Calderón: Desesperado y peligroso…
“El único animal que padece paranoia y esquizofrenia es el humano”.
Carl. Jung.
I
Antes de entrar en materia acerca del tema de ésta entrega, permítale el caro leyente a éste escribidor incurrir en una digresión atinente, la de que el asunto de las actividades paraelectorales de Andrés Manuel López Obrador son causal de reacciones extremas.
Vero. Cada vez que ser aborda ese tema de don AMLO aquí las reacciones de los leyentes son, por decirle con matices, acusadamente antipodales. El personaje convoca tanto antipatías como simpatías. Concita odios y amores. Polariza, pues.
Y, predeciblemente, aunque aquí el escribidor ha sido cauteloso en extremo y, desde luego, con respetuosa objetividad en el tratamiento del tema, algunos leyentes han traspuesto el umbral de la premisa mayor de nuestro derecho a expresar ideas.
Consígnense por emblemáticos los casos de los leyentes Francisco Ortega Rodríguez, del Distrito Federal, y Carla Ochoa Montelongo, de Durango, quienes acusan al escribidor de ser agente de “propagandista del mesías tropical” o de enemigo de éste.
La señora Ochoa escribe: “Usted se ha ocupado de denigrar a AMLO tal vez porque éste patriota que salvará a México no le ha dado nada aunque (usted) seguramente ya le pidió, como lo hace con los panistas y priístas”. La ligereza de doña Carla es típica.
Y se entiende su reacción. No le gusta que propondramos en éste espacio que don AMLO transcienda el amloísmo y la izquierda -que magramente existe, si acaso- y procure la construcción de una unidad popular que blinde su arribo a Los Pinos.
II
Y la única manera de blindar esa llegada a la Presidencia de México es mediante un mandato electoral indiscutible, transversal y longitudinal, que impida que la mafia en el poder burle la voluntad popular. Por ello, necesita ganar abrumadoramente.
Pero es obvio -así lo percibimos- que el movimiento que abandera don AMLO parece excluir a aquellas vertientes sociales organizadas y/o vanguardistas y progresistas con las que no hay coincidencias estratégicas y tácticas.
A su vez, don Francisco sostiene el ya equívoco argumento que don AMLO es un “peligro para México” -que la mafia en el poder que instaló a Felipe Calderón en Los Pinos puso mediáticamente en boga en 2006- y que “es deber patriótico evitarlo”.
Don Francisco se extiende: “Usted afirma que en 1857 el Partido Conservador (progenitor del PAN y el PRI de hoy) que se oponía, junto con la iglesia, a las Leyes de Reforma promulgadas por Juárez, hizo la guerra civil y que lo mismo puede pasar hoy”.
Añade, contundente, don Francisco: “El responsable de una nueva guerra civil en México sería el propio AMLO, si los mexicanos irresponsables como usted que le siguen gana las elecciones… Yo, de plano, me apuntaría para combatir a AMLO”.
Atendido que se hubo el sentir de los leyentes aquí identificados -con doña Carla coinciden otros seis; con don Francisco, otros cinco-, entremos en materia, ahora así, aunque el tema también tendría que ver con el contenido de las misivas recibidas.
III
El tema es el de que el mandatario de facto, el señor Calderón, quien se ve a sí mismo abandonado por todos -se sabe solo- y desesperado; ello lo convierte en un individuo muy peligroso, capaz de todo por conservar el poder y lograr sus fines.
Esa soledad, tal desesperación y su peligrosidad son evidentes. La sensación de haber sido abandonado por los mexicanos -que en realidad jamás estuvieron con él- fomenta rencores personales en don Felipe. Rencores contra todos, allegados incluidos.
Pero los rencores mayores son contra el pueblo, que no responde a sus exigencias de apoyo en la narcoguerra, así como a los demás personeros del poder político del Estado, que no le apoyan. Los reproches de don Felipe suben de tono.
La mafia en el poder, por otra parte, sólo lo utiliza para sus fines, pues duda que tenga el oficio y la lucidez suficientes para que en 2012 haga ganar a su candidato a la Presidencia. Un hombre así toma decisiones peligrosas incluso para sí mismo.
Don Felipe, situado ya en esa juntura, empieza a verse en su propio espejo negro. Ahí ve ya excluido, principalmente, por sus patrocinadores -la mafia en el poder- quienes tomarían el asunto de la sucesión en sus manos. Ese es otro peligro.
De hecho, así está ocurriendo ya. La mafia en el poder, al apostar por Enrique Peña Nieto (o un suplente) estaría dispuesta a impedir el arribo de don AMLO a Los Pinos si es necesario financiando una guerra civil. Así fue hace 153 años.
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