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Edición 335
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Escrito por Mario Méndez Acosta
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Viernes, 24 de Julio de 2015 18:54 |
Un aspecto que no ha sido examinado dentro de la actual crisis financiera que vive Grecia. es su pertenencia a esa gran alianza militar que ha forjado EU en Europa y Norteamérica, y que no es más que un remanente oneroso e inútil de la Guerra Fría.
A quince años de la caída del muro de Berlín no hay ningún indicio de que la Organización del Tratado del Atlántico Norte esté considerando la posibilidad de desbandarse, como sí lo hizo el Pacto de Varsovia que apoyaba a la URSS.
Ahora, la OTAN se utiliza más como una forma de hostilizar políticamente a la Federación Rusa que para hacer frente a amenaza alguna real en contra de los países que la integran.
Grecia ha sido objeto de una serie de abusivas presiones económicas de parte de los países de la Comunidad Europea ---casi todos miembros de la OTAN— con el fin de liquidar una deuda que le ha permitido mantenerse en la zona del Euro y mantener esta divisa como moneda en lugar del tradicional Dracma helénico, los griegos han tenido que recortar una y otra vez el gasto público en cultura, salud, pensiones para los retirados y en general servicios indispensables para una población que paga impuestos al igual que la de cualquier otro país.
 Curiosamente, el único ramo que no ha sido objeto de exigencias para su reducción es el de la defensa, Sólo en estos días, y con el disgusto de EU, el gobierno griego de izquierda que encabezan Prokopis Pavlopoulos y su primer ministro Alexis Tsipras ha considerado afectar marginalmente los gastos militares para cumplir las exigencias de la canciller Angela Merker de la República Federal Alemana, principal administradora del cobro de la usura bancaria que afecta a Europa.
Grecia destina anualmente unos 5,318 millones de dólares en gastos militares, más del 2.2% de su producto interno bruto. Recibe desde luego subsidios considerables en equipo militar ultramoderno de parte de Estados Unidos que le permiten mantener una tecnología de punta en aspectos militares. El costo de este respaldo es difícil de estimar.
El país heleno tiene un enemigo histórico muy peligroso que desde luego no es la Rusia de Vladimir Putin, sino ese enemigo común tanto de Grecia como de Rusia: la república de Turquía, que cada vez más se inclina políticamente hacia el respaldo a un conservadurismo casi fundamentalista islámico y que también pertenece a la OTAN.
Aún así, Grecia está en posición de reducir a un mínimo simbólico sus gastos militares y contribuir así al alivio de los severos recortes sociales y culturales que amenazan la existencia misma de Grecia como una nación civilizada y digan de respeto por su tradición y defensa de la cultura occidental.
La única salida geopolítica viable a largo plazo que tiene Grecia es acercarse política, militar y económicamente a la Federación Rusa, que estaría en posibilidad de aliviar las severas consecuencias sociales del nuevo plan de rescate que propone Alemania.
Salirse no tanto de la Unión Europea y de la zona del Euro, sino de la OTAN, lo que sería la mejor opción a largo plazo para la nación helénica.
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