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Edición 232
Escrito por ABRAHAM GARCÍA IBARRA   
Jueves, 15 de Abril de 2010 16:46

De cómo descendió México al rango de Estado fallido

Anexión compulsiva o

voluntaria ¿no hay opción?

ABRAHAM GARCÍA IBARRA

(Exclusivo para Voces del Periodista)

Entre México y los Estados Unidos… el desierto

Porfirio Díaz


No se enfriaban aún las pantallas televisivas que profusamente nos dispararon imágenes de la Reunión del Grupo de Alto Nivel Estados Unidos-México (23 de marzo), y ya suspicaces comentaristas insinuaban “acuerdos secretos” convenidos en Los Pinos -pero dictados previamente  desde la Casa Blanca- por el presidente designado Felipe Calderón y la jefa del Departamento de Estado, Hillary Clinton. ¿Acuerdos secretos?

Vamos a ponerla de este tamaño: El 7 de abril, el general secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, compareció ante la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, ante la cual demandó perentoriamente la expedición de una legislación “emergente”, porque en este momento los militares llevan a cabo una tarea que legalmente no les corresponde. El indiscreto testimonio de uno de los legisladores asistentes a ese encuentro, fue en este tenor: “Prácticamente nos pidió aprobar el Estado de excepción”.

Lo que la mayoría de los medios destacó, sin embargo, fue que el titular de la Sedena advirtió que el Ejército requeriría de cinco a 10 años para volver a los cuarteles. El coordinador de la bancada del PRI en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, en la perspectiva de que Galván Galván se presentara ante el Senado, anunció: “Le preguntaremos por qué 10 año y no cinco o 20, y en qué sustenta su posición”.

Ganas de hacerle al fakir, las del sagaz sonorense Beltrones. A quien debiera hacerle esa pregunta -que su posición en el Senado le permite-, es al jefe del Comando Norte de los Estados Unidos (Northcom), general Víctor Renuart. Este halcón -20 días antes de que Galván Galván se presentara en San Lázaro-, precisamente el 18 de marzo, cuando Felipe Calderón y Carlos Romero Deschamps “festejaban” el 72 aniversario de la Expropiación Petrolera, asistía (Renuart) a cita con el Comité de Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, en Washington, ante cuyos miembros declaró que se tiene que continuar con el apoyo militar a México más allá de lo considerado bajo la Iniciativa Mérida, ya que  la guerra contra el narcotráfico es un problema que no tiene  solución rápida y tardará de ocho a 10 años más.

 

abraham 1

Informó el alto comandante que Washington otorga capacitación a México con base en el modelo empleado en Irak y Afganistánnuestra asociación con México. y  que existen planes de contingencia en caso de desbordamiento de la violencia “hacia este lado de la frontera”. Mientras lamentamos las bajas, argumentó, tenemos que continuar, ser persistentes en

(Al iniciar abril, el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson -que en 2006 lamentó la movilización de seis mil efectivos de la Guardia Nacional hacia la frontera, ordenada por George W. Bush-, dispuso el desplazamiento de contingentes de la GN para tranquilizar a sus paisanos, alarmados por el homicidio de un ranchero en la franja limítrofe.)

En el mismo orden de cosas, un vocero del Departamento de Estado, Gordon Duguid, enfatizó en esos días sobre el tema de la “asistencia” estadunidense para fortalecer el sistema judicial mexicano y la capacidad de investigación de las policías. Este asunto, dicho sea de paso, es uno de los apartados aceptados por Carlos Salinas de Gortari en la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en el que se plantea una suerte de homologación de los modelos judiciales de los tres países suscriptores y la integración de las Fuerzas Armadas bajo la doctrina del Pentágono, siempre subyugante.

Cuando se aparearon Bush y Fox

Hace una década -como consumación de un viejo sueño latente en los neocons gringos- llegaron apareados al poder presidencial el Partido Republicano en los Estados Unidos (George W. Bush), y el Partido Acción Nacional en México (Vicente Fox). Una coincidencia rigurosamente proyectada, pasaría como mero accidente si no fuera porque, en diciembre de 2000, se expresó desde Washington la preocupación por la preservación del liderazgo militar y económico global de USA, entonces todavía acreditado como la gran potencia unipolar.

Esa inquietud, maquillada de académica, está condensada en el documento Tendencias globales al 2015: Diálogo con expertos no gubernamentales acerca del futuro (TG 2015), producto de 15 meses de análisis elaborados por el Consejo Nacional de Inteligencia y aprobado para su publicación por la Junta Nacional de Inteligencia para el Exterior, bajo la autoridad de la dirección de la Agencia Central de Investigaciones de los Estados Unidos. Si, para efectos actuales, vale un dato, conviene subrayar que el proyecto fue consultado con al menos dos expertos de la Universidad de Harvard, de lo que se puede colegir que, desde entonces, Barack Obama pudo tener acceso al mismo. Después de todo, es hijo predilecto de esa institución.

