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Edición 395
Escrito por Thierry Meyssan   
Lunes, 30 de Septiembre de 2019 10:26

 3959

Fuimos los únicos en anunciarlo, a principios de este mes, y los hechos han ‎venido a confirmar lo que escribimos.

Unión nacional, en Siria y en Venezuela

Thierry Meyssan

El 16 de septiembre, un paso decisivo ‎hacia la paz tuvo lugar simultáneamente en Siria y en Venezuela. ‎Esos países ya no se fuerzan a negociar con terroristas. Sus gobiernos han ‎iniciado la construcción de un nuevo régimen en cooperación con la oposición ‎patriótica. ‎

SIRIA Y VENEZUELAapuestan por el futuro en el mismo momento, aunque de forma paralela. Y es ‎perfectamente normal ya que el origen de sus conflictos no era nacional sino resultado de la ‎estrategia del Pentágono tendiente a destruir las estructuras de los Estados que no se pliegan a la ‎globalización, primeramente en el “Medio Oriente ampliado” (o “Gran Medio Oriente”) y ‎ahora en la “Cuenca del Caribe”, estrategia enunciada en la doctrina Rumsfeld/Cebrowski [1]. ‎

Resistencia idéntica

LA SITUACIÓN y las capacidades de Siria y de Venezuela son muy diferentes. Pero la resistencia de ‎ambos países frente al imperialismo global es idéntica. Hugo Chávez (presidente de Venezuela ‎de 1999 a 2013) fue el portavoz de los pueblos de la periferia no globalizada ante las ambiciones ‎de las transnacionales. Decepcionado por el Movimiento de Países No Alineados –al final de la ‎guerra fría, ciertos miembros de ese movimiento se convirtieron en vasallos de Estados Unidos–, ‎el presidente Hugo Chávez había pensado, con el presidente sirio Bachar al-Assad, refundarlo ‎sobre bases nuevas en un Movimiento de Aliados Libres [2].

A QUIENES se interrogaban sobre el tiempo necesario para alcanzar ese ‎objetivo, el presidente venezolano había respondido augurando que su homólogo sirio ‎se convertiría en su sucesor en la escena internacional. En el plan quinquenal 2007-2013, que ‎había redactado personalmente, Hugo Chávez impartía a todas las administraciones de Venezuela ‎instrucciones claras para respaldar al lejano aliado político: Siria [3].‎

Hace 18 años que la guerra devasta el Gran Medio Oriente y hace ocho años que esa guerra ‎se extendió a Siria, después de haber destruido Afganistán, Irak y Libia. Yemen es sometido a un ‎cerco por hambre. En el caso de Siria, Estados Unidos y algunos de sus aliados reconocieron un ‎gobierno en el exilio y todos los bienes del país en el exterior fueron confiscados. La Liga Árabe‎ ‎expulsó al gobierno constitucional sirio, otorgó el puesto de Siria en esa organización a un ‎gobierno alternativo y los vasallos regionales del Pentágono se pusieron a las órdenes de ‎la OTAN. ‎

En la Cuenca del Caribe, ya se ha avanzado en sentar los pretextos para la guerra, principalmente ‎contra Nicaragua y Cuba. En cuanto a Venezuela, Estados Unidos y algunos de sus aliados han ‎reconocido a un presidente autoproclamado y todos los bienes del país en el exterior han sido ‎confiscados. La Organización de Estados Americanos (OEA) aceptó ilegalmente que un gobierno ‎alternativo representara –también ilegalmente– la República Bolivariana y los vasallos regionales ‎del Pentágono activaron contra Venezuela el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca ‎‎(TIAR). ‎

En Siria, la guerra está terminándose porque la presencia militar rusa hace imposible el envío de ‎más tropas contra ese país, ya sean tropas regulares estadounidenses, mercenarios oficialmente ‎contratados por el Pentágono o yihadistas reclutados extraoficialmente por los aliados de ‎la OTAN. Sin embargo, la victoria del Ejército Árabe Sirio sobre las decenas de miles de ‎mercenarios extranjeros lanzados contra Siria todavía no significa el regreso de la paz. ‎

La paz sólo es posible, tanto en Siria como en Venezuela, si se repara la sociedad, fracturada ‎en Siria por la guerra y en Venezuela por la creación de las condiciones para la guerra. En Siria, ‎esa reparación de la sociedad se inicia a través de la redacción, y de la posterior adopción, de ‎una nueva Constitución, paso previsto hace cuatro años en la resolución 2254 del Consejo ‎de Seguridad de la ONU. En Venezuela, idénticamente, esa reparación de la sociedad se dirige ‎hacia la creación de un régimen de unión nacional entre los chavistas y la oposición patriótica.

