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Edición 227 | |||
Viernes, 12 de Febrero de 2010 01:37 | |||
EDUARDO LÓPEZ BETANCOURT CON TRISTEZA debemos apuntar, el 2009 no dejó nada bueno para México; es evidente, cuando una nave se conduce sin capitán, o éste es premioso e inexperto, las consecuencias funestas afloran.
Hacia finales del 2009, una organización no gubernamental denominada Transparencia Internacional, presentó en Berlín el índice de percepción mundial con respecto a la corrupción durante ese año, donde México tiene calificación de 3.3 en una escala del 1 al 10. En esta evaluación, en doce meses nuestro país cayó 17 lugares; en 2008 ocupábamos el número 72 y ahora estamos en el 89; lo que significa que en todos los niveles la podredumbre se ha desbordado. Transparencia Internacional señala, que entre las naciones con mínima corrupción se hallan Nueva Zelanda, Dinamarca, Singapur y Suecia; en cambio, México está a la par de Sudan, Irak y Afganistán. Sin duda, el soborno constituye una de las actividades, que con mayor frecuencia surgen en regiones, donde impera la corrupción de manera atroz. Amén del cohecho, la malversación de fondos o pedir mordidas, son prácticas cotidianas en los políticos mexicanos; en definitiva hay excepciones; sin embargo, quienes se dedican a la función pública, por regla general se enriquecen abusando de su cargo. En lo concerniente a América Latina, sólo resultaron aprobados Chile, Uruguay y Cuba, el resto obviamente quedaron reprobados; no obstante, hubo países mejor calificados que México, entre otros, Brasil, Colombia y Perú; inclusive, para acrecentar la vergüenza azteca, se consideraron menos corruptos a El Salvador, Guatemala y Panamá. Es en verdad dramático el panorama, fundamentalmente, nos enfrentamos al severo problema de no contar con dirigentes honestos, la mayoría de los actuales, sitúan a nuestra República en una indecible e inmerecida desgracia. En la vida nos hubiéramos imaginado ser más corruptos que naciones de una economía y condición social mucho más débil, por ejemplo El Salvador, donde hasta hace poco se mantenía una angustiante guerra civil, su población vivía bajo una depresión impresionante; lamentablemente, hoy estamos peor que nuestros hermanos centroamericanos, todo gracias al desgobierno que padecemos; la irresponsabilidad y antipatriotismo de los hombres del poder es tangible; de forma esencial, cuando la constante es gobernar con los amigos, compadres e incondicionales, ello es precisamente parte sustancial de la corrupción; veamos ¿a quién designa como colaboradores el presidente?, obligadamente a sus afectos, piensa siempre en sus camaradas de escuela, o con quien ha hecho negocios, sin tener en cuenta para nada su capacidad o talento. Recientemente, en el ámbito federal se nombraron titulares de Si seguimos como hasta ahora, el precipicio será inminente, ya que, cual si estuviéramos en arenas movedizas, nos hundimos más y más. Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
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