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“Nuestra vida discurre entre una caja
orgánica -el útero- y un ataúd”
JUAN JOSÉ MILLÁS
La “maistra” inolvidable
Heredera de un imperio sindical, y discípula aventajada de un gran maestro en charrismo, demagogia y corrupción como Carlos Jongitud Barrios, doña Elbita está haciendo de las suyas a placer, sin cortapisas y con el apoyo interesado (léase convenenciero) de los integrantes del actual poder público. La señora ha destrozado todo proyecto de mejora a la educación; ello en función de mantener el status de alta ignorancia y marginación intelectual a las mayorías que no pueden acceder a la educación privada que es donde forman los cuadros que gobiernan y gobernarán el país; ha colocado en puestos clave a los miembros de su familia, orgullos de su nepotismo acendrado; ha recibido, de 1989 a la fecha, 42 mil millones de pesos. Tan solo por concepto de cuotas sindicales, ha colocado en el campo partidista a su Nueva Alianza, brazo político de sus intereses y de pilón, se deja querer por los demás contrincantes del ring político y el Poder Legislativo, poniendo en subasta su “numeroso apoyo incondicional en los procesos electorales” como sucedió en el del estado de México (acompañando con su partidito al PRI y socios). Y por lo que se colige, la “sempiterna líder magisterial” seguirá como la fresca mañana y prepotente como sus dioses del Olimpo sindical mexicano, Fidel Velázquez, La Güera Rodríguez Alcaine, Jongitud Barrios y demás homólogos.
La era de la depresión
Y no nos referimos a la económica sino a la humana, enfermedad que hoy es la quinta causa de muertes a nivel mundial; según datos sobre previsión y perspectivas de la OMS, para el año 2020, este mal será al segunda causa de fallecimientos en el globo, detrás de la cardiopatía isquémica. Es el precio del materialismo y la modernidad cibernética en donde la mayoría de los enfermos evitan la atención médica desde la detección y prefieren sufrir la “depre” hasta el suicidio o la lenta pero inminente autodestrucción de la estima y la salud.
Para la Injusticia y la pobreza: campeonatos de fútbol
Sin demeritar los logros deportivos de los chicos de la selección nacional sub-17 que obtuvo el bicampeonato mundial panbolero de esa división, lo más patético es ver como la masa nacional se volcó a los lugares públicos en un furibundo festejo de algo que ni es tan trascendente, ni es tan valioso en una nación rehén de la injusticia, los malos políticos, los pésimos gobernantes, la violencia delincuencial, la desigualdad social y la asquerosa manipulación mediática. Bueno hasta el malogrado presidente Calderón se dio un tiempecillo en su labor destructiva de la nación, para ir al estadio Azteca, hacer acto de solemne presencia y demostrar que “también está en las buenas con su pueblo”; por su parte, el duopolio y sus homólogas enanas, se dieron vuelo transmitiendo el seguimiento de los “héroes que salvaron el honor de la patria, dieron lustre a nuestro competitivo fútbol soccer, rescataron del desprestigio momentáneo a los dirigentes mafiosos de la Femexfut y provocaron enormes ventas de cerveza, camisetas negras y verdes del quipo nacional, banderolas y cientos de chucherías más”. Ni hablar, seguimos siendo un país tlacoyero en donde el panbol es casi una religión seguida por una afición noble, leal y en un 99% villamelona. El pan y circo en su máxima expresión.
La dosis de humor
Los exagerados
Un amigo le comenta a otro:
- Ayer, hice el amor a mi mujer tan bien, que el crucifijo de encima de la cama se puso a aplaudir.
- Eso no es nada, cuando yo hago el amor con la mía, el cuadro de La Ultima cena hace la ola.
Ajuste de cuentas
Una pareja de esposos están en el salón de su casa. El marido está haciendo las cuentas y, de pronto, le dice a su esposa. - Florinda, podrías aprender a cocinar y nos ahorraríamos la cocinera. La señora, calmada y algo irónica, le responde: - Pues tú, Carmelo, podrías aprender a hacer el amor y nos ahorraríamos el chofer.
Vino dañino
- Princesa, te invito a un trago de vino.
- No puedo, me hace mal para las piernas.
- ¿Se te hinchan?.
- No, ¡se me abren!
Ilustran esta colaboración: obras pictóricas de sensualidad y ocultismo del español Luis Ricardo Falero (Granada, Andalucía, 1851-Londres 1896), un pintor español del siglo XIX con estudios en Inglaterra y Francia.
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