“Una tecnología lo suficientemente avanzada, parecería magia a todos aquellos no familiarizados con ella…” ST
LOS AUTORES DE CIENCIA FICCIÓN (CF) siempre han tratado de “predecir” el mañana y sus logros, hacerlo requiere conocimiento de los requisitos tecnológicos de la historia por contar, para satisfacerlos con extrapolaciones más o menos válidas de la ciencia actual.
UNO DE LOS padres del género y el más famoso en el siglo XIX fue Julio Verne (1828-1905), quien en algunos de sus libros hizo extrapolaciones muy acertadas, como en “20,000 leguas de viaje bajo el mar” y “La isla misteriosa” donde predijo un “vehículo sub-acuático impulsado por la energía del sol” es decir, un submarino nuclear, pero además previó los motores eléctricos y los elevadores; no se quedó allí, en “De la tierra a la luna” esbozó con algunos errores entendibles la nave espacial y un sobrevuelo lunar exitoso, en otros libros como “Ante la bandera” Y “Los quinientos millones de la Begún” planteó armas de destrucción masiva, en “Robur el Conquistador” delineó el helicóptero, en “Una ciudad flotante” describió grandes transatlánticos y muñecas parlantes, en “París en el siglo XX”: internet y motores de explosión.
Hay otras obras de Verne con mucho más, incluso una predicción que no veremos: en “En el siglo XXIX” describe la jornada de un periodista americano en 2889, donde habla de cosas que nuestra actual tecnología no ha alcanzado, por ejemplo: medios civiles para transporte a 1000 millas por hora. Amén de la difusión científica, la tendencia de Verne era a la aventura, y podría calificarse de blanco, ingenuo o el actual “para todo público”.
A principios del siglo XX muchos autores “pulp” continuaron con aventuras en este sentido, incluido el “space ópera” del Doc E.E. Smith aunque esto no tardaría en cambiar, con autores más oscuros de CF como G. Orwell con “1984” y Ray Bradbury con “Farenheit 451”, entre muchos otros, quienes describieron terribles distopias, que por desgracia se cumplieron en alguna medida, Aldous Huxley con su “Mundo feliz” además de mostrarnos un idílico, bucólico, sibarita y cruel mundo distópico, se adelantó décadas a la manipulación genética y clonación humana.
A la par de estos autores, se inició otra corriente de CF en novelas seriadas que tratan problemas sociales profundos, ambientados en una galaxia ya colonizada y un futuro tan lejano, que no llegaremos a conocer lo acertado o no de sus predicciones: entre ellas contamos las de “Fundación” de Isaac Ásimov, la hexalogía de “Dune” de Frank Herbert, o más reciente la serie de “La Cultura” de Iain M. Banks.
Más aterrizada está la corriente de CF Cyber Punk, cuyas visiones del futuro suelen ser distopias post-industriales, marcadas por una difusión cultural extraordinaria con uso de tecnologías en ámbitos nunca anticipados por sus creadores “la calle encuentra su propio uso para las cosas”.
La atmósfera del género utiliza técnicas de novela policíaca y en su mayoría hace eco al cine negro. Entre los primeros exponentes del ciberpunk se encuentran W. Gibson, B. Sterling, P. Cadigan, R. Rucker y J. Shirley, en México Gerardo Porcayo, un cyberpunk muy a la “nezayork”. Entre esas predicciones realizadas encontramos a los “Gamers” y “Tubbers” que son jóvenes a los que sólo les falta una conexión física al internet —sobre la cual trabajan hoy algunos científicos muy serios como el Canadiense Steve Mann, de la Universidad de Massachusetts.
Hay otros cyber géneros, centrados en la tecnología y sus efectos sociales de una manera diferente como el steampunk, iniciado por T. Powers, K. W. Jeter y J. Blaylock, una de cuyas predicciones es el regreso del dirigible, lo cual ya está ocurriendo. Y el biopunk (o ribofunk), en el cual Paul Di Filippo es prominente, de este, muy excéntrico y barroco, aún no hay ejemplos de profecías realizadas; en el “steam” mezclado de manera aleatoria con la ucronía y el género policiaco, hay un ejemplo mexicano de Fernan Krodrikz sobre la supervivencia de Maximiliano y sus efectos en el mítico Mayabraum.
Otros autores como Herbert G. Wells tomaron caminos diferentes, horrorizando y fascinando a sus audiencias tanto en la radio como en cine, con la tierra invadida por marcianos en su “Guerra de los mundos” (por medio de Orson Welles en la radio), lo que daría pie a una efervescencia de los 1950 a los 70’s de películas clase “B” en los Estados Unidos, que terminó por dar mal nombre a la CF: risibles, con oprobiosos efectos especiales y pésimas actuaciones que dejaron agonizante al género. En 1968 Stanley Kubrik nos obsequió la dureza poética de 2001, Odisea del espacio, la cual no fue bien entendida en su momento, hoy es de culto… Pero, en 1977 la película Star Wars (que NO es CF, sino fantasía en el espacio), hizo que la CF recuperara la fuerza que aún conserva, no siempre con mucho rigor científico, así que sin meternos a re-encender el sol, o re-activar al núcleo terrestre, también vemos profecías serias de CF en el cine, en 2001,odisea del espacio de Kubrik-Clarke se plantea que el giro de la estación espacial puede lograr pseudogravedad, cosa cierta pero que no ha sido implementada (mucho menos una cabal gravedad artificial), el actual aluminio transparente de uso militar fue planteado en “Star Trek IV the voyage home” en los 80’s.
En la TV la CF se encasilló por décadas en programas para niños por lo que perdió seriedad, con contadas excepciones como Star Trek (ST) de los 60’s, que aportó algunas predicciones cumplidas muy interesantes: la primera fue el cambio social tendiente a la igualdad y no discriminación —sólo en Occidente—, celulares y jeringas sin aguja también fueron pronosticados entonces. En las tres series de ST de los 90’s ya existían las tabletas que hoy todo mundo tiene y está en desarrollo serio algo parecido a su famoso “tricorder”, para diagnóstico fino no invasivo de los enfermos. Claro, la tele-transportación y los robots con cerebro positrónico Asimoviano están muy lejanos, y no hay viaje más-rápido-que-la-luz, aunque éste último al menos ya tiene una teoría desarrollada por el físico mexicano Miguel Alcubierre, quien en un principio le llamó “Warp”, como en Star Trek.
Sé que dejo mucho fuera, pero aún no hay portales interestelares, viajes en el tiempo, realidades alternas, colonias interestelares (o aquí más cerca; en el cinturón de asteroides, las lunas Jovianas, Marte, Venus, La Luna, orbitales o submarinas), súper-partes biónicas, monstruos o virus descontrolados de laboratorio, contacto o encuentro cercano de algún tipo, ni combate a invasiones extraterrestres en día festivo gringo…
Aun así, prometo que si alguna de las predicciones post apocalípticas de la CF se cumple, escribiré sobre ello aunque sea a martillo y cincel.
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