapingo, Colegio de México, Universidad Iberoamericana, Lasalle y universidades de los estados.

Se incluye en la agenda del diálogo con el gobierno la instauración de la jornada laboral de 40 horas; control de precios y salarios y la supervisión del reparto agrario a través de comités de lucha campesinos.

Se incorporan al movimiento las universidades de Baja California y Tabasco, normales rurales y el Tecnológico de Veracruz.

(La Universidad Autónoma de Sinaloa no lo haría hasta septiembre, luego de la declaración de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUS) el 27 de agosto. La Normal de Sinaloa se suma en las mismas fechas. La ENS designa delegados al CNH: Oscar Mario Mendoza y Jorge Guillermo Cano).

De lo estudiantil a lo popular

-Martes 13: marcha del Casco de Santo Tomás al Zócalo; participan contingentes obreros y campesinos que suman, junto a los estudiantes que son mayoría, cerca de 200 mil manifestantes. Las brigadas comienzan a ir a las fábricas, colonias populares del D.F. y comunidades rurales.

-Jueves 15: el Consejo Universitario de la UNAM apoya el pliego petitorio del CNH y exige la libertad de los ciudadanos presos “por motivos políticos e ideológicos”.

-Viernes 16: alrededor de 150 brigadas despliegan intensa actividad por toda la ciudad de México. El movimiento se extiende a los sectores obrero, magisterial y popular.

-Domingo 18: el CNH reitera su invitación a diputados y senadores para efectuar un debate público el día 20 en CU. La invitación es rechazada.

-Lunes 19: el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) hace suyas las demandas de los estudiantes.

-Jueves 22: El gobierno, a través del secretario de Gobernación, Luis Echeverría, informa que está dispuesto a considerar los puntos de vista “de los auténticos maestros y estudiantes” en un diálogo “franco y sereno”. El CNH responde que se fije lugar, fecha y hora para iniciar las pláticas. La única condición es que el diálogo sea público.

-Martes 27: alrededor de 400 mil personas asisten a una manifestación donde se demanda respuesta al pliego petitorio. Se iza la bandera rojinegra de huelga en el Zócalo. Se propone que el diálogo se efectúe el primero de septiembre en ese mismo lugar y se acuerda acampar allí desde esa noche.

-Miércoles 28: el ejército, tanques, la policía y bomberos desalojan a las guardias estudiantiles del Zócalo en la madrugada. Más tarde, se agudiza la represión: el sector oficial lleva a cabo un acto de “desagravio” a la bandera nacional; por la noche de ese día hay muertos y heridos como resultado de la embestida contra estudiantes que se mezclaron entre los asistentes.

La posición del CNH

-Viernes 30: el CNH toma los siguientes acuerdos:

1. El domingo primero de septiembre, día en que será rendido el informe presidencial, no habrá mítines ni manifestaciones estudiantiles en el Zócalo.

2. El CNH está dispuesto a iniciar el diálogo con las autoridades lo antes posible a condición de que el mismo sea público y cese la represión policiaca y del ejército.

3. Las comisiones estudiantiles que dialogarán con las autoridades ya han sido designadas; solamente se espera que las autoridades confirmen su deseo de dialogar.

4. El CNH desarrollará una ofensiva política entre todos los sectores populares a través de sus brigadas estudiantiles, las que tienen instrucciones de no caer en actitudes que puedan provocar a la policía ni al ejército, las cuales denigrarían al limpio movimiento estudiantil.

5. El movimiento estudiantil no tiene relación alguna con la Olimpiada y no desea entorpecer su celebración.

-Sábado 31: protesta el CNH por la represión y exige que cese el “virtual estado de sitio en la ciudad”; rechaza que se trate de boicotear los juegos olímpicos; reitera su disposición al diálogo sin intermediarios. Ese día, alrededor de 200 “civiles” armados arremeten contra la Vocacional 7 y la Prevocacional 4, en la unidad habitacional Tlatelolco. La policía permanece a la expectativa y no protege a los estudiantes.

Septiembre

-Domingo primero de septiembre: Díaz Ordaz se refiere en su informe al movimiento estudiantil. Dice que la intención es boicotear los juegos olímpicos; que no se ha violado la autonomía universitaria y advierte, sobre el uso de la fuerza: “hasta donde estemos obligados a llegar llegaremos”.

