EXÁMEN MEXICO ÁLVARO ARAGÓN AYALA
HERENCIA MALDITA DEL PANISMO
Plaga de espías estadunidenses
vigila a Peña Nieto, Sedena y Marina
DEMENCIAL. VAN POR TODO: ¡Planean el dominio sobre Palacio Nacional y Los Pinos, moviéndose en sus pasillos y oficinas!, las empresas petroleras, los poderosos banqueros internacionales… El gobierno de Estados Unidos, apoyado por su plaga de agencias de espionaje, proyectaron someter a su capricho al futuro presidente de México, Enrique Peña Nieto, quien, bajo el resultado de un primer diagnóstico en materia de seguridad nacional, reaccionó aprisa y anunció el rescate de las Unidades de Inteligencia desarticuladas por el gobierno calderonista.
David H. Petraeus y Felipe Calderón
INSULTANTE: Los espías extranjeros y los vendepatrias, como si se tratara de una peste sin cura, rondan por todos lados. Su cobertura se amplió: De la “vigilancia” del narco, ahora fichan a virtuales inversionistas del ramo de los hidrocarburos, empresarios de gran calado, actores políticos, periodistas y militares ¡Nadie escapa a la “oreja gringa”!
Antecedentes execrables: El libro Nuestro Hombre en México. Winston Scott y la historia oculta de la CIA en México, del periodista Jefferson Morley, revela los lazos que unieron a tres presidentes mexicanos con Winston Scott, de la Agencia Central de Inteligencia. Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, según la investigación, estuvieron en la nómina de la CIA. Ominoso.
Jefferson Morley señaló que Litempo fue el código usado por Scott para sus fuentes en México; así, Díaz Ordaz era Litempo 2, Echeverría era Litempo 8 y Fernando Gutiérrez Barrios era Litempo 4. “Hubo por lo menos 15, pero esos eran los más importantes”, dijo.
“En la actualidad no creo que existan en México personajes como Winston. Aquella era una época especial, había Guerra Fría y una situación política diferente. ¿Es Felipe Calderón amigo de los jefes de la CIA en México? Lo dudo, aunque es posible. Ahora, estoy seguro de que la relación entre los dos gobiernos, entre la CIA y los servicios de inteligencia de México siguen fuertes, sobre todo por la importancia de enfrentar al crimen organizado”, reveló meses atrás Jefferson Morley.
Obra reveladora.
¿¡No!? Exacto. No hay necesidad de más Winston Scott encubiertos, anónimos. Hoy el espionaje se realiza de modo y forma descarada, con oficinas “comando”, con tecnología digital, en la ciudad de México y en otras zonas del país.
Claro. De traiciones esta sembrada la viña de la República: Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, ¿a que intereses sirvieron? ¿A los de la patria? Jajaja. No, no ¿Cuántos presidentes de la pos-revolución jugaron el papel de títeres de los Barones del dinero estadounidenses?
La síntesis de los últimos cuatro gobiernos “atomizan”, por el rango escalonado de las traiciones posmodernistas, a Antonio López de Santa Anna: Al presidente que le quedan apenas unos días de poder -se va el 1 de diciembre-, Felipe Calderón ¡entregó Palacio Nacional y Los Pinos a la Agencia Central de Inteligencia y a otros aparatos de espionaje¡
Nada es secreto: El Fondo Monetario Internacional y otros organismos financieros de corte mundial, sus socios y aliados en el gobierno de México, reventaron la soberanía nacional, tomando el dominio del sector bancario, de las comunicaciones y transportes; el de la minería y el de las telecomunicaciones. Y la Casa Blanca y El Pentágono bajo el argumento de la salvaguarda de la seguridad convirtieron la República en un país de espías y espiados.
Con John Panetta se expandió la infiltración
La realidad: Cuando el genocida Felipe Calderón Hinojosa desató por instrucciones de la Casa Blanca su sangrienta guerra contra el narcotráfico, detrás de sus acciones y su discurso de la defensa de la seguridad de la nación, ocultó un propósito antipatriótico: Crear las condiciones para que el Tío Sam abriera en el país centros de espionaje con sofisticadas redes de rastreo y acopio de información político-militar-empresarial.
Y no hay duda: El flagelo masificado -agencias de inteligencia estadounidenses- que realiza prácticas de espionaje violando la soberanía nacional -mar, aire, tierra-, será un riesgo latente, para el ejercicio, “sin presiones” ni fisgones, del gobierno de Peña Nieto.
