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Edición 226
Martes, 02 de Febrero de 2010 17:08

Apunte

 El hábito no hace al monje

MÉXICO VIVE UNA CRISIS POLÍTICA, tiempo ha, que se agudiza porque los actores, desde el relleno a la marquesina, nada serio hacen para enderezar el rumbo. Tampoco les interesa hacerlo. En las entidades del poder delegado (también lo es el de la presidencia, aunque a otro nivel) pareciera que más se aplican por abonar el terreno de la llamada “política real”, es decir, la que se aleja sin remedio de la ética.

En el tobogán del deterioro de las representaciones ciudadanas, pequeños actores son inflados por supuestos anhelos democráticos. Y los desenlaces pueden ser estrambóticos. Verbigracia lo que acontece con Rafael Acosta en Iztapalapa.

CanoDesde el peso de sus reales capacidades son irrelevantes, pero se asumen necesarios en el circo de la simulación electorera. O al menos así lo creen sus infladores.

En el pecado se lleva la penitencia.

La cuestión de fondo es ver de qué manera (porque implica una valoración y una toma de posición) quienes a sabiendas recurren a la baja política (de los políticos menores, los de la oportunidad y la mejor oferta) conciliarían la ética con su conducta.

No es dable dar por sentado que las coincidencias y las prácticas son ajenas a la intención política de fondo. La vox populi tiene al respecto consejas valiosas.

Y reacciones aparte en un contexto de interlocución social ausente, no hay sombra de duda de que, con sus alianzas y prácticas, los dirigentes ciertos se colocan al nivel de sus aliados 

No hay lugar para la ingenuidad ni la argumentación rupestre de que el fin justifica los medios.

Imágenes y realidades

Si bien es cierto que en política las imágenes se construyen, y con demasiada frecuencia no pasan de ser eso, también lo es que los alegatos de positividad, para que generen respeto, deben tener referentes de realidad.

Se pueden ubicar presencias y trayectos, pero de común la cuestión se complica cuando se trata de establecer una relación causal entre aquéllas y la capacidad probada.

Y la diferencia entre imagen y realidad se percibe con claridad: a fin de cuentas el hábito no hace al monje.

No se trata, entonces, de disfrazar mesianismos impropios sino de hacer un ejercicio, racional y desprejuiciado, para construir una alternativa recuperable para la ciudadanía de este sufrido país.

El hecho es que el pueblo no tiene nada qué esperar, en tratándose de cambios de fondo para su beneficio, con ninguna de las opciones actuales. Lo mismo vale para los relevos del 2010 que para el 2012.

La política no está desprestigiada en grado sumo de manera gratuita. Los elementos que descalifican ese quehacer, que ha perdido su sentido original, están a la orden del día.

Y los políticos, con una suerte de desprecio soterrado a la ciudadanía, de perniciosos efectos, abonan cada vez más el descrédito.

Lo rescatable, así las cosas, está por construirse. No se ve en las actuales perspectivas, ominosas todas.

El llamado calderoniano

A otros temas: el presidente Felipe Calderón, urgido de identificación encomiable, reunió a las “fuerzas vivas” de la nación, al viejo estilo, para hablar de la primera mitad de su gestión, cada vez más encerrada en la urgencia que quiere desfacer entuertos.

Por lo mismo, llamó a las fuerzas no muertas, personajes y colegas de la política (de ellos) a “no perderse en debates estériles” y trabajar para que se aprueben “reformas estructurales de fondo”.

El mismo cantar de los tres  años que van del calderoniato.

Si quienes toman las decisiones en México, se colige, se siguen perdiendo “una y otra vez en debates estériles, en críticas sin propuestas, en prejuicios y en tabúes, otros países nos seguirán rebasando", dijo tajante Calderón.

¿Hasta dónde?

El presidente pidió a gobernadores, legisladores, dirigentes de partido y titulares de órganos autónomos, debatir, analizar y en su caso apoyar reformas "que a veces ni siquiera nos permitimos discutir a fondo".

Insistió en que es necesario “ir más allá” en lo fiscal y llamó a reflexionar en “cuál debe ser la reforma fiscal de fondo que necesita el país”, para lograr una “mayor recaudación y que genere competitividad y eficiencia del aparato productivo y que grave a quien más tiene y puede”.

La retórica, en suma, mientras los grandes problemas nacionales continúan intocados en lo fundamental.

Reelectores

El país no está preparado para la reelección de diputados y presidentes municipales; tampoco de los demás concesionarios del poder público de todo nivel.

En nuestra democracia fallida se impondrían los terrenales intereses, los clientelismos del poder relativo y del dinero, sobre todo.

Nuevas mafias se agregarían a las actuales políticas, que se “especializarían” aún más en el control de un electorado cuasi mecánico, con instancias que no son capaces de cumplir su función designada.

La propuesta calderónica, si se analiza desde nuestra realidad política, resulta tramposa.

Y ni de lejos se trataría, como afirmó Calderón, de “una reforma política de fondo”, aderezada con propósitos tan retóricos como negados a la concreción dadas las circunstancias.

Lo que no se quiere ver

No es la primera vez que Amnistía Internacional (AI) cuestiona el proceder del ejército mexicano, violatorio de garantías individuales y derechos humanos, dicho sea sin eufemismos.

Para AI, “existe un patrón de crímenes cometidos por el Ejército en sus operaciones de seguridad, los cuales tanto autoridades civiles como militares mexicanas niegan e ignoran”. Así es, guste o no al gobierno y sus epígonos.

En el comunicado reciente que causó reacciones previsibles, AI señala que las autoridades de nuestro país no investigan como se debe las denuncias de abuso, desapariciones forzadas, homicidios extrajudiciales e ilegítimos, torturas, malos tratos y detenciones arbitrarias.

Y lamentable, aunque perfectamente entendible, el entreguismo del comisionado panista, César Nava, avalando acríticamente todo lo que haga o deje hacer el supremo gobierno.

Tamborazos

-Para muchos, lo digan o no, las precandidaturas priístas al gobierno de Sinaloa: Mario López Valdez, apoyado por Juan S. Millán, y Jesús Vizcarra, impulsado por el gobernador Jesús Aguilar Padilla, se acercan más al estatuto de inventos de la política.

-¿Cuáles son sus reales merecimientos? Es la pregunta obligada por la sencilla razón de que ambos grupos se quieren erigir como prototipos de la rectitud, la eficiencia y capacidad.

-En el congresito de Sinaloa privan la opacidad y el despilfarro ante la pasividad, y complicidad en varios casos, de las y los diputados que, a veces, protestan y se quejan de su ir en la feria que no se atreven a enfrentar con decisión.

-A nuestros lectores y compañeros de páginas, feliz Año Nuevo. La vida sigue.

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