Buscar Autor o Artículo


PULSE LA TECLA ENTER

Voces Diario

Banner

459

Banner

Posada del Periodista

Banner

460

Banner

458

Banner

457

Banner

456

Banner

455

Banner

PDF Imprimir E-mail

Ver Otros Artículos de Este Autor

Edición 252
Escrito por FERNANDO DÍEZ DE URDANIVIA   
Lunes, 14 de Febrero de 2011 16:52

{vozmestart}

A Propósito de Eugenio Toussaint

FERNANDO DÍEZ DE URDANIVIA


A los mismos 56 años en que murió Beethoven; con la trayectoria de apariencia fugaz que marcó a otros grandes como Schubert, Mendelssohn y Mozart, el pianista y compositor mexicano Eugenio Toussaint dejó el mundo intempestivamente, obligando a caer en la estulta pregunta sobre lo que habría hecho en el caso de vivir más.

Nació Eugenio en la ciudad de México el 9 de octubre de 1954. Eligió desde niño lo que en términos oficiales se llamaría ruta de la independencia y con la cercanía de los maestros Jorge Pérez Herrera y Néstor Castañeda, sin abandonar el espíritu autodidacta que conservaría hasta su formación posterior en Estados Unidos, fue encontrando sus modos propios e inconfundibles de comunicación estética. Por un tiempo trabajó al lado de Herb Alpert.

A la manera de los pianistas como Chick Corea, que soslayaba momentáneamente el jazz para tocar conciertos clásicos, o de Friedrich Gulda que más de una vez hizo lo contrario, Toussaint anduvo por los rumbos de la actuación en compañía de músicos de tan barroca esencia como el flautista Horacio Franco, del Cuarteto Latinoamericano de los Bitran y Javier Montiel, del Curtis Ensamble y de varias orquestas sinfónicas. En otras palabras, entendió que el verdadero arte musical es uno solo.

 

PARADIEZDEU

En sus inicios formó parte de la Banda Blue Note, pero muy pronto se le identificaría como creador en 1976 del famoso Grupo Sacbé con sus hermanos Fernando y Enrique, que cosechó triunfos dentro y fuera de nuestras fronteras, por un tiempo con la colaboración de Jon Crosse.

Las partituras y la discografía del finado autor, de amplia difusión, reúnen muchos nombres significativos. Baste recordar la obra de jazz “Hijo de la ciudad”; Popol Vuh; el Concierto para violonchelo y orquesta; “Gaugin” para arpa y corno inglés y la Primera Sinfonía, entrenada por la Sinfónica Nacional en 1995.

En una pregunta que el contrabajista y productor Roberto Aymes le hizo hace tiempo sobre la situación del jazz en México, respondió: “Si queremos hacer en México algo al respecto, lo primordial es educar musicalmente a la sociedad. Educar desde la infancia. Lo otro es que quienes estamos dentro nos dediquemos a superarnos y no sólo a echar pestes del entorno”.

 

 

EN EL BICENTENARIO DE FRANZ LISZT

 

En 1811 vio la primera luz el compositor Franz Liszt, contradictorio por su legado musical y por su vida. Lo primero que viene al recuerdo de alguien que no tiene mayor idea de la música, es la Rapsodia Húngara Número Dos, destrozada durante muchas décadas por numerosos pianistas y por desarreglos de toda laya.

Cualquier juicio sobre Liszt es peligroso, porque cae con facilidad en la paradoja de un hombre atractivo y seductor que terminó sus días en la sobriedad monástica, o de un pianista prodigioso que lo menos que quiso fue hacer circo del teclado, como lo hace buen número de sus “intérpretes”.

Con motivo de su aniversario, al margen de las muchas celebraciones que se hacen por todas partes, es conveniente reflexionar sobre lo que significa en la historia de la música. Aquilatar su legado de autor, de ejecutante, de director de orquesta, de maestro cuya cauda fecunda llega hasta nuestros días.