Y lo peor: El Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen), fue desmantelado por el calderonismo. El futuro gobierno del PRI carece de una nivelada estructura de contraespionaje y de equipos sofisticados-digitalizados que impidan que el futuro presidente sea blanco del espionaje Yanqui.
Es tema de escándalo: Con el gobierno de Calderón, Estados Unidos logró lo que siempre persiguió: Mermar los andamiajes de inteligencia y contrainteligencia mexicana, y establecer en México sus propios centros de espionaje.
En retrospectiva: La provocada guerra contra el narcotráfico fue el coartada para abrir la puerta a todas las agencias de inteligencia estadunidenses, dominantemente militares, para que operen sin apremio de encubrir u ocultar a sus espías como diplomáticos.
Exacto. Hay resistencias: Felipe Calderón Hinojosa sometió a un proceso de desgaste y humillación estructuras claves de la Secretaría de la Defensa Nacional. Y es precisamente un segmento de las unidades de elite de inteligencia militar, el que se mueve en terreno fangoso, de alto riesgo, intentando contrarrestar las actividades de los servicios de espionaje extranjeros.
Pese a las dobleces y entreguismo de Calderón, las unidades de contrainteligencia cazan espías, y ubican a los integrantes de organismos de inteligencia extranjera o actores de grupos subversivos o a bandas del narcotráfico.
Evidencias sin “dudas razonables”
El 18 de enero, el presidente Calderón Hinojosa se reunió a puerta cerrada, en la residencia oficial de Los Pinos con el entonces director de la Agencia Central de Inteligencia, David H. Petraeus.
El ahora ex director de la CIA, es el mismo David H. Petraeus, que comandó la División 101 de asalto aéreo durante la Operación Iraqi Freedom contra el pueblo de Irak, siendo luego el primer jefe del Comando Multinacional de Seguridad y Transición en Irak.
Petraeus estuvo acompañado por el embajador de los Estados Unidos en México, Anthony Wayne. Al presidente Calderón lo flanquearon el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré Romero, y el firector feneral del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Jaime Domingo López Buitrón.
De lo que trascendió del encuentro se pudo recoger el beneplácito de la CIA por “la manera en que se han organizado (México) para llevar a cabo esta lucha, en la constitución de sus instituciones. Por ello creo que el legado del presidente (Felipe Calderón) será la institución que ha construido durante su mandato”.
Complejo de operaciones de la CIA.
Y la recopilación informativa del gozo por la estrategia “civil-militar” de Calderón para enfrentar al narcotráfico, que a juicio de Petreaus es “obviamente lo que se requiere” para “recuperar las áreas donde se ha perdido el control” por parte de las autoridades locales. “Claramente ésta seguirá siendo una lucha muy dura”, remató Petreaus.
¿Nada más? No. A casi diez meses de esa reunión se sabe que el presidente de México ofreció detalles del apoyo que le brinda a la CIA y a otras agencias para el desarrollo de sus actividades en el país, e incluso aportó datos para la vigilancia de “generales incómodos” y de la Sección II de la Sedena, la Policía Judicial Federal Militar y la Procuraduría de Justicia Militar.
Calderón Hinojosa informó a David H. Petraeus sobre la incomodidad de altos mandos militares no afines con su política genocida, desclasificando claves de la estructura del Cisen y de inteligencia militar.
Una fuente de primera mano del CISEN dijo que el presidente de la República se quejó ante el que fuera director de la CIA por el ruido que le armaban en la Sedena cuatro generales críticos a su gobierno.
La sorpresa que lastimó a Calderón, fue la renuncia que David Petraeus presentó a la dirección de la CIA el viernes 9 de noviembre, luego de reconocer amoríos extramaritales con su biógrafa Paula Braodwell, relación encubierta por el FBI y la Casa Blanca que desató el escándalo en la Comisión de Inteligencia del Senado estadounidense. .
Sin embargo, la política de seguridad y el mantenimiento en México de los aparatos de espionaje obedecen a la estrategia “binacional” de la Casa Blanca y el Pentágono. Las agencias de inteligencia “gringa” no registran alteración en su modus operandi. Será entonces Peña Nieto y la nueva estructura de seguridad nacional quienes traten con el futuro director de la CIA.
Bien. Así, con el espionaje de la CIA encima, el presidente electo, Peña Nieto adelantó que habrá de rediseñar y fortalecer las unidades de inteligencia nacional a fin de garantizar la seguridad de los mexicanos y combatir a los grupos criminales que operan en el país.
