LAS TRAVESURAS de dos hermanas (que nada tuvieron que ver con el locuaz y vulgar ranchero que ocupó Los Pinos) dieron lugar en el siglo XIX al nacimiento del espiritismo, una creencia que goza de millones de adeptos en todo el mundo.
Si el 31 de marzo de 1848 puede ser considerada la fecha que dio origen al espiritismo moderno, el 21 de octubre de 1888 debiera conmemorarse como el día de su hecatombe. A fines de 1847 la familia Fox se instalaba en una casa situada en Hydesville, un pequeño pueblo del estado de New York (EE.UU.). El matrimonio Fox tenía cuatro hijos y sólo sus dos hijas más pequeñas vivían con ellos: Margaret y Kate, de ocho y seis años respectivamente.
A los pocos meses comenzaron a oírse extraños ruidos que sólo se manifestaban cuando las niñas estaban en la casa. El 31 de marzo de 1848, los curiosos golpes -que luego se denominarían “raps”- adoptaron un vocabulario propio. Fue la noche en que la temerosa señora Fox participó, junto a sus hijas, en el comienzo de lo que luego sería un gran fraude institucionalizado.
Alarmada por los ruidos, la Sra. Fox fue testigo de cómo su pequeña Kate conseguía a voluntad que los golpes se repitieran. No tuvo mejor idea que poner a prueba la “inteligencia de los ruidos”. Pidió que le respondieran la edad de sus hijas: los ruidos contestaron correcta y rápidamente. Sólo faltaba identificar al autor. Qué mejor pregunta que la elegida por la Sra. Fox: — ¿Eres un espíritu? Si es así, da dos golpes. Con dos fuertes raps contestó el “alma” en pena. A partir de ahí, comunicarse con el espíritu ya no sería problema. Con un código preestablecido, estaba garantizado un fluido diálogo. En dicha ocasión, el “espíritu” se identificó como el señor Rosma, quien habría sido asesinado y enterrado en el sótano por un anterior habitante de la casa, el señor Bell.
Como fue evidente, esto atrajo de inmediato la curiosidad del vecindario; comenzó desfile de curiosos que querían comprobar con sus propios oídos los maravillosos raps de las Fox. Katie y Maggie tenían una hermana mayor; Leah, quien estaba casada y vivía en la localidad de Rochester. Al enterarse de los acontecimientos, Leah viajó a Hydesville. Una vez que confirmó los “prodigios”, de inmediato trasladó a sus hermanas a Rochester para que mostraran sus habilidades. Por supuesto el “fantasma” fue con ellas. Muy pronto las Fox se hicieron famosas. Y las sesiones ya tenían su precio. La recaudación no bajaba de los U$S 100.00 a U$S 180.00 por noche, lo cual en esa época era buen dinero. Al poco tiempo había imitadores por miles y se inició en grande la farsa y estafa del “espiritismo”.
Confesión final
Margaret Fox, en la noche del 21 de octubre de 1888 ante una nutrida concurrencia en la Academia de Música de New York, confesó el fraude, en el incorruptible silencio que adornaba la sala, Maggie Fox desnudó su pie derecho, y con la sola ayuda de una pequeña banqueta de madera a modo de amplificador de sonidos, hizo crujir las falanges de su dedo gordo, haciendo escuchar los cautivantes raps que habían llenado los bolsillos de innumerables embaucadores y vaciado los de tantas pobres víctimas
More articles by this author
|