-Lunes 2: el CNH responde: “nosotros no vamos a dialogar con la presión de los tanques y las bayonetas encima de nosotros... retiren los tanques de las calles, retiren al ejército de la calle... y entonces públicamente estaremos dispuestos a debatir, antes no”.

-Sábado 7: mitin en Tlatelolco, cerca de 25 mil personas responden a la convocatoria del CNH.

-Viernes 13: se realiza la Manifestación del Silencio; alrededor de 250 mil personas van al zócalo.

-Domingo 15: los estudiantes celebran el Grito de Independencia en CU, Zacatenco, el Casco de Santo Tomás y la Vocacional 7. El Consejo Universitario de la UNAM se solidariza con los comités de lucha.

-Martes 17: las preparatorias 2 y 7 son agredidas por grupos de choque, así como las facultades y escuelas de Economía, Derecho, Medicina, Ciencias y Artes Plásticas. El CNH acepta el diálogo por escrito, siempre y cuando los documentos sean profusamente divulgados.

-Miércoles 18: CU es ocupada por el ejército. Diez mil soldados utilizan tanques ligeros y carros de asalto. La secretaría de Gobernación justifica la ocupación: las instalaciones estaban ilegalmente en posesión de personas que han cometido “actos francamente antisociales y posiblemente delictuosos”. Hay cientos de detenidos.

-Sábado 21: estudiantes de la Vocacional 7 y vecinos de Tlatelolco se enfrentan con la policía.

-Domingo 22: nuevo mitin en Tlatelolco.

-Lunes 23: el rector Barros Sierra renuncia ante la Junta de Gobierno de la UNAM. “Es obvio que la autonomía ha sido violada”, dice. Se produce una batalla campal en el Casco de Santo Tomás con la policía y al final el ejército ocupa el Casco, toma por asalto la Vocacional 7 de Tlatelolco y la Unidad profesional de Zacatenco.

-Martes 24: nuevo mitin en Tlatelolco. El número se reduce y asisten cerca de dos mil personas. Se realizan en el extranjero manifestaciones de apoyo a los estudiantes mexicanos.

La junta de Gobierno de la UNAM no acepta la renuncia del rector Barros Sierra.

-Jueves 26: otro mitin en Tlatelolco donde se respalda al rector de la UNAM.

-Lunes 30: el ejército sale de CU.

Octubre

-Martes primero de octubre: se decide realizar nuevo mitin en Tlatelolco.

-Miércoles 2 de octubre: alrededor de 10 mil personas son atacadas desde varios puntos por el ejército y el batallón “Olimpia”, hay centenares de muertos; más de 2 mil detenidos y un número no precisado de desaparecidos. La barbarie.

-Jueves 3 de octubre: el Senado de la República defiende la acción criminal.

-Sábado 5: el CNH suspende todos los actos de masas en la ciudad. Se propone duelo nacional por ocho días; los granaderos irrumpen en la Escuela Normal Superior de México.

-Miércoles 9: el CNH informa que ha tenido encuentros con representantes de las autoridades en dirección al diálogo. Sus condiciones son: libertad a los presos políticos; desocupación del Casco de Santo Tomás y cese de la represión.

-Sábado 12 de octubre: se inauguran los Juegos Olímpicos “México 68”.

-Martes 22: el CNH informa que las pláticas con las autoridades están suspendidas desde el día 15 anterior.

-Martes 29: se desocupa el Casco de Santo Tomás.

-Jueves 31 de octubre: mitin en CU al que asisten alrededor de 10 mil personas. Se acuerda realizar asambleas para decidir el rumbo del movimiento.

Noviembre-diciembre

-Viernes primero de noviembre: acto luctuoso en Tlatelolco.

-Jueves 21: el CNH vota por unanimidad el regreso a clases; el movimiento está en declive.

-Miércoles 4 de diciembre: el CNH informa de su resolución dando fin a la huelga.

-Viernes 6 de diciembre de 1968: el CNH se disuelve oficialmente, después de una reunión en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del IPN.

