Abandono en el campo
Sin productividad auténticamente
mexicana no hay Independencia
MANUEL MAGAÑA CONTRERAS
(Exclusivo para Voces del Periodista)
Es una absoluta incongruencia festejar el “Bicentenario de la Independencia de México” y la falta de una planta productiva auténticamente mexicana. Sabido es que sin productividad nacional -la que funciona en México es mayoritariamente extranjera-, la Independencia nacional difícilmente puede existir.
Hasta 1970, el Nacionalismo Revolucionario que empezó a ser destruido durante el sexenio de Luis Echeverría, le dio a México autosuficiencia alimenticia y un buen nivel de vida que le permitió alcanzar tasas de desarrollo hasta del 8.7 por ciento anual de nuestro Producto interno Bruto (PIB), con una inflación menor al tres por ciento, mejoras al trabajador de más del nueve por ciento en la percepción de sus salarios y un desarrollo industrial con alta capacidad para dar empleo al mexicano.
Con planta productiva nacional hasta 1970, la deuda de México era de tres mil 800 millones de dólares. Sin planta mexicana y con la creciente instalación de empresas extranjeras, México, según datos de la Secretaría de Hacienda, debe más de 95.7 mil millones de dólares, con un incremento del 3.6 por ciento en el primer semestre del año. Este débito motiva que el Banco Mundial y el Fondo monetario Internacional, aunado al TLC, a México se le impongan decisiones sobre la forma de gobernar nuestro país, lo que en buen romance quiere decir que nuestra Independencia nacional está mediatizada.
Esto, por tanto, no está en línea con las celebraciones patrias. En esto debe haber congruencia por suma necesidad y lo primero que deben hacer nuestras autoridades, además de festejar merecida y dignamente el Bicentenario del inicio del Movimiento de Insurgencia -la Independencia la alcanzamos hasta el 27 de septiembre de 1821-, es proceder, sin mayores dilaciones, a la recuperación de nuestra desmantelada planta productiva nacional, tanto en la ciudad como en el campo. De no hacerlo, nuestra Independencia continuará mediatizada.
Condenados a la pobreza
Maquiladoras y demás factorías propiedad de empresarios extranjeros están en México porque aquí la administración calderonista les dispensa algo más de 500 mil millones de pesos anuales en impuestos. Porque se les permite pagar salarios de hambre. Porque se les ha prometido que habrá una “reforma laboral” en la que sean pulverizados los derechos de los trabajadores, conquistados con tanto esfuerzo desde fines del siglo XIX, durante el porfirismo, al cual se pretende regresar en materia de relaciones obrero-patronales, con “sindicatos” carentes del derecho de huelga, sin prestaciones y con jornadas de más de ocho horas de trabajo.
Así las cosas, es difícil afirmar que a 200 años del “Grito de Dolores”, el mexicano tenga bienestar e independencia. En su propia patria es explotado y de todo esto se desprende que tal parece que todo está hecho para hacer del mexicano “carne de cañón” del sistema de servidumbre que implanta el neoliberalismo.
En lo que corresponde a la deuda externa, ahora que crecemos de planta productiva propia, debemos pagar altos intereses “por el servicio de la deuda”; es decir, los intereses del débito. Los datos de la Secretaría de Hacienda, al respecto refieren que en el primer semestre de este 2010 en que conmemoramos “los 200 años de nuestra Independencia”, se aplicó un monto de dos mil 519.7 millones de dólares. ¿A esta esclavitud se le puede llamar Independencia?
Ante una situación tal, ¿acaso no debemos ponernos en pie de lucha para que, mediante el trabajo en planta productiva auténticamente nacional, debidamente recuperada, hagamos realidad nuestra independencia económica y también la política?
Dependencia alimenticia
Uno de los más graves factores que inciden sobre nuestra soberanía, está el hecho del deliberado abandono en el campo mexicano. Grandes extensiones de tierra están ociosas. Todo parece indicar que se condenó al campesino a la ociosidad para que compremos víveres al extranjero y por eso aquí hemos dejado de producirlos.
Además de caer en la dependencia alimenticia, a estas alturas deben haberse gastado ya, más de 60 mil millones de dólares en la adquisición de alimentos agropecuarios a las grandes corporaciones internacionales que medran con nuestras necesidades.
Además de generar pobreza y mediatizar nuestra Independencia y soberanía nacional, la falta de una planta productiva propia, específicamente en el campo mexicano, es generadora del dramático éxodo de los más de 12 mil indocumentados que diariamente llegan hasta la zona fronteriza con los EU, en busca de una oportunidad de trabajo que nuestros campesinos no tienen en sus propios lugares de origen.
Inversión para votar, no para producir
La Central Independiente de Organizaciones Indígenas y Campesinas (CIOAC), denuncia que la inversión que el gobierno federal destina al campo mexicano, misma que asciende en te año a 269 mil millones de pesos, tienen una deficiente aplicación burocrática, porque la mayor parte -un 80 por ciento, aproximadamente-, se destina a lo que se le llama eufemísticamente, al “gasto social”.
Se dice, por otra parte, que “gasto social” son recursos cuya finalidad consiste en promover el voto “a favor del partido-gobierno”, en relación con las elecciones locales en diversas entidades federativas pero sobre todo, con miras a los comicios presidenciales del 2012 y se puntualiza que esta forma de proceder conduce a disminuir los recursos económicos que debieran tener como fin primordial y único, elevar la productividad en el campo mexicano para abatir importaciones de víveres.
La productividad en el campo debe ser lo primordial porque se necesita dar ocupación a los campesinos mexicanos que viajan en calidad de “indocumentados” a los EU en busca de trabajo y que en lo futuro ya no lo podrán alcanzar, ante las severas medidas de vigilancia a lo largo de la línea fronteriza con nuestro país.
La productividad, en todos sentidos, es la tabla de salvación. Las autoridades federales deben saber esta verdad, para fomentar la siembra de todos los productos que necesitamos, en vez de continuar con la una ruinosa importación en mercados extranjeros, porque esto contribuye al endeudamiento cada vez mayor en el capítulo del débito externo.
Productividad, camino del éxito
En Sudamérica, afirma Octavio Jurado, de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario, están en etapa de superación de problemas a nivel agropecuario, porque gobiernos como Brasil dedican hasta el 38 por ciento de sus recursos para el desarrollo en el campo y los resultados son satisfactorios, con una clase campesina cada vez dotada de mejores ingresos y la producción de alimentos y productos que son materia prima para la industria de la nación carioca.
En contraste con lo anterior está México, que únicamente destina el 17 por ciento, y, tal como está dicho, el mayor porcentaje del presupuesto se aplica al “gasto social”, mediante el cual se promueve el voto ciudadano, lo que constituye una anomalía, indudablemente.
La política económica neoliberal, aplicada al campo mexicano, ha generado miseria en el agro nacional éxodo de muchos jefes de familia que buscan trabajo en los Estados Unidos, además de la consiguiente mediatización de la soberanía nacional y de la Independencia de México.
Producir en planta p5oductiva nacional es inaplazable en territorio mexicano, porque esto, además de reducir la miseria en sectores diversos de la población mexicana, sería la mejor forma de celebrar el bicentenario del inicio de la Insurgencia, porque sin soberanía económica, no hay soberanía nacional, ni Independencia nacional, propiamente dicho.
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
More articles by this author
|