México, sin vacunas contra
crisis laboral post Covid-19
Por Feliciano Hernández
Cd. de México.- El ataque viral que todavía azota al mundo provocó una convulsión grave de los mercados laborales, que causará mayores daños en los países que como México siguen sin reaccionar con medidas urgentes para iniciar la recuperación, y reducir los daños en el tiempo para al menos 60 millones de pobres.
EL PRESIDENTE Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tiene su propio enfoque de la situación y sus prioridades, pero está claro que NO es bien visto por los expertos nacionales e internacionales.
Entre no pocos analistas queda la impresión de que el equipo gobernante NO sabe ni qué hacer para poner al país en la pista de la recuperación sostenida. Prevalece el escepticismo hacia su diagnóstico de que “vamos requetebién”, y tienen la certidumbre de que AMLO solo empeora la situación nacional con negar la magnitud de los desafíos que reclaman urgente atención, porque ningún país de desarrollo medio se puede dar el lujo de exhibir una caída del Producto Interno Bruto (PIB) como la de México, estimada en al menos 9.0 por ciento.
Mientras se retoma el crecimiento, la crisis económica empuja a millones de trabajadores a refugiarse en el empleo informal, reporta el Banco Mundial (BM) en su reciente informe “El Empleo en Crisis: Un Camino Hacia Mejores Puestos de Trabajo en la América Latina Pos-COVID-19”. En su análisis advierte que este tipo de crisis internacionales “tienen efectos DURADEROS sobre la estructura del empleo y podrían expulsar a muchas personas permanentemente de la economía formal”.
Como es fácil entender, y este es el gran desafío para México y para López Obrador, la crisis de la pandemia perjudica en su mayoría a los trabajadores poco calificados y también acrecienta la de por sí elevada desigualdad social del país, subraya el reporte.
Fortalecer el mercado laboral
En dicho estudio el Banco señala que luego de una crisis de tal magnitud, los trabajadores POCO CALIFICADOS en general resultan los más afectados, algo que potencia las desigualdades sociales persistentes en la región. “Para ellos, las secuelas de las crisis pueden durar hasta una década, con pérdidas de ingreso y mayor vulnerabilidad”.
El reporte del BM toma en cuenta que dos tercios de los países de la región latinoamericana y caribeña carecen de programas de seguro de desempleo, por lo cual establece que, con el fin de minimizar las secuelas a largo plazo, “los gobiernos deben poner en marcha políticas para apoyar la reactivación sostenible de la economía y facilitar la recuperación del empleo”.
Conforme a lo expuesto en el reporte, los países más dañados por la crisis deben aprovechar la oportunidad de RECONSTRUIR mejor, señala Joana Silva, economista senior del organismo financiero y autora principal del informe. “Debemos fortalecer nuestros mercados de trabajo para que sean capaces de sobrellevar y revertir rápidamente el impacto de los shocks futuros”.
En tal sentido y desde el inicio de la pandemia de COVID-19, los países desarrollados anunciaron grades inversiones para sostener y relanzar sus economías. También los organismos financieros pusieron créditos disponibles. El Grupo Banco Mundial afirma que comprometió más de125.000 millones de dólares para combatir los impactos sanitarios, económicos y sociales de la pandemia, “la respuesta más rápida y de mayor envergadura de su historia ante una crisis”.
El Banco sostiene que su financiamiento está ayudando a más de 100 países a fortalecerse ante la pandemia, para proteger a los pobres y resguardar los empleos, y poner en marcha sin demora una recuperación respetuosa del clima. “El Banco Mundial también está proporcionando 12,000 millones de dólares para ayudar a los países de ingreso bajo y mediano a adquirir y distribuir vacunas, pruebas y tratamientos anti Covid-19”.
Las medidas anticrisis
Las complicaciones que puede representar la inacción de gobernantes como AMLO pueden ser catastróficas. Por tal razón —subraya el reporte—, “las políticas públicas deben enfocarse en proteger a los trabajadores de este fuerte impacto a largo plazo mediante el uso de SEGUROS de DESEMPLEO, redes de seguridad social y programas de reconversión, además de facilitar la CREACIÓN de empleo y ayudar a los trabajadores a estar donde están los empleos”.
Resulta indiscutible que las políticas correctas pueden ayudar a limitar el impacto negativo de las crisis sobre el empleo y a promover la creación de más puestos de trabajo. Lo difícil es que los gobernantes entiendan.