En un bloque de siete acciones iniciales, Peña destacó la creación de un Centro de Control y Comando Nacional, “capaz de coordinar en tiempo real a instituciones de seguridad y de auxilio a la población en caso de emergencias”, detalló el propio Peña Nieto.
Además, anunció la creación de una Unidad de Fusión de Inteligencia que permita sistematizar y analizar la información de las distintas dependencias, así como de un Atlas Nacional de la Delincuencia para la Prevención y Persecución del Delito.
El nuevo diseño institucional
El futuro jefe del Ejecutivo Federal dijo que “para mejorar la seguridad de los mexicanos, es indispensable fortalecer las capacidades institucionales del Estado en materia de inteligencia”.
El próximo presidente de la República explicó que es urgente mejorar la cooperación en materia de seguridad a nivel internacional, regional y, particularmente, bilateral con Estados Unidos.
El escándalo de Tres Marias.
Adelantó que una de las tareas de su gobierno en materia de inteligencia será fortalecer la seguridad en las aduanas para cerrar el paso de armas y estupefacientes.
El equipo de transición de Peña Nieto avanza en la construcción de la nueva estrategia nacional de seguridad, la cual, afirmaron, tiene por objetivo “dar golpes oportunos y tempranos”.
La meta es crear un “diseño nuevo institucional” que contempla modificar la operación de policías, la coordinación, la inteligencia, el control de prisiones, la cooperación internacional, crear políticas preventivas e involucrar por completo a la sociedad en este tema.
El tema de la CIA y la operación de otras agencias de espionaje es prioritario en la agenda de Peña Nieto, pero es tratado bajo reserva para no desencadenar prematuros conflictos diplomáticos.
La herencia maldita del panismo
Calderón hereda entonces una nación no únicamente marcada por mas de 95 mil muertos de su guerra, no sólo un país en la esquizofrenia económica, con el lado negro de la macroeconomía: 12 millones de nuevos pobres, la “fuga” de ingresos de miles y miles de millones de dólares extras captados con el barril de petróleo a 100 dólares, y 110 mil barriles de crudo diarios que desparecen de Pemex que se calculan como “mermas”.
Transfiere también a los mexicanos una plaga de agencias de espionaje extranjeras. El reporte no es novedoso, pero si inquietantes, atentatorio a la soberanía nacional: El establecimiento de la Oficina Binacional de Inteligencia (OBI) fue autorizado por Calderón, luego de las negociaciones con Washington que inició su predecesor, Vicente Fox Quesada. En los encuentros participó el primer director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), de Felipe Calderón, Guillermo Valdés Castellanos, sin tomar en cuenta la oposición de la Sedena y la Secretaría de Marina.
A través de la OBI, Calderón permitió la entrada a los agentes de espionaje para que investiguen a las organizaciones del crimen organizado y del narcotráfico, además de que pueden vigilar a políticos, empresarios, periodistas, y a las mismas dependencias gubernamentales, incluida la Secretaría de la Defensa Nacional, la Marina, así como las representaciones diplomáticas acreditadas en México.
¿Cuántas agencias de espionaje trabajan en México? Es toda una epidemia: Inteligencia Militar (DIA), la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO) y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA). El Departamento de Justicia, también con tres agencias: el FBI, la agencia federal antinarcóticos (DEA) y el Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF).
La NSA, unidad clave de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos, opera junto con la United Kingdom-United States Security Agreement (UKUSA), el rastreo de empresarios de todos los rubros en México.
La UKUSA es una alianza de agencias de inteligencia de naciones de habla inglesa -Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda-, cuyo propósito es servir al sistema de monitorización de ECHELON, que engrana la vigilancia global de las telecomunicaciones en pro de la "seguridad nacional" de los Estados Unidos.
En la práctica, pues, con Felipe Calderón todos los servicios de seguridad e inteligencia mexicanos fueron desmantelados y subordinados a los de EU. Nadie esta a salvo, entonces. El objetivo principal es vigilar y someter al presidente electo Enrique Peña Nieto y colocarlo en el mismo nivel que Felipe Calderón y de otros ex mandatarios de la nación, cuyo legado es la traición a la patria.
Los mafiosos del dinero ¡no tienen llenadero! El anuncio de la privatización del sector energético los sumió en la esquizofrenia. Se justifica una pregunta que inquieta a los mexicanos: ¿Como sacará Peña Nieto a la CIA de Palacio Nacional y Los Pinos?
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