XLI Certámen Nacional de Periodismo
Periodismo: La última trinchera
MOURIS SALLOUM GEORGE Director General del Club de Periodistas de México A.C. y Coordinador del Certámen Nacional de Periodismo
Matan violentamente a los que denuncian las muertes violentas, secuestran a los que denuncian secuestros, torturan a los que denuncian la tortura, deshumanizan y criminalizan a los defensores de Derechos Humanos… es la consecuencia lógica de la Ley de la selva implantada en México desde 2006.
La última lucha fratricida en serio en nuestro país, fue la Guerra cristera, que ensangrentó el territorio patrio durante tres años de la década de los veinte del siglo pasado. Sin embargo, según los conteos estadísticos de la época, su saldo fue de unas 15 mil víctimas mortales. En lo que va del actual sexenio, ya se habla de cerca de 67 mil ejecuciones, así codificadas para separarlas de los homicidios del orden común, que superan con creces esa cifra.
Por supuesto, ese fenómeno es el reflejo más sórdido de una sociedad enferma. ¿Quién enfermó a la sociedad mexicana? El Estado neoliberal decadente, que la despojó no sólo del respeto y el gusto por vida, sino de los satisfactores básicos para disfrutarla con vitalidad. No son lo mismo el individuo y la familia, que el Estado obligado por el contrato social -la Constitución- a desarrollar y preservar el bienestar de la comunidad nacional.
Contra la barbarie, ya no basta el poder mágico de la palabra del que hablaban los antiguos filósofos y en el que se sustentaba la comunicación entre gobernantes y gobernados. Los demagogos que detentan el poder político y la administración pública en México han mellado ese instrumento retórico hasta vaciarlo de sentido.
Sin embargo, viejos y nuevos textos emanados de las cabezas pensantes más lúcidas, han dado continuidad al través de los siglos a la civilización y la cultura. Ha sido así, porque los filósofos-gobernantes y los gobernantes-filósofos, como lo propusiera don José Ortega y Gasset, han sabido y saben que la palabra es un sacramento de cuidadosa administración.
La palabra es nuestro instrumento y nuestro credo: Hombres de paz, periodistas de vocación y compromiso social, contra la intransigencia de las bayonetas, la pólvora y el plomo, sólo podemos oponer el verbo en su acepción original: Como voluntad de liberación humana y de conciliación colectiva. Es el mensaje, ora bravo, ora prudente, que primó nuestra más reciente entrega del Premio Nacional de Periodismo en diciembre pasado. Refrendo de nuestro pacto con la sociedad, sea éste el saludo de 2012: Ni rendición ni concupiscencia. Hay espacio para la esperanza, a condición de que todos entiendan que la última oportunidad no se repite.
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