Calderón malversó el dinero EDUARDO LÓPEZ BETANCOURT
ES BIEN SABIDO QUE LOS GOBERNANTES por naturaleza son ladrones que, salvo dignas excepciones, se quedan con lo que más pueden, esencialmente al final de su administración; en nuestro país es clásico y hasta sacramental hablar del “año de Hidalgo”, donde se precisa que es un p… el funcionario que deje algo.
Se llevó las manos ensangrentadas
Resulta habitual, especialmente entre gubernaturas y presidencias municipales, enterarnos que quienes toman posesión se quejan de sus antecesores, asegurando que les legaron deudas impagables o las arcas vacías. Lo que más molesta es que, a pesar de su afirmación, nada en absoluto hacen los dirigentes entrantes para denunciar a los granujas que ya se fueron; todo queda en un acto de plañidera; esto es, sólo gañir y pedir más dinero.
En similar tenor se encuentran los dignatarios de más alto nivel, quienes también son descuideros a más no poder; ellos, sus parientes y afectos, sin ápice de vergüenza, se enriquecen de modo ofensivo. No hay ex presidente mexicano de los últimos al menos siete sexenios, que no haya salido con impresionantes fortunas. Es tan oprobiosa la corrupción en México, que un ser perverso como nadie, quien usurpó la Presidencia de la República, logró que uno de sus “empleados”, un tipo de apellido árabe, se convirtiera en el hombre más rico del planeta, quien obviamente no es más que prestanombres del ominoso ex primer mandatario en cita.
Por su parte Calderón, para seguir la tónica de los innobles presidentes, se hizo de una inconmensurable riqueza. Tan es así, que endeudó a nuestra nación como nadie, con una suma de tres billones 567 mil 800 millones de pesos. Por otro lado, en el ámbito exterior dejó un déficit por 123 mil 100 millones de dólares. Nótese, cómo arruinó al país tan innoble personaje, quien se dedicó a gastar a manos llenas lo que no era suyo.
Recientemente, en el tema del endeudamiento ilícito, se informó sobre la iniquidad del michoacano; en este sentido, tan sólo entre enero y noviembre del 2012, los saldos de la deuda interna y externa aumentaron; en lo que se refiere al rubro local se alcanzaron 309 mil 400 millones de pesos, y en el internacional 9 mil 500 millones de dólares.
La principal fuente para malversar en los altos mandos federales, es la venta del petróleo mexicano; el llamado oro negro tiene un mercado bastante fluctuante. Por ejemplo, si el día de hoy el barril cuesta 103 dólares, y el día de mañana se vende a 102, al no facturarse con fecha de ayer lo hacen con la de hoy, generando una buena cantidad de millones de dólares, los cuales quedan en manos de aviesos inversionistas.
Por supuesto, las picardías no únicamente se dan en el ámbito de los hidrocarburos, ya que son bien conocidos los contratos de toda naturaleza, donde se obliga a quienes los reciben a dar un porcentaje, mismo que va directo a los bolsillos de execrables funcionarios.
Nuestro planteamiento será el que ya hemos señalado insistentemente: ¿Hasta cuándo se logrará que en México haya justicia? Tópico del que sistemáticamente hablan los gobernantes en turno. Es incuestionable que la justicia sólo se dará cuando esté en la cárcel un retrechero ex presidente; empero como saben que eso no ocurrirá, ninguno deja pasar su oportunidad de sisar el dinero del pueblo; nadie les hace nada, ni siquiera su sucesor, al contrario, es clara la afrentosa protección y descarado contubernio.
Eventualmente se actúa contra el mal funcionario, pero siempre de manera tenue, como regla general por venganzas personales, jamás por justicia, mucho menos para que reintegren lo que han hurtado. Se insiste en la pregunta ¿Hasta cuándo?
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