En defensa del país‎

TANTO EN SIRIA COMO EN VENEZUELA, la dificultad reside en lograr marginar a la oposición ‎mercenaria –remunerada por Estados Unidos o por sus aliados y dispuesta a todo con tal de ‎seguir cobrando su salario– y en movilizar eficazmente la oposición patriótica, la que se mantiene ‎en el país y se preocupa por la defensa de la nación. ‎

Con el consentimiento del presidente estadounidense Donald Trump y a pesar de la oposición de ‎ciertos generales del Pentágono y de diplomáticos del Departamento de Estado, Siria y Venezuela lograron avanzar por esa vía el 16 de septiembre. Ese día, Irán, Rusia y Turquía ‎anunciaron la formación de la “Comisión Constituyente siria” [4] y Venezuela anunció la apertura de una “Mesa de Diálogo Nacional” ‎entre representantes del gobierno constitucional y de la oposición que rechaza la intervención ‎extranjera [5]. Esta Mesa de ‎Diálogo Nacional se anuncia en Caracas cuando el autoproclamado “presidente encargado”, ‎Juan Guaidó, acababa de dar por “agotado” el diálogo que se había desarrollado en Barbados, ‎y en presencia de mediadores noruegos, entre los representantes de su gobierno virtual y los del ‎gobierno del presidente constitucional Nicolás Maduro. De forma similar, la Comisión ‎Constituyente siria reemplaza las negociaciones que el gobierno sirio había desarrollado durante ‎años con yihadistas “moderados” en presencia de un enviado de la ONU. ‎

En Siria, el principio de la unión nacional fue imponiéndose gradualmente desde el inicio de ‎la guerra. En 2014, el presidente Bachar al-Assad logró organizar una elección presidencial según ‎los parámetros internacionales de los regímenes democráticos. En Venezuela es una novedad que ‎todavía no convence a todos. Un intento anterior, iniciado por el papa Francisco, había ‎fracasado. Esta vez, en cuestión de horas, los negociadores lograron ponerse de acuerdo sobre ‎prácticamente todo lo que el opositor Juan Guaidó decía haber reclamado… mientras se negaba ‎a hacer la menor concesión. Los chavistas anunciaron que sus diputados regresarán a la ‎Asamblea Nacional, el Consejo Nacional Electoral será reformado, el vicepresidente de la ‎Asamblea Nacional –detenido por haber participado personalmente en la intentona sediciosa del ‎‎30 de abril de este año [6]– fue ‎excarcelado de inmediato, etc.‎

Este importante progreso se hizo público después de la destitución del consejero de seguridad ‎nacional del presidente estadounidense Donald Trump y en momentos en que ese cargo estaba ‎vacante. La nominación de Robert O’Brien en el cargo que ocupaba el halcón John Bolton ‎favorece un cambio de discurso por parte de Washington. Aunque O’Brien y Bolton exhiben las ‎mismas referencias ideológicas –el “excepcionalismo” estadounidense– se trata de dos ‎personalidades diferentes: Bolton profería constantemente amenazas de guerra, O’Brien es un ‎negociador profesional. ‎

Carentes del pragmatismo del presidente Donald Trump, la Unión Europea y el Grupo de Lima –‎creado en Latinoamérica en contra de Venezuela, según el esquema de los “Amigos de Siria”– ‎condenaron de inmediato esos avances… porque los terroristas, o sea los yihadistas ‎‎“moderados” y los guarimberos de Juan Guaidó, han quedado excluidos. ‎

China y Rusia vetan proyecto de ‎resolución de Alemania sobre Siria

EL CONSEJO de Seguridad de la ONU parecía haberse embarcado en la máquina del tiempo el 19 ‎de septiembre de 2019. Los argumentos mencionados ese día en la sala del Consejo ‎de Seguridad fueron casi los mismos que se oyeron –hace 5 años– en la Conferencia Ginebra 2 ‎sobre Siria. ‎