Segundo recuento (del dolor y la esperanza)

Descartes encontró que todo lo que había aprendido en el Colegio de la Fleche, prácticamente no le había servido de nada en la vida ni le había dotado de criterios seguros para distinguir lo verdadero de lo falso. Alrededor de 350 años después, la juventud del mundo tenía reclamos muy parecidos y los sigue teniendo.

En 1968, la educación superior en todas partes se movía en la promesa de un progreso asimétrico que se distanciaba, por una parte, de la vida real y sus problemas; por otra, se alejaba de su función social en el sentido amplio. En cincuenta años prácticamente nada ha cambiado sustantivamente.

La asepsia, la incontaminación, las miradas “neutrales” del proceso educativo se enfrentaron con las visiones críticas, que no se conformaban con aquel marco de apariencias, engañoso y frustrante.

Éramos entonces, los estudiantes (como lo son ahora) la “tabula rasa” en la que el poder delegado escribía la historia de vidas futuras que se perdían en la confusión. Pero el lugar, la función designada del ser estudiante entraba en crisis inexorablemente.

Empezamos a reconocernos como actores centrales del proceso educativo y, por lo mismo, exigimos ser tomados en cuenta. Junto con ese reconocimiento se hacía conciencia del papel no asumido en otra actoría, mucho más amplia, consecuente y ambiciosa: la social y el compromiso con los de abajo, los jodidos de la historia.

Heroísmo en retirada

Cincuenta años después de la tragedia (del crimen, que marcó el final) una mirada sobre la generación del 68 en México revela que el heroísmo, en la gran mayoría de los casos, se batió en retirada. Había sido el signo, o la divisa, de una generación que quería asumir su compromiso con la lucha por mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo.

A fin de cuentas, eso fue el 68 para nosotros, para mí, que se mantiene en el recuerdo de cada día, en la emoción y el coraje; también, a veces, lo digo así, como es, en el llanto: la definición de nuestras vidas dedicadas a un futuro mejor para nuestro pueblo, el que mantiene a nuestras universidades, el que poco o nada pide y al que se olvida ante la arremetida de los “valores” del capitalismo rampante.

Ahora es la globalización que generaliza las miserias y concentra en unas cuantas manos la riqueza; la imposición de las nuevas reglas de la productividad, la competencia, la agresividad, la eficacia y la eficiencia entendidas en su forma más cruda, utilitaria y egoísta.

O la protección del imperio, en la falacia de un progreso que nunca ha sido de todos, que nunca lo será mientras el capital imponga sus reglas, su violenta voluntad, su egoísmo y su impiedad.

Los motivos, presentes

Los motivos del 68 están aquí y ahora. Menos de 300 multimillonarios acaparan casi la mitad de la riqueza generada en el mundo; más de 650 millones de seres humanos no tienen trabajo; mil 500 millones ganan menos de un dólar al día; más de 100 millones viven en las calles y cerca de mil millones, principalmente niños, padecen desnutrición crónica.

¿Qué mundo es este? ¿En dónde están sus bondades? ¿En dónde la humanidad que se pregona en el discurso hipócrita? ¿Es esto lo que queremos dejar a nuestros hijos y a sus hijos?

Las preguntas del 68, desde sus inicios, con la euforia de la lucha honesta, la estudiantil y desprejuiciada, o desde la reflexión de los mayores de entonces, después en las tragedias que se empalmaban tan rápido que no alcanzábamos a digerirlas, como fuera y como sea, están presentes.

A la plaza

Llegué con Oscar Mario Mendoza, Abel Duarte, Adán Duarte y Lucio Robles Palomera, pasadas las cinco de la tarde, a la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco; con ellos compartí la cercanía de la muerte y la impotencia al amanecer del día tres.

Después, aunque regresamos a nuestros lares, no era un regreso. Ya éramos extraños entre el mar de miradas que no entendían (que siguen sin entender); nuestra vida había sido transformada radicalmente y algo, en lo profundo, se había roto.

Reescribo a duras penas y me traiciona el ánimo. Espero que, algún día, los sueños reclamen su presencia y aquello sea verdad:

Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido. (Salmos 34:17-18).

(El autor fue delegado ante el Consejo Nacional de Huelga por la Escuela Normal de Sinaloa y estuvo el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco).



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