 

2PARADIEZU

Además de las 19 Rapsodias Húngaras que muchos consideran más bien gitanas, los Años de Peregrinación y los Estudios de Ejecución Trascendental, Liszt escribió uno de los mayores monumentos pianísticos, que es la Sonata en Si Menor. Fue creador de la pieza orquestal de programa que llamó por vez primera Poema Sinfónico, y encima de todo productor incansable de paráfrasis sobre la más diversa música, desde óperas hasta sinfonías.

Suele considerársele el más grande pianista de todos los tiempos, que asombró a Beethoven cuando lo escuchó participar a los nueve años en su Trío Archiduque. Pero su forma de enseñar era más bien heterodoxa, y, mucho más que en el movimiento de los dedos y las manos, ponía el énfasis en la música que ayudaban a producir.

El gran pianista Alfred Brendel, hoy retirado, recuerda en uno de sus libros lo dicho por Liszt, que deben tener presente todos los ejecutantes y maestros actuales: “La técnica debe ser creada por el espíritu y no derivarse del mecanismo del piano”.

 

 

Los Olvidados que no son de Buñuel

 

El cincuentenario de José Pomar, que tal vez será tan poco recordado como los de tantos artistas mexicanos casi borrados de la historia, es pretexto válido para hablar de este fenómeno.

El mundo lleva tanta prisa, que considera urgente tirar todo lastre para aligerar su viaje. Entre la carga desechada hay mucho del bagaje cultural de los siglos y se pierde buena parte de lo que no está muy fresco y consideramos inútil. Consumismo, cibernética, robótica, son conceptos actuales con mayor trascendencia de la que suponemos, cuyo mal empleo nos está poniendo al borde de una verdadera catástrofe.

El apellido Pomar, y otros que pueden acompañarlo como Ayala, González Ávila, León Mariscal, forman una lista de autores que en su momento asumieron la vocación de llevar adelante la música mexicana de concierto, y que las generaciones actuales ya casi no conocen.

Se dirá, con razón, que no es un fenómeno exclusivo de nuestro tiempo ni de nuestro país. De los coetáneos de Bach y de Vivaldi nos llegaron ínfimas noticias. En todas partes han existido compositores que no pasaron a la historia. Pero tal hecho no debe ser pretexto para permitir que a los nuestros ocurra lo mismo.

No se puede discutir que la actividad tan menguada de la música de concierto en México, apenas logra estar al corriente con los compositores de las hornadas actuales y los que cimentaron un prestigio como Ponce, Revueltas, Chávez y Moncayo.

Recordar un nombre es recordar a un hombre con lo que hizo. Atiborrados como estamos con héroes de la Independencia y la Revolución, nos urge dar sentido a cada uno de ellos. Y es perentorio que de Enrique González Martínez, el Dr. Atl, Ricardo Castro y Eduardo Liceaga, entre tantos otros, sepamos pronunciar su apellido como respaldo de lo mucho que nos legaron.

Nuestra generación –gobierno incluido– tiene el deber de pasar a las siguientes una estafeta que recibió ya medio deteriorada. En esto, como en casi todo, somos dados a pasar de mano en mano la responsabilidad, que se diluye en los estanques burocráticos; que se pierde en las ineficacias docentes; que se convierte en signo de interrogación de los que no saben y de los que no quieren saber.

Agradezcamos a quienes están propugnando el recuerdo de Pomar, porque en el nombre de este oscuro compositor está el de todos los músicos, de todos los artistas, de todos los escritores, de todos los científicos que en el pasado hicieron nuestro presente. Si la posteridad insiste en desecharlos, no será en nuestro tiempo. Habremos cumplido ya con una tarea ineludible.

 

{vozmeend}

 


Related Articles:


More articles by this author

Nos acerca un océanoNos acerca un océano
Nos acerca un océano De Cuernavaca a la República Checa   Fernando Díez...
Se fue AlemánSe fue Alemán
Se fue Alemán FERNANDO DÍEZ DE URDANIVIA Compañero  de trabajo, jefe, pero sobre todo...
Comentarios (0)Add Comment
Escribir comentario
 
 
corto | largo
 

busy
 

Compartir

 

¿Quién está en línea?

Tenemos 271 invitados conectado(s)

Noticias

273 Suplemento

Banner

454

Banner

453

Banner

452

Banner

451

Banner

450

Banner