Congreso electoral
en sinaloa
EDUARDO LÓPEZ BETANCOURT
Los pasados 25, 26 y 27 de febrero, la Universidad Autónoma de Sinaloa, convocó a distintos juristas del orbe, para participar en un tema de actualidad, referente a tópicos electorales; ahí se dieron cita, relevantes estudiosos de España, Argentina, Francia, Perú y del Continente Africano; por supuesto, también intervinieron especialistas de nuestra República, desde magistrados electorales, hasta líderes de opinión.
En lo personal, me tocó comentar sobre las propuestas que a finales del 2009, envió al Congreso de la Unión el presidente Felipe Calderón. Sin duda, con ellas, el michoacano busca que su partido Acción Nacional, y algunas personas seleccionadas por él, continúen en importantes cargos del ámbito federal; es en esa medida, como los diez puntos del purépecha, no han tenido la acogida política esperada; principalmente, al carecer de imparcialidad.
México puede considerarse un menor en materia democrática; fue hasta el año 2000, cuando realmente el sufragio comenzó a tener presencia en suelo azteca; sin embargo, lo más triste, es que después de dos lustros no hemos avanzado, la decepción es tangible; hoy en día, no estamos mejor que durante el monopolio priísta en los comicios de antaño.
Las propuestas de Calderón son inviables, riesgosas, por tanto cuestionables. De inicio, plantean la posible reelección de autoridades municipales y diputados. No olvidemos, en la mayoría de los casos, los presidentes municipales son auténticos truhanes, quienes en poco tiempo acumulan fortunas inconmensurables; por ende, concederles la facultad de mantenerse en el poder, resulta un acto procaz e inicuo. Por su parte, dar a los legisladores la oportunidad de reelección, es a todas luces incorrecta; bien sabemos, por regla general, los diputados y senadores son gente indolente e impreparada, quienes sólo utilizan sus puestos para provecho propio, esencialmente, usándolos de trampolín para otras “chambas”.
Lo cierto, es que tanto diputados como senadores, coinciden en su conducta llena de ignominia, siempre en contra de los intereses de la ciudadanía; basta con ver el actual marco legal del país; en su mayoría las decisiones jurídicas aprobadas por el Congreso, son en perjuicio de la colectividad y en beneficio de sollastres.
Calderón plantea la famosa segunda vuelta, la cual es evidentemente otra argucia; se ha observado de forma fehaciente la nula dignidad e ideología de las diferentes fracciones políticas. Invariablemente, Calderón pretende la segunda vuelta, para que se unan PRD y PAN -agrupaciones totalmente opuestas- y vencer al “partido de los dinosaurios”, que al parecer, tiene muchas probabilidades de regresar a Los Pinos.
Otro renglón que destaca de las proposiciones de Calderón, son las denominadas candidaturas independientes, donde un particular, sin pertenecer a hueste política alguna, pueda aspirar a plazas de elección popular. La pregunta obligada es, ¿quién está dispuesto a gastar las millonadas que implica una campaña electoral? Obviamente se daría entrada a los ricos, y tal vez inclusive, al dinero proveniente del llamado crimen organizado.
Otra absurda, amén de vergonzante idea de Calderón, es que sí el Congreso no aprueba una propuesta del primer mandatario, ésta se convierta en ley, es más, sugiere el purépecha que al presidente se le otorgue la autoridad para modificar las leyes avaladas por el Congreso.
Podemos sintetizar, las propuestas de Calderón, tienen la clara finalidad de incrementar el omnímodo presidencialismo mexicano, mismo que tantos y tan severos daños ha causado a nuestra Patria.
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