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El terrible Fox,

dizque altruista

EDUARDO LÓPEZ BETANCOURT

El caso Vicente Fox es para Ripley; de manera increíble, el baladí gerente de una de las miles empresas embotelladoras de refresco, mendaz histórico, con diáfano pensamiento reaccionario, poseedor de una incultura procaz, alcanzó la primera magistratura de nuestra República. Eso sí, faltando pocos meses para que tomara posesión, una universidad de renombre le “regaló” el título de licenciado en “artes ocultas”, para que por lo menos se presentara con alguna licenciatura; claro, no en Derecho, porque de ello ni idea tiene.

Sin duda, Fox ganó la presidencia porque la ciudadanía estaba cansada del partido oficial (PRI); empero, al final la debacle. Fueron múltiples y constantes las incongruencias espetadas por el llamado “chico Marlboro”, como aquellas de: “En Estados Unidos nosotros los mexicanos ya hacemos trabajos que ni los negros hacen”, “El gran escritor José Luis Borgués”, “Las mujeres son lavadoras de dos patas”, “y yo por qué”, o como el “comes y te vas” que le dijo al presidente cubano Fidel Castro, siguiendo las órdenes del entonces mandatario norteamericano George Bush, lo cual exhibió su total servilismo para con los “gringos”.

Empero, las sandeces más afrentosas y bochornosas para México, acontecieron cuando Vicente Fox y su esposita viajaban al extranjero; verbigracia, en China, donde junto con su comitiva, jugaron a las escondidas entre las figuras de los Guerreros de Terracota. En fin, sería interminable enlistar los desaciertos atroces de Vicente Fox, inclusive aún después de su administración, ya que lejos de retirarse, aparece cada vez que puede en diferentes medios informativos, así como en eventos sociales rimbombantes; por ejemplo, se le vio tan campante en la boda del hijo del hombre más rico del universo, Carlos Slim Helú; donde evidentemente, molestó e incomodó a mucha gente con sus eutrapelias de mal gusto.

Ahora le ha dado al calamitoso guanajuatense por convertirse en empresario artístico; sin más trajo a su rancho, denominado “Centro Fox”, al afamado cantante británico Elton John, quien dio su espectáculo ante más de seis mil quinientas personas; eso si, la reventa en todo su apogeo, boletos a costos estratosféricos, diez mil pesos el más barato; no obstante, sería bueno saber cuánto se gravó de impuestos con dicha presentación, ya que los Fox “llevaron a su molino” algo así como ciento cincuenta millones de pesos; pese a aseverar que darían diez millones para becas de niños pobres, pero ¿y los otros ciento cuarenta millones?, ¡qué cinismo!, no se conformaron con lo que lograron desde “la grande”, sin olvidar todo el dinero de las partidas secretas, cientos de millones de pesos. Los capitales de los Fox no tienen paralelo ni precedente, se hicieron un palacio, no un rancho como ellos le llaman, donde precisamente fue el concierto de Elton John.

El “alto vacío” al final, es como la mayoría de sus antecesores priístas, inmune al derecho; todo indica que puede hacer lo que le plazca y nadie le dirá nada, a la par de sus “hijastros”.

Una cosa es real, México no cambiará hasta en tanto este tipo de individuos sean juzgados por sus excesos; mantengamos la esperanza.

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