Este fue un holocausto llevado a cabo por la Unión Soviética de Stalin, que no aparece más que como una vaga mención en los libros de historia, y menos en las películas o documentales, de hecho la gran mayoría de las personas no tiene idea de lo que sucedió realmente.
También hay que destacar que nadie en ningún momento fue juzgado por crímenes en contra de la humanidad. Por estos motivos muchos ucranianos fueron soldados nazis y simpatizantes del nacionalsocialismo.
Holodomor, también llamado Genocidio Ucraniano u Holocausto Ucraniano, es el nombre atribuido a la hambruna que asoló el territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania, de 1932-1933, donde perecieron entre 7 y 10 millones de personas (diecisiete personas por minuto) por lo que se la considera la mayor catástrofe mundial del siglo XX provocada por el hombre, con una hambruna planificada por el régimen comunista de la URSS comandado por Joseph Stalin. El término Holodomor es aplicado específicamente a los sucesos ocurridos en Ucrania. Hacia marzo de 2008, el parlamento de Ucrania y diecinueve gobiernos de otros países han reconocido las acciones del gobierno soviético como un acto de genocidio. El 23 de octubre de 2008, el Parlamento Europeo adoptó una resolución en la que se reconocía el Holodomor como un crimen contra la humanidad.
Etimología
La palabra Holodomor proviene de la lengua ucraniana, y significa matar por hambre. El término fue utilizado por primera vez por el escritor Oleksa Musienko en un reportaje presentado a la Unión de Escritores Ucranianos de Kiev en 1988. En el cuarto sábado del mes de Noviembre, en Ucrania y en las comunidades ucranianas de todo el mundo, se conmemora el acontecimiento y se rinde homenaje a las víctimas del Holodomor. Cuando la Revolución Bolchevique de Lenin triunfó en Rusia, en 1917, Ucrania no se integró ni alegre ni automáticamente al nuevo orden ruso.
Ya en 1921/1923 el nuevo régimen experimentó con el arma del hambre cuando aprovechó una gran sequía para aplastar la resistencia ucraniana. Ocho años después de la muerte de Lenin ocurrida en 1924, Stalin decidió quebrar definitivamente esa resistencia que había comenzado a generar un renacimiento del nacionalismo ucraniano y fomentaba las aspiraciones a lograr un Estado independiente.
Stalin, un “especialista” en cuestiones de nacionalidades siempre opinó que la “cuestión ucraniana” era, en esencia, un asunto campesino y que el campesinado constituía la principal fuerza del movimiento nacional ucraniano. Por otra parte, el gobierno soviético se encontró con serias dificultades provenientes del sector agrario no solo en Ucrania sino prácticamente en toda Rusia. En 1928 la agricultura soviética tuvo un déficit de unas dos millones de toneladas de grano. El gobierno adujo que el grano estaba siendo acaparado y ordenó la requisa de 2.5 millones de toneladas.
El resultado fue que la requisa desanimó a los productores y se produjo incluso menos grano que antes. La respuesta del gobierno vino al año siguiente, en noviembre de 1929, cuando el Comité Central del Partido Comunista decidió la colectivización forzosa de la producción agraria. Obviamente la medida produjo grandes resistencias en todas partes y, no en menor medida, en la zona de Ucrania. Los campesinos, obligados a incorporarse a las granjas colectivas y a entregar su producción al Estado –a precios establecidos por el gobierno y según cuotas de producción también dictadas por las autoridades–, intentaron resistirse guardando para sí al menos lo indispensable para su subsistencia.
Génesis
Así las cosas, el 7 de Agosto de 1932 el gobierno soviético con la firma de Stalin promulgó una ley que autorizaba a ejecutar lisa y llanamente a quienes se “apropiaran indebidamente” de lo que ahora ya era “propiedad estatal” o bien, y en el mejor de los casos, a condenar a 10 años de prisión (mínimo) a los infractores si se daban “causas atenuantes”.
La ley tuvo como consecuencia una ola de arrestos y ejecuciones masivas. Se condenaron incluso a niños sorprendidos en el momento de tomar un puñado de granos de las tierras que solo hacía poco habían pertenecido a sus padres. Además, la imposición de las llamadas “multas en especie” sobre campesinos individuales y aldeas enteras que no habían cumplido con las exageradas cuotas de producción impuestas por el Estado le permitió al gobierno soviético confiscar –además del grano–, todo otro alimento existente. Y por si esto fuera poco, en el mismo mes de agosto de 1932 se prohibió el comercio minorista con lo que los campesinos quedaron imposibilitados hasta para comprar pan.
