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La política… “es una mierda”
En su aciago ingreso a Los Pinos, Felipe Calderón Hinojosa blasonó que llegaba al ejercicio del poder presidencial con las manos limpias. Diversas agencias internacionales y organismos empresariales domésticos que han monitoreado la transparencia en el servicio público en cada año transcurrido del sexenio, han bajado vertiginosamente la calificación de México en cuanto al combate a la corrupción. Visto el lodoso desempeño del gobierno federal en su conjunto en ese periodo, parecería que la ruta de navegación del calderonismo se inspiró más bien en Las manos sucias, obra teatral del filósofo francés Jean-Paul Sartré, cuya trama concluye en que la política es una mierda.
Saturno devorando a sus hijos
Como un temible e imborrable estereotipo, 2011 empieza a reproducir en términos mecánicos los años que le antecedieron: Como maldición apocalíptica, la misma lerda imagen repitiendo el mismo increíble mensaje del México en paz -una plegaria gubernamental que tiene más de anhelo fallido, que de promesa realista.
El repaso decembrino del 2010 mexicano, se presentó a manera de estampa de Saturno devorando a sus hijos. Ni los medios más adhesivos al poder pudieron escapar al balance trágico de lo que vivió México en los doce meses anteriores, pero sin duda fue Milenio el que más impactó con la síntesis de lo que ha dejado de ser nota roja para convertirse en denuncia política. Hubo en 2010, informó Milenio en sus ediciones impresa y televisada, 12 mil 658 ejecuciones, 52 por ciento más que en 2009. Un ejecutado cada 40 minutos. Al desagregar la estadística, la publicación da cuenta de que el número de mujeres asesinadas fue de 762, más de dos cada día. La cifra de menores asesinados fue de 183. En el cuadro, aparecen 755 policías y militares, y 86 funcionarios ultimados. En 2007 la suma total fue de dos mil 773.
Conviene hacer una acotación: Milenio presenta los sangrientos saldos anteriores como “el total de asesinatos realizados por el crimen organizado”. Criterio editorial aparte, es pertinente una segunda precisión: El uso del término ejecuciones se ha venido aplicando genéricamente a las víctimas que han sucumbido en la guerra narca. Con independencia de que cada medio lleve su propia estadística sobre el tema (hay uno que reporta 187 menores muertos, sólo en Ciudad Juárez), lo cierto es que el inventario de muertes violentas que se dan en México es sustantiva y cualitativamente superior al circunscrito al combate de la fuerza del Estado contra los cárteles de la droga, hecho que coloca el macabro fenómeno en otra dimensión.
Enero, repetimos, registra el drama sin solución de continuidad: Apenas 24 horas después del mensaje presidencial sobre esa materia, en 11 estados se registraron 41 muertes, levantones de jefes policiacos y militares; granadazos contra instalaciones policiales y narcobloqueos en ciudades de Nuevo León. Al día siguiente, fueron 36 las ejecuciones. Es la guerra que vamos ganando, aunque no lo parezca.
Juan N. Silva Meza.
“Por un México sin mentiras”
El trascrito es el lema de campaña presidencial (1994) de Diego Fernández de Cevallos. A tal punto ha llegado la falta de credibilidad de los políticos mexicanos, que hace tiempo se convirtió en institución inapelable la sentencia popular de Ya no te creo ni el Bendito. Víctima de su propio historial y su entorno, Fernández de Cevallos terminó su sietemesina y sensacional ausencia de la vida pública en medio del escepticismo generalizado. Su maquillada y sensacional reaparición mediática ha dejado más preguntas que respuestas. Consecuencia del excepcional y sospechoso repliegue del aparato gubernamental en el seguimiento del caso, es la suspicacia burlona con la que el suceso ha sido comentado en la mayoría de los corrillos donde circula el chisme político.
Estado y sociedad en galopante decadencia, no es para tomar a broma un acontecimiento del que puede ser sujeto cualquier mexicano, independientemente de su calidad humana, profesional o moral. El todavía indescifrable episodio del que ha sido protagonista el célebre queretano, revela por si solo el peligro de que, en cualquier trance de naturaleza semejante, pero en serio, morbo mate solidaridad. Esto es, la descomposición del tejido social, inmune ya a cualquier compromiso de fraternidad, se yergue como patrón de conducta colectiva del que no se puede esperar más que el cinismo.
Peor aún: En ese oscuro Espejo de Tezcatlipoca, quienes se sirven del anonimato en las redes sociales digitalizadas para mera y en algunos casos criminal diversión, se dieron vuelo para saciar sus bajos instintos, tejiendo toda suerte de especulaciones e incriminando a la ligera a personas, movimientos, autoridad gubernamental y aun al partido mismo en el que milita Fernández de Cevallos, sin que puedan fincarse responsabilidades penales, menos aún si las instancias del Estado que debieron y deben actuar hasta por oficio en ese caso, permanecen como si todo hubiera sido un juego de Día de los Inocentes.
El Jefe Diego
México, cuerno de la abundancia
Como el saqueo se ha convertido en México en modus operandi de toda laya de filibusteros, ninguna sorpresa suscita el informe de que en 2010 los inversionistas extranjeros se hayan alzado con un sustancioso 26.83 por ciento de las ganancias generadas en el piso de remate de la Bolsa Mexicana de Valores, puesta en las manos limpias de Luis Téllez. La pregunta a responder es qué porcentaje de esos abundantes rendimientos abonarán las Sociedades Especializadas en Inversión (que operan recursos acumulados por las Afore) a los obligados inversores (obreros y empleados) cuyos fondos de retiro han sido lanzados a la especulación.
¿De veras ama Calderón a Silva Meza?
Como el presidente designado Felipe Calderón Hinojosa le tira presto a todo lo que se mueve -si se trata de granjear simpatías políticas-, era de esperarse que ipso facto tecleara su enorme beneplácito por el nombramiento del ministro Juan N. Silva Meza como nuevo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. ¿Usted le cree? Nomás para ilustrar el caso: Silva Meza fue ministro ponente ante el pleno del máximo tribunal en el ceniciento asunto de la Guardería ABC, de Hermosillo, Sonora, operada por una concesionaria del IMSS con conocidos vínculos con la familia presidencial. En su ponencia, consideró imputables del infanticidio a funcionarios federales cercanos al esposo de la señora Margarita Zavala Gómez del Campo. La proposición no prosperó en la Corte, pero el jefe del Ejecutivo no aceptó hacerse cargo de sanción alguna a los encumbrados presuntos implicados, quienes repiten sus desmanes en otras responsabilidades inherentes a sus funciones.
Dilma Rousseff
Complejo de inferioridad
En menos de una década, el México neoliberal fue desplazado del liderazgo latinoamericano por Brasil, reputado ahora como gigante de América Latina, y uno de los cuatro países en vías de adquirir rango de potencia mundial. La nueva presidenta brasileña, Dilma Rousseff, invitó con especial cordialidad al gobierno mexicano a su toma de posesión. Felipe Calderón Hinojosa no sólo desestimó la cortesía, sino que ni siquiera delegó su representación en su secretaria Patricia Espinosa. Envió a un sub de la SRE, Rubén Beltrán Guerrero. Y algunos consideran estadista al acomplejado michoacano. Ya ni la burla perdonan. (Abraham García Ibarra.)
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