VOCES DEL DIRECTOR
Educación
para la liberación
Mouris Salloum George
Para ilustrar este tema, consideramos que no es una digresión citar un referente que nos informa que hay de republicanos a republicanos.
El otro expediente nos indica que en México hay nostálgicos de los polkos, aquellos que se gratificaron con el despojo de la mitad de nuestro territorio por los Estados Unidos a mitad del siglo XIX.
Ulysses S. Grant fue comandante general del Ejército de la Unión en la Guerra de Secesión (1864-1865) y tres años después fue elegido para un primer periodo presidencial.
Los dos mandatos republicanos de Grant tuvieron estos rasgos: 1) La obra de reconstrucción y la abolición de la esclavitud, y 2) La persecución por el Ejército y el Departamento de Justicia de la secta terrorista Ku Klux Klan (cuyos residuos acompañan ahora a Donald Trump).
La cita no es casual ni gratuita: Historiadores, políticos y militares estadunidenses han encontrado alguna expresión de Grant después de terminados sus mandatos: La guerra contra México en 1848 está marcada por la injusticia y la barbarie.
Velar por las generaciones futuras
Abraham Lincoln llegó a la misma conclusión que Grant en su ejercicio como congresista aquel mismo año. De Lincoln recuperamos otra advertencia: Los políticos ven por las próximas elecciones; el verdadero estadista vela por las futuras generaciones.
Ese es el punto: La Historia no es un amontonamiento de retazos aislados. En palabras de Renán, la construcción de la Nación es el plebiscito de todos los días.
No hay fundamentos morales y sociales para La nueva era si los nuevos mexicanos ignoran de dónde vienen: No tendrían cuadrantes para una carta de navegación que les esclarezcan el rumbo a puerto seguro.
Si de futuras generaciones se trata, la lógica manda que en el centro de gravedad del porvenir nacional está el proceso educativo. No pasa por alto que, dado nuestro régimen constitucional, todo gira sobre la Educación Pública y su rectoría por el Estado.
La obra patriótica y nacionalista de López Mateos
El enorme e inolvidable presidente don Adolfo López Mateos, hombre de vasta y profunda cultura, y de un acerado nacionalismo, tuvo claras aquellas ideas-fuerza.
Acompañado por el brillante intelectual don Jaime Torres Bodet, López Adolfo encontró la piedra de toque para alumbrar nuevos senderos.
Al diseñar ambos patriotas una nueva política educativa, tuvieron como guía el artículo Tercero de la Carta fundamental: Una educación basada en el progreso científico para combatir la ignorancia y sus efectos: Las servidumbres.
Una educación democrática para comprender nuestros problemas, atender el aprovechamiento de nuestros recursos a fin de orientar su usufructo a la defensa de nuestra independencia política y nuestra independencia económica.
Ordenada y dispuesta esta nueva política educativa, sus destinatarios fueron fundamentalmente las almas nuevas.
Hacia los segmentos infantiles y juveniles se dirigió la obra formativa. En la división del trabajo, como corresponde a un proyecto que pretende ser histórico, López Mateos y Torres Bodet convocaron a un tercer ilustre mexicano: Don Luis Martín Guzmán.
La pugna por pretendido monopolio del espíritu
La correa de trasmisión fue operada desde la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, confiada a don Luis Marín Guzmán, responsable de la investigación, sistematización y redacción de fácil lectura de todas las materias del programa de Educación básica, venero y veta de los ciclos sucesivos.
Desde la creación de la Secretaría de Educación Pública, que marchó de la mano con el impulso a la Universidad Nacional de México, no se había acometido una hazaña de difusión de cultura popular como la emprendida por José Vasconcelos, aquel personaje al que López Mateos se acercó durante su campaña presidencial de 1929-1930.
Educación para la igualación socioeconómica y la liberación, la iniciativa golpeó una primera ciudadela: La de los pretendidos dueños del monopolio del espíritu. La segunda, la de los usufructuarios de la industria editorial privados.
Modelo universal bajo acoso de los neoliberales
La resistencia de los intereses que se llamaron a afectados, doctrinaria y económicamente, fue beligerante e intensa. La voluntad presidencial fue de mayor magnitud y eficacia.
El pasado febrero se conmemoraron 60 años de la primera edición de los combatidos libros de texto gratuito. Al paso de los sexenios, vale señalarlo, el sentido de los contenidos de esos textos, de enfoque científico y nacionalista, ha sido expuesto a su revisión y reversión conforme la doctrina neoliberal.
Con menos estridencia que en los años iniciales, los denunciantes de la obra educativa de López Mateos porfían aún en su proscripción.
El tema merece destacarse en estos días en que las acechanzas extranjeras, con el beneplácito de los nuevos polkos nativos,codician a México como la joya de la corona imperial.
Velar por las generaciones futuras: Obra de difícil consumación, si no se le encuentra la cuadratura a la Reforma Educativa Integral, que no pocos impugnan pero que merecen, aquí y ahora, la niñez y la juventud mexicanas. Por ellas debe hablar la Cuarta transformación.
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