Las contradicciones de la Corte EDUARDO LÓPEZ BETANCOURT
EN DICIEMBRE PASADO, el ministro Juan Silva Meza, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, indicó en su informe de labores la buena fe de los jueces, aceptó errores, pero al final mencionó que la gran mayoría son honestos y capaces.
EN LO PERSONAL ESTIMO es lo contrario: Sólo una minoría pasaría por togados decentes. La Corte, como los tribunales colegiados, unitarios y jueces, se manejan en función de intereses creados, resuelven en base a sus particulares y en ocasiones procaces ambiciones.
Una demostración clara, la dio recientemente una ministra, que para eso del nepotismo se pinta sola; ella tiene una “chambota”, no tanto por talentosa, sino por hábil y obediente a las órdenes del Ejecutivo; es incongruente, votó a favor del aborto y poco tiempo después en contra; también se le vio involucrada en la exoneración del tristemente famoso “gober precioso” de Puebla, redomado sujeto a quien la ministra en cuestión consideró “blanca paloma”.
Se asegura que la ministra recibió a cambio una importante suma de dinero, lo cual si es cierto o no, tarde o temprano se sabrá. Lo real, es que la ministra colocó a su hermanos como magistrados, y a su yerno e hijos como jueces, o sea, es una auténtica “protectora de la prole”, sólo que con cargo al erario.Aún más, uno de sus fraternos es el presidente del Tribunal Federal Electoral. ¡Eso es poder¡ Lo demás son tonterías.
Otro caso que pone de manifiesto las contradicciones de la Corte, es la falta de seriedad en sus sentencias, ya que éstas se cambian con peculiar cinismo. Por ejemplo, en lo referente a la libertad de expresión. Hace unos cuantos años, la terrible “güera” Hertz, cuando fungía como secretario de Seguridad Pública, abusando de su puesto, me demandó por daño moral;. Como es lógico, la Corte me condenó, antepuso a la libertad de expression el supuesto honor de la “güera”.
En fechas recientes, esos mismos ministros de la Corte actuaron de manera opuesta. El periódico La Jornada denunció por daño moral a la revista Letras Libres, argumentando que ésta lo difamó en 2004, al publicar un artículo en el que, según La Jornada, es cómplice del crimen y está al servicio de asesinos híper nacionalistas.
Con absoluto descaro la Corte señaló el 23 de noviembre de 2011: “No tiene razón La Jornada en base a la libertad de expresión”.
Se negó la existencia del daño moral y por tanto se dio la razón a Letras Libres, a quien no se le castigó, como a mí, ya que de inmediato me vetaron de cualquier medio informativo, negándome el más insignificante espacio para manifestar mis ideas, en un acto lleno de represión y nulo respeto a la libertad de expresión.
Claro, La Jornada se defiende sin límite, usa sus páginas para atacar a la Corte, algo que obviamente yo ni de broma pude hacer.
No hay duda, La Jornada se siente dolida y ha subrayado en su primera página, algo inusual: “El fallo consumó una injusticia contra La Jornada, difamada con impunidad en las páginas de Letras Libres, pero también y lo más preocupante, abre la puerta a una nueva degradación de la vida política, social e informativa del país, precisamente en víspera de las campañas con miras a la elección presidencial del año entrante”.
Lo innegable es que la Corte resuelve según convenga, siempre considerando quién es el mejor postor.
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