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América Latina encontrará identidad
y
rumbo con la CELAC,
sin EU ni Canadá
“Atrás de la raya que estoy trabajando” es un viejo y sabio precepto que se usa en México, para indicar que es necesario que no haya intromisiones, ni interrupciones, mientras se realiza una labor sobre todo las que tienen trascendencia en la vida de los pueblos. La sentencia popular se recuerda con motivo de la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), acaba de ver la luz primera el pasado 3 de diciembre. Esto, con la aprobación de los mandatarios de naciones latinoamericanas reunidos en Caracas, capital de Venezuela, con Hugo Chávez como anfitrión.
Es una decisión que se ha esperado desde hace muchos años, porque la Organización de Estados Americanos (OEA), es una agrupación obsoleta de mandatarios de América Hispana y del Caribe, que no representa, que no ha representado realmente, a quienes del Río Bravo hasta la Patagonia y del Golfo de México hasta las Islas Vírgenes en El Caribe, estamos hermanados por la lengua y la cultura, además de que en tierra firme y en no pocas naciones caribeñas, ”nos expresamos en español y rezamos a Jesucristo”, como dice el poeta Rubén Darío.
Desde luego, el paso a seguir, después de formada la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, es la liquidación de la Organización de Estados Americanos.
OEA, un río revuelto
El paso de la historia nos muestra que la Organización de Estados Americanos (OEA), formada al calor de la postguerra después de la Segunda Guerra Mundial, es una institución que se presta a la confusión, por el hecho de albergar en su seno tanto a los Estados Unidos como a Canadá, países imperialistas cuyo crecimiento económico se debe en gran parte a las ventajas que obtienen de las naciones hispanoamericanas y caribeñas. Esto no debe ser así y de allí la necesidad de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños para que sea el abanderado de naciones de habla española y portuguesa en el caso de Brasil.
Cuando la crisis entre Estados Unidos y Cuba, hace medio siglo, aproximadamente, se sintió el peso de la presencia del imperialismo norteamericano como socio de la OEA. México, por fortuna, país congruente con su condición de nación hermana con la Perla de las Antillas, fue la excepción y no se sometió al bloqueo, dictado en la reunión de Punta del Este, Uruguay.
Sin afanes imperialistas
Por elemental lógica, no es conveniente que dentro de un mismo organismo convivan representantes de naciones como los Estados Unidos y Canadá, de corte eminentemente imperialista. Si sus fines son opuestos a los ideales de no Intervención y autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de los conflictos entre las naciones, de acuerdo a lo que prescribe nuestra Doctrina Estrada cuyos principios forman parte de nuestra Constitución General y si en contraste, los EU y Canadá tienen entre su métodos de desarrollo económico y social el aprovecharse de las riquezas de otras naciones para enriquecer en un mundo cada día más explotado, nada tenemos qué hacer dentro de un mismo organismo como la OEA.
Otras diferencias con nosotros radican en que ellos -estadunidenses y canadienses-, tienen una visión una visión muy distinta del futuro del mundo. Su formación religiosa es básicamente calvinista y por tanto, en base a las diversas interpretaciones a la luz de la óptica de Juan Calvino, su misión en esta tierra es apoderarse de todas las riquezas y ser ellos los que gobiernen y quienes no somos de origen anglosajón, “sólo nacimos -dicen- “para callar y obedecer”
La CELAC, formalmente estructurada
De acuerdo a la información relacionada con la fundación de la CELAC, en Caracas, Venezuela, con el presidente Hugo Chávez como anfitrión, este organismo nace a la vida en la América Latina y el Caribe, con el visto bueno de 33 países, cuyos representantes participaron en un foro regional “que constituye un paso más en el intento de integración y que implica el adiós del grupo de Río, absorbido por el nuevo bloque.
De acuerdo a lo proyectado en dichas reuniones, “el plan de acción contiene el compromiso de las naciones que forman la troika -Chile, Cuba y Venezuela-, para prender los motores del grupo, cuya segunda cumbre se efectuará en Chile, el año próximo”.
De una manera significativa, se puntualizó que la CELAC nace en la coyuntura histórica de los 200 años de Independencia de los países iberoamericanos y bajo principios como el respeto al derecho internacional, la solución pacífica de controversias y la prohibición del uso de fuerza.
Hugo Chávez.
Una mejor cooperación
Es de entenderse que la Comunidad de Estrados Latinoamericanos y del Caribe tendrá una mejor posición de las naciones iberoamericanas y del Caribe, para negociar tratados recíprocos con los Estados Unidos y Canadá. Geográficamente, México está en América del Norte, más, debido a su origen, su cultura, su historia y sus lazos sanguíneos, pertenece a la América hispana. Por tanto nuestro país es uno de los socios de la naciente agrupación.
México ha tenido una dolorosa experiencia con los Estados Unidos, y una de las más terrible fue la pérdida de más de la mitad de su territorio, durante la invasión 1846-1848. Más tarde, en 1853, sufrimos otra amarga experiencia, con la venta obligada del territorio de La Mesilla.
Guardar buenas relaciones de los Estados Unidos, con la salvaguarda de derechos, de nuestro patrimonio nacional, cultura, historia, etc.,. puede hacerse de mejor forma con la existencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, de acuerdo al sentir general entre el pueblo de México. En síntesis, hay buenos augurios con la naciente organización, misma que se esperaba desde hace muchos años.
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