ESFERA HUMANA ENRIQUE CASTILLO—PESADO
- UNICEF y Serur
- Kumoto y el Tori—Tori
Erradicando la pobreza extrema
EL FONDO DE LA NACIONES UNIDAS para la Infancia en México, UNICEF (cuyo presidente es David Serur), tiene la tarea de unir voluntades y articular esfuerzos para cumplir con una misión importante: promover el cumplimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en todo nuestro país. Esta tarea inició el 20 de mayo de 1954, año en que se firmó el primer acuerdo de colaboración con el Gobierno de México. Con esto, se establecieron las bases de cooperación con el propósito de beneficiar a “los niños y adolescentes, mujeres embarazadas y madres lactantes”. La organización concentra su esfuerzo para visualizar las desigualdades que afectan a los beneficiarios, apoya con la generación de datos actualizados, articula esfuerzos del gobierno, sociedad civil y el sector privado. UNICEF México, promueve el diseño y la implementación de políticas y presupuestos adecuados para la infancia, asimismo busca garantizar una educación de calidad a todos los niños del país, con atención especial en la niñez indígena, niños migrantes, niños trabajadores, niños víctimas de violencia, explotación y abusos.
David Serur y Jacobo Zabludovsky
Esta labor también adquiere un valor agregado por la participación del sector privado y de la sociedad mexicana, que han asumido el compromiso al ser parte del financiamiento para la implementación de los programas. Los avances han sido alentadores, al trabajar de manera conjunta en la construcción de un mundo mejor erradicando la pobreza extrema y el hambre, velar para que todos los niños y niñas puedan terminar la enseñanza primaria, promover la igualdad entre los sexos, mejorar la salud de madres e hijos, frenar la expansión del VIH/SIDA y proteger al medio ambiente para el año 2015 (Objetivos de Desarrollo del Milenio). Lo más reciente, es el acuerdo de colaboración entre el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), con el propósito de establecer las bases de colaboración para el desarrollo de acciones en la promoción y protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes hablantes de lenguas indígenas. Entre los que integran el Comité Ejecutivo del Consejo Consultivo UNICEF—México: Jacobo Zabludovsky, Salomón Chertorivski Woldenberg, Juan Francisco Ealy Ortiz, José Carral Escalante, Rolando Cordera, Alejandra Alemán Koidl, Michel Jourdain, César Costa (Roel), Marcela Orvañanos de Rovzar, Luis López Morton, Alondra de la Parra, Kathia D’Artigues, Héctor Felipe Fix Fierro, Elena Azaola, Vicente Corta, Mario Luis Fuentes, Xóchitl Gálvez, Sandra Jiménez Loza, Felicia Knaul, Ifigenia Martínez, José Cuaik, Federico Reyes Heroles, Alfredo Rimoch, Gabriel Guerra, Miguel Concha Malo, César Ortega de la Roquette, Patricia Ortiz Mena y este columnista.
Bellísima Estructura
VER PARA CREER. La otra tarde, Fernando Botero y este columnista nos reunimos en su espacio de Polanco, donde sostuvimos una larga conversación relacionada con el futuro editorial de esa espectacular revista que todos conocemos como Estilo México. Después de mi encuentro con Botero, salí y en la esquina de Newton y Temistocles, observé que existen un Spa Cuvri maravilloso (léase: Gabriela Tavella) y dos restaurantes de primera línea. Uno de ellos, el Tori—Tori, de nuestro amigo el doctor Katsumi Kumoto (y magníficamente bien atendido por un señor profesional como Francisco Roch y colaboradores) que, verdaderamente, resultó extraordinario para mí. ¿Por qué?: desde la exclusiva entrada (no parece que uno llega a un feudo culinario, sino a una residencia de alguna figura internacional), con sus techos en color negro, seguridad discreta y estacionamiento escondido (que beneficiara a los vecinos porque no les cobraran tarifa), sumándose la moderna y bellísima estructura del restaurante que, además, de una fantástica terraza para los que deseen comer afuera y luego disfrutar de un puro o de sus cigarrillos, uno puede recorrer los elegantes interiores donde abundan los salones bien decorados y las salas de thé.
También cuentan con un bar—lounge de primerísima línea. Los jardines verdes verticales, de ensueño. Y qué les puedo decir del delicioso menú cien por ciento japonés: las entradas Zensai (vaina de frijol de soya al vapor con sal), Gyu Tataki (filete de res sellado), Tori Tsukune yaki (brochetas de pollo asadas), Ebi (camarón), Shifu Do (mariscos), y otros platos como el Tsutsumiague (empanadas fritas) y el Mushi Gyoza (empanadas al vapor de pollo y camarón), y exquisitas ensaladas como la Kaisou (alga marina, $90), Horensou (espinaca), Tomato, Vasai (verduras), Daikon (nabo japonés), Kinoko (variedad de hongos, $295) y delicias como Tako (pulpo), Ebi (camarón), Kani (cangrejo de Alaska, $230) y el especial Moriawase. También ofrecen Ribuai, Buri Teriyaki (esmedregal con salsa teriyaki, $180), Hamac Hikama Shioyaki (pecho de cola amarillo asado a la sal) y el Niké Tofu (láminas de rib eye con tofu y verduras, $150).
En el renglón de los platillos fritos, sólo paladeé el Kaisen Koroke y el Shiromisakana Fu Rai (pescado blanco empanizado, $175). Y el menú sigue: los tempuras, las Yasai Itame, el Mushimono, Gozan, Yakimesi, Oniguri, Menrui, Wanmono y nunca acabaría. Pero le informó que el costo promedio de la comida es de $700 y no incluye vinos o licores. Esa tarde vi a Ricardo Ampudia, Javier Vale, Eugenia Loaeza y a otros. El otro feudo culinario se llama Charbon, donde suele comer Kalimba, pero hablaré de él en otra entrega. Y hasta la próxima, ¡abur¡
Y hasta la próxima, ¡abur!
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