En la temática del estudio se aborda una cuestión central para los objetivos y fines de seguridad nacional de los Estados Unidos: el de las gobernabilidades nacional e internacional. El punto se plantea así: “TG 2015 le asigna una mayor importancia a la gobernabilidad, en especial a la habilidad que los Estados tengan para lidiar con los actores no gubernamentales, tanto favorables como enemigos. TG 2015 le pone atención tanto a las oportunidades de cooperación entre los gobiernos como entre las organizaciones privadas. Especial atención se le ha puesto al creciente alcance de las redes criminales y terroristas internacionales”.

 

abraham 2

Entre las advertencias contenidas en el TG 2015 se encuentra una que es clave para entender el actual estado de tensión entre la Casa Blanca y Los Pinos: “Los países con gobernabilidades ineficaces e incompetentes no sólo no se beneficiarán de la globalización, sino que algunos prohijarán los conflictos domésticos y del exterior, así como la influencia de los actores no gubernamentales, ampliando la brecha entre los triunfadores y los perdedores regionales”. Esa advertencia cautelar se explica en relación con el papel que se asigna a los Estados Unidos como el principal promotor y beneficiario de la globalización. “Habrá”, previene el estudio, “un mayor número de actores importantes en el escenario mundial que retarán y supervisarán -y en algunos casos, reforzarán- el liderazgo estadunidense: Países como China, Rusia, India, México y Brasil…”.

A renglón seguido, viene lo que desde 1999-2000 era ya un temible secreto a voces:

Las organizaciones y redes criminales con base en Norteamérica, Europa occidental, China, Colombia, Israel, Japón, México… expandirán su escala y objetivos. Confirmarán alianzas unas con la otra, con empresarios cada vez más pequeños y con movimientos insurgentes en operaciones específicas. Corromperán a los líderes de Estados inestables, económicamente frágiles o en riesgo de caer, involucrándose ellos mismos en bancos y negocios con problemas y cooperando con movimientos políticos insurgentes para controlar áreas geográficas importantes. Sus ingresos provendrán del narcotráfico, contrabando de inmigrantes, tráfico de mujeres y niños, contrabando de sustancias tóxicas, desechos peligrosos, armas ilícitas, tecnologías militares y otro tipo de contrabandos; el fraude y la estafa financieros. Aumentará el riesgo de que los grupos criminales organizados trafiquen armas nucleares, biológicas y químicas”.

El crimen y la corrupción sí pagan

Para no dejar esas previsiones en el vacío logístico, el TG 2015 documenta: los ingresos de algunas de las actividades criminales (narcotráfico, depósitos de desperdicios tóxicos, robo de autos, tráfico de migrantes, robo de propiedad intelectual a través de la piratería de videos, software, y otros productos; como se ve, no se incluye el tráfico de armas), alcanzaban ya en 2000 hasta unos 340 mil millones de dólares anuales. Pero se consigna un dato aún más espeluznante: Se estima que la corrupción cuesta aproximadamente 500 mil millones de dólares anuales (cerca del uno por ciento del PIB mundial-, desacelerando el crecimiento, reduciendo la inversión extranjera y bajando las ganancias. (El subtítulo trascrito viene en el original del texto consultado.)

En los siguientes apartados, los autores del TG 2015 parecen dar un viraje notable en cuanto sus enfoques sobre México. La razón de esa ambivalencia es obvia: Su información y percepciones se generan en el tramo final del gobierno priista de Ernesto Zedillo Ponce de León. De ahí que se asegure que el progreso en la construcción de instituciones democráticas reforzará las reformas y promoverá la prosperidad al mejorar la confianza en la inversión. Brasil y México serán más actores confiados y capaces que buscarán una mayor presencia en los asuntos hemisféricos… “Pero la región seguirá siendo vulnerable a las crisis financieras por su dependencia en las finanzas externas y al persistente papel de la producción de una sola materia prima en la mayoría de las economías (…) el abandono de la democracia en algunos países será impulsado por la incapacidad de resolver las demandas populares, el crimen, la corrupción, el tráfico de drogas y las luchas insurgentes”.