Los resultados
Durante el otoño de 1932 se confeccionaron listas adicionales que prohibieron la venta de productos tales como querosén, fósforos y otros productos de primera necesidad en concepto de castigo a granjas colectivas y a individuos que se hallaban atrasados en la entrega de las cuotas de producción exigidas.
Y después de haber confiscado todo el alimento existente, incluyendo el ganado, las regiones “incumplidoras” fueron prácticamente selladas por las tropas del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos, o NKVD.
En enero de 1933 las fronteras de la Ucrania soviética y la región del Kuban fueron cerradas por el NKVD y por destacamentos armados para evitar que los pobladores de la región afectada por la hambruna se desplazaran a otras zonas de la Unión Soviética en busca de comida. Durante las seis semanas posteriores a la resolución que prohibía a los ucranianos cruzar sus fronteras, cerca de 220.000 personas fueron arrestadas por tratar de violar la prohibición. Unas 186,000 de ellas fueron obligadas a regresar a sus lugares de origen y enfrentar la hambruna. Más aún: se prohibió la venta de pasajes ferroviarios o fluviales a los campesinos y, por si esto fuera poco, se prohibió que se trasladaran a las ciudades ya que en ellas eventualmente hubieran podido hallar quizás, algo para comer.
El resultado final de todo ello fue el Holodomor. Millones de personas muertas. De hambre…
Por de pronto, hay que descartar la mala cosecha o la sequía como quisieran insinuar algunos que tratan de barrer el Holodomor bajo la alfombra. La cosecha de 1932 fue suficiente. Tan suficiente que el gobierno soviético exportó 1.6 millones de toneladas de grano en 1932 y 2.1 millones de toneladas en 1933. Eso sin considerar que las destilerías soviéticas estaban produciendo a pleno vapor; procesando toneladas adicionales del valioso grano para convertirlo en alcohol también destinado a la exportación.
Los ucranianos se quedaron sin comida, pero el mundo no se quedó sin vodka.
Los asesinos
También es verdad que, luego de la muerte de millones de ucranianos, buena parte de las vastas zonas asoladas del país fueron repobladas con rusos. Un desplazamiento demográfico artificial cuyas consecuencias conflictivas se sienten hasta el día de hoy. Y también es verdad que gran parte de los funcionarios comunistas que dirigieron y ejecutaron la masacre fueron designados y enviados por Moscú a Ucrania. Empezando por Lazar Kaganovich — uno de los principales ejecutores y asociados de Stalin — y siguiendo por figuras realmente siniestras como Pavel Postyshev ("el verdugo de Ucrania", Stanislav Redens, Vsevolod Balytsky, Viacheslav Molotov, Stanislav Kosior o Mendel Khataievich, difícilmente alguno de ellos pueda ser correctamente descrito como ucraniano. H.R.K.
El hambre atroz
Los ucranianos pasaron a comer hojas, perros, gatos, ratas, pájaros y ranas. Cuando esto no era suficiente, incluso pasaron al canibalismo. Se ha escrito que “el canibalismo era tan común, que el gobierno imprimió carteles que decían: comer a tus propios hijos es un acto de barbarie.
Una sobreviviente Olena Goncharuk, sintió el terror: “Nos daba miedo atravesar el pueblo, porque los campesinos estaban hambrientos y perseguían a los niños. Me acuerdo de mi vecino, que tenía una hija que desapareció. Fuimos a su casa: tenía la cabeza separada del tronco, y el cuerpo de la niña estaba cocinándose en el horno.”
Cuando el hambre comprime el estómago y hasta las ratas habían huido o sido devoradas, los ucranianos se vieron en la difícil tesitura de comerse a sus muertos para sobrevivir.
Los cadáveres, que antaño yacían en las calles, fueron entonces cocinados como alimento para las familias... pero la hambruna no parecía tener fin y el gobierno central no cedía un ápice, así que no tardó en manifestarse el lado más oscuro del ser humano: las cacerías de hombres.
Las víctimas eran normalmente niños, por tratarse del eslabón más débil en la cadena del hambre. Si algún infante se separaba demasiado de su familia o se internaba en los bosques, lo normal era que su familia no volviera a verle, pues el chiquillo acababa sus días en la olla de algún forajido.
Cuando los familiares extranjeros de los ucranianos, en Occidente, respondieron enviando cargamentos de comida, los oficiales soviéticos reaccionaron requisando esa ayuda. Los gobiernos occidentales ignoraron durante mucho tiempo los informes sobre las hambrunas que periódicamente se escapaban al Estado de terror soviético.
Franklin Delano Roosevelt reconoció formalmente al gobierno de Stalin en 1933, y la Unión Soviética fue reconocida en la Sociedad de Naciones en 1934. H.R.K.
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