Por un lado, China y Rusia denunciaron el apoyo militar de las potencias occidentales a los ‎yihadistas –apoyo que viola de manera flagrante el derecho internacional. Desde el bando de enfrente, Alemania, Bélgica y Kuwait acusaban otra vez a Siria de ‎‎”asesinar a su propio pueblo” pretextando la lucha contra el terrorismo.‎

Después de varios cientos de miles de muertos más, lo que ha cambiado es que:
 los combates ya no están dispersos por toda la geografía de Siria sino que tienen lugar ‎únicamente en una parte de la gobernación de Idlib;‎
 Estados Unidos y Arabia Saudita ya no encabezan el bloque anti sirio, ahora lo hacen Alemania y ‎Kuwait. ‎

Mientras que Estados Unidos y Rusia se ponen de acuerdo para encontrar una solución en Siria ‎sin perder las ventajas que ya han logrado, la Unión Europea –lidereada por Alemania– continúa ‎el doble juego ya abandonado por Washington: Alemania y Francia proporcionan armamento y ‎asistencia a los yihadistas e incluso dirigen sus grupos armados, que utilizan civiles como escudos ‎humanos ante la ofensiva del Ejército Árabe Sirio. ‎

Es importante recordar que Alemania y Francia elaboran diariamente una posición común en el ‎Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, carente del coraje necesario para asumir sus propias contradicciones, ‎Francia no firmó el proyecto de resolución presentado por Alemania, limitándose a solicitar a ‎Bélgica que lo firmara. ‎

Hemos subrayado repetidamente que Alemania y Francia mantienen su ayuda a los yihadistas que ‎reclutaron para derrocar la República Árabe Siria. Los yihadistas que aún ocupan parte de la ‎gobernación siria de Idlib son incapaces de alimentar a la población y, desde hace años, son ONGs ‎subvencionadas por Alemania y Francia quienes hacen llegar recursos a esas zonas. ‎

Eso implica que Alemania y Francia son corresponsables de la formación del Emirato Islámico de ‎Idlib, bajo la dirección del grupo terrorista Hayat Tahrir al-Cham. Mientras tanto, con su ‎pragmatismo habitual, Washington ha aceptado el fracaso y se dedica a borrar las huellas de su ‎pasada implicación. ‎

El debate surrealista que acabamos de mencionar tuvo lugar en el Consejo de Seguridad de ‎la ONU… 19 días después de la proclamación de un alto al fuego unilateral por parte del Ejército ‎Árabe Sirio. ‎

Es por esa razón que China y Rusia recurrieron nuevamente al veto para enfrentar la farsa. ‎

El hecho es que el mundo puede comprobar, a través de este nuevo episodio, las mentiras de las ‎potencias occidentales sobre la supuesta “guerra contra el terrorismo”. El mundo, y ‎los franceses en particular, pueden comprobar también la eficacia de la censura o de la ‎autocensura de los medios de difusión. La prensa francesa ha optado por ignorar este veto.

 RED VOLTAIRE

  [1The ‎Pentagon’s New Map, Thomas P. M. Barnett, Putnam Publishing Group, 2004; «El proyecto militar de Estados Unidos para el mundo», por Thierry Meyssan, Haïti Liberté (Haití), ‎‎Red Voltaire, 22 de agosto de 2017.

[2] «Chávez y Assad llaman a la creación de ‎un Movimiento de Aliados Libres», Red Voltaire, 15 ‎de julio de 2010.

[3Proyecto Nacional Simón ‎Bolívar. Primer Plan Socialista (PPS) del Desarrollo Económico y Social de la Nación (2007/2013), ‎Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.

[4] “Joint Statement by Iran, Russia ‎and Turkey on the International Meeting on Syria”, Voltaire Network, 16 de ‎septiembre de 2019.

[5] «Venezuela: Mesa Nacional», Red Voltaire, 26 de septiembre de 2019.

[6] «Golpe de Estado hollywoodense en Venezuela», Red Voltaire, 1º de mayo de 2019.



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