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Edición 247
Escrito por MANUEL MAGAÑA CONTRERAS   
Miércoles, 01 de Diciembre de 2010 13:53

{vozmestart}

 

definiciones

 

En la medida que “la guerra” del presidente Felipe Calderón se pierde frente a la “delincuencia organizada” y el narcotráfico, en la misma proporción crece el peligro de que, a través de la llamada Iniciativa Mérida, en México, como en Colombia, sean instaladas bases militares gringas “para ayudar” a combatir a grupos violentos que utilizan armamento norteamericano para mantener en la zozobra a nuestro país.

El narcotráfico trasnacionalizado es el mejor pretexto de los Estados Unidos para implantar un nuevo coloniaje en el Continente Americano de habla española y lo mejor sería que FCH se saliera del juego de esa “guerra” que no es de México sino de los Estados Unidos, donde se consume la droga producto de las discordias que tanto están dañando a nuestro país.

IniciativaMerida

Obama y Calderón: a partir de un piñón

Colombia ya es una nación totalmente sometida a los Estados Unidos con la instalación de bases militares norteamericanas y la amañada argumentación de la secretaria de Estado de los EU, Hillary Clinton de que “en México ya estamos como en la Colombia de hace 20 años” y que el narcotráfico ha derivado en “narcoinsurgencia”, no tiene otra siniestra finalidad que la de instalar también en territorio mexicano, las bases militares que tanto han anhelado desde la Segunda Guerra Mundial y que ahora, en pleno bicentenario