Cuatro datos más para caracterizar el vacilante optimismo de aquel ejercicio de futurología:

  1. América Latina -especialmente México, Venezuela y Brasil- será cada vez más importante productor de petróleo hacia 2015 y un componente importante del naciente sistema de energía de la cuenca del Atlántico;
  2. Alrededor de 2015, los países clave tendrán cierto avance en la construcción de instituciones democráticas vigorosas y más capaces. Las instituciones democráticas en México, Argentina, Chile y Brasil parecen más estables, para que haya una continua consolidación;
  3. los países con alta criminalidad y corrupción extendida carecerán de consenso político para llevar adelante reformas económicas y se enfrentarán a un prospecto de menor crecimiento, y
  4. El crecimiento de redes centroamericanas y mexicanas de contrabando de personas exacerbarán los problemas a lo largo de la frontera con los Estados Unidos.

México fue desplazado del liderazgo de AL

Transcurridos dos tercios del periodo en prospectiva, los futurólogos, que no operan con base en encuestas, sino en investigación científica, de inteligencia político-militar, no se equivocaron en cuanto al poder desafiante frente a los Estados Unidos de China, Rusia, India y Brasil. Sí, fallaron en las expectativas sobre México. No es casual que, diez años después, con el arribo de Obama a la Casa Blanca, se reconozca para la interlocución hemisférica el liderazgo de Brasil.

Por lo que respecta a México, el TG  2015 atinó en el elogio a la incipiente construcción de instituciones democráticas. En este potencial se basó la salida del PRI de la Presidencia de la República y el ingreso del PAN a la misma. Pero este proceso, que prefiguró fortaleza para la gobernabilidad, devino debilidad y resquebrajamiento del sistema político, profundizado con el fraude electoral de 2006 y su secuela de ingobernabilidad.

Acertó el TG 2015 en sus varias de sus observaciones:

  1. la dependencia del financiamiento externo y el persistente papel de la producción de una sola materia prima, el petróleo, cuyos descomunales excedentes han sido dilapidados por las dos presidencias del PAN, mostraron la fragilidad y vulnerabilidad de la economía mexicana bajo el impacto de la crisis financiera internacional;
  2. el territorio nacional y sus diversas escalas de gobierno quedaron a expensas  del crimen organizado, que penetró las estructuras empresariales, políticas, policiales, militares, sociales y religiosas;
  3. el sistema todo sucumbió bajo el peso de la corrupción y la impunidad, y
  4. la letal combinación de alta criminalidad y corrupción, ha hecho imposible el consenso político para avanzar en las reformas estructurales y ha hecho retroceder el crecimiento y el desarrollo, amén del incesante derramamiento de sangre.

Globalización perniciosa y disolvente

En un apéndice del TG 2015, sus autores plantean cuatro escenarios globales alternativos. Escenario 2: Globalización perniciosa: Las élites globales prosperan, pero la mayoría de la población no se beneficia de la globalización. La escasez de recursos y el crecimiento poblacional ponen pesadas cargas en muchos países en desarrollo y la migración es una fuente importante de tensiones entre estados. Las tecnologías no solamente fallan para identificar los problemas de los estados en desarrollo, sino que además se explotan por redes ilícitas y negativas, y se incorporan a armas desestabilizadoras. La economía global se divide en tres: el crecimiento continúa en los países desarrollados; muchos países en desarrollo experimentan un crecimiento per cápita bajo o negativo, dando como resultado una creciente diferencia con el mundo desarrollado, y la economía ilícita crece dramáticamente. La gobernabilidad y el liderazgo político son débiles a nivel nacional e internacional. Los conflictos internos aumentan, alimentados por las expectativas frustradas, desigualdades y elevadas tensiones comunales; proliferan las armas de destrucción masiva y son utilizadas al menos en un conflicto interno.

Con la crisis económica global, pasó de moda, pues, aquello de que, lo que en el pobre es borrachera, en el rico es alegría. La conclusión del escenario trascrito vale lo mismo para México que para los Estados Unidos, fuente del cataclismo financiero planetario. Pero, mientras que Obama hace esfuerzos por impedir que los Estados Unidos se tercermundicen, desde allá se codifica al de México como Estado fallido. Por eso, la Casa Blanca envía a nuestro país a un procónsul experto precisamente en “Estados fallidos”, con la consigna de uncir al nuestro, de una vez por todas, al yugo imperial: Carlos Pascual. Y éste está cumpliendo puntual y exitosamente su macabra misión. Ay, México, ¡Tan lejos de dios. Tan cerca de los Estados Unidos! Por eso, repetimos, hasta Porfirio Díaz profería y prefería: Entre México y los Estados Unidos… el desierto. Ya no hay más resistencia patriótica. Los héroes que fueron están fatigados.



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