Todo esto puede propiciarse —apunta el reporte— a través de una mayor competencia, más flexibilidad para gestionar los recursos humanos y una reducción de los subsidios. “A través de políticas comerciales y de adquisiciones públicas, los gobiernos pueden mejorar el entorno para que las empresas competitivas prosperen”.
Asimismo, debe estimularse la adopción de proyectos de inversión pública focalizados en el transporte para acercar los trabajadores a los puestos de trabajo; en paralelo, también debe gestionarse proyectos de viviendas asequibles para ayudarlos a residir allí donde los empleos se encuentran.
En la serie de recomendaciones que propone el Banco, destaca en su reporte que el primer paso clave es “avanzar hacia un contexto macroeconómico sólido y prudente, con estabilizadores automáticos que protejan a los mercados laborales frente a cualquier crisis potencial”.
Y ante economías como la de México, con un sistema recaudatorio ineficiente, el Banco recomienda una política fiscal y monetaria sana que pueda preservar la estabilidad macroeconómica y evitar las presiones financieras sistémicas de cara a un shock. “Las reformas fiscales, incluidos un marco tributario menos distorsionado, gasto público más eficiente, sistemas previsionales financieramente sostenibles y normas fiscales claras, son la primera línea de defensa ante las crisis”.
El reporte subraya que los programas de ayuda económica, como los seguros de desempleo y otras transferencias a los hogares durante las desaceleraciones económicas, limitan el daño causado por las contracciones y ayudan a las economías a recuperarse. “No obstante, uno de los desafíos de la región es que segmentos importantes de la fuerza laboral operan en la informalidad y de esta manera no son alcanzados por los seguros de desempleo tradicionales”.
En resumen, el reporte del Banco establece como imperativo incrementar la capacidad de las políticas laborales y de protección social de la región, combinándolas con sistemas que brinden ayuda financiera y preparen a los trabajadores para los nuevos puestos a través de ayuda para la reconversión y la recolocación laboral.
Una reacción rápida tras la pandemia –concluye el reporte- por parte de los gobiernos, en el sentido de ampliar los programas laborales y de protección social, puede servir para avanzar en la elaboración de registros sociales de mayor calidad y más integrados. “Esto es viable en el corto plazo y puede marcar la diferencia en cuanto al alcance de estos programas”.
La recuperación puede tardar
De todas formas, aunque es una preocupación de los funcionarios y los analistas sobre la estrategia más viable de recuperación de la economía mexicana, NO hay consenso. El mismo Banco asume que no es suficiente contar con estabilizadores macroeconómicos más fuertes y reformas en los sistemas laborales y de protección social.
También se debe impulsar la recuperación del mercado laboral a través de una fuerte creación de empleo. “Esto requiere solucionar problemas estructurales. La política de competencia, la política regional y las normas laborales son áreas clave. Si los países no tratan de resolver estos temas fundamentales, la recuperación seguirá caracterizándose por una escasa creación de empleo.”
El vicepresidente para América Latina y el Caribe, del mencionado organismo global, Carlos Felipe Jaramillo, puntualiza en el informe que la recuperación económica con frecuencia ha sido un mito en términos de creación de empleo.
Con base en los datos de algunas de las crisis más grandes que tuvieron lugar en Latinoamérica y El Caribe en las últimas décadas, el funcionario señala que las consecuencias son duraderas y dejan huellas profundas en el empleo. Por ejemplo -menciona- los datos de EMPLEO antes y después de la crisis de deuda brasileña; los efectos de la crisis financiera asiática en Chile; y el impacto de la crisis mundial de 2008-2009 en México, muestran que las recuperaciones rápidas NO se materializaron. “En los tres casos la curva de empleo experimentó una desviación muy negativa a causa de estas crisis, algo que, lejos de revertirse, se profundizó con el correr del tiempo”.
En promedio, el antecedente muestra que luego de tres años una recesión genera una pérdida neta de 1,5 millones de puestos de trabajo, con una contracción de 3% en el empleo formal y una expansión del empleo informal.
Con este oportuno aviso del Banco Mundial, aplicable a México, la política económica de AMLO debe ajustarse en los aspectos mencionados, sin descuidar su enfoque social. Bajo la actual perspectiva lopezobradorista, es previsible que la crisis nacional prevalecerá más allá de la pandemia y del actual sexenio. “La crisis actual –concluye el Banco-, podría ser incluso peor y provocar una contracción en el empleo formal de hasta 4%”.
Con tales datos y argumentos, López Obrador y los líderes empresariales y partidistas tienen importantes puntos de referencia vitales para relanzar a México y rescatarse a sí mismos, porque alguien tiene que pagar los platos rotos.
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