ESTE GRAN CIENTÍFICO revolucionó el estudio de ciencias exactas, incluso se puede decir que la Teoría de la Relatividad (enunciada por Albert Einstein) marcó un nuevo inicio dentro de la física.
SE CUENTA una curiosa anécdota; estando en la fila para hacer unos pagos, Einstein al llegar a la ventanilla, olvidó su nombre… la persona atrás de él tuvo que recordárselo, esta “laguna” fue explicada por hallarse él inmerso en sus cálculos. ¿Pero habrá sido así? ¿Qué tanto sabemos sobre el célebre físico? He aquí algunos datos curiosos:
Einstein fue un niño gordo y cabezón. Cuando nació, al ver la forma de la parte trasera de su cabeza, su madre y su familia creyeron que se trataba de una malformación. El pequeño Einstein también tení¬a dificultades para hablar, lo hacía muy lentamente y en tono bajo. Sus padres temieron que sufriese algún tipo de retraso mental hasta que, con nueve años, comenzó a hablar normalmente.
Una brújula despertó su interés por la ciencia. Ocurrió cuando Einstein tenía cinco años de edad y se encontraba enfermo en la cama. Su padre le regaló una brújula y el pequeño se quedó fascinado porque la aguja siempre apuntase al mismo lugar, lo que le hizo entender que había fuerzas que impulsaban a las cosas donde aparentemente no había nada.
Einstein no aprobó su examen de ingreso en la universidad. Superó las pruebas de ciencias y matemáticas pero reprobó otras materias como historia, idiomas y geografía. Tuvo de acudir a clases particulares y realizar un nuevo examen para acceder a la universidad.
Su memoria no era tan buena. Por supuesto que conocía de memoria libros enteros cargados de fórmulas y leyes. Pero cuando se trataba de recordar cosas comunes su memoria se quedaba corta. Era realmente malo para recordar cumpleaños y la excusa que utilizaba era “los cumpleaños son para los niños”.
Odiaba la ciencia ficción. Einstein repudiaba este género literario porque sentía que cambiaba el entendimiento de la gente sobre la ciencia, dándoles una falsa ilusión de cosas que no podrían pasar. En sus palabras, “Nunca pienso en el futuro, este llega lo suficientemente rápido”. A pesar de ser pacifista, Einstein alarmado por el poderío nazi alertó mediante una carta al presidente de EE.UU. Franklin Delano Roosevelt, de las intenciones de los alemanes de crear una bomba atómica.
Roosevelt consideró la ayuda de Einstein un riesgo para la seguridad del proyecto y desestimó su colaboración.
No le gustaba usar calcetines. Einstein “descubrió” a una edad joven que el dedo gordo del pie siempre terminaba haciendo un hoyo en el calcetín, por lo que decidió dejar de usarlos. Este hábito continuó hasta su muerte. Además, nunca se vistió de acuerdo al gusto de la gente, decía que “la gente te conoce o no te conoce” por lo tanto no importa cómo te veas.
Einstein: chofer por un día. Un día Einstein iba de camino a dar un discurso a sus estudiantes universitarios y su fiel chofer, el cual no sólo manejaba su auto, sino que se presentaba siempre entre la audiencia durante sus presentaciones, lo escuchó decir que se sentía cansado de dar ese discurso en particular (y que el chofer había escuchado tantas veces que lo sabía de memoria), por lo que le sugirió que cambiaran papeles y, mientras él daba el discurso, Einstein lo llevaría de vuelta a casa. Sus identidades no eran problema ya que Einstein en ese tiempo no era más que otro profesor universitario y nadie lo reconocería en esa universidad, así que accedió.
El discurso siguió sin problemas, pero el temor de Einstein se volvió realidad cuando un estudiante levantó la mano y realizó una pregunta, a lo que el chofer contestó sin dudar “Bueno, esa es una respuesta tan simple que hasta mi chofer podría contestarla” y así Einstein se paró ante la audiencia y respondió la pregunta para el asombro de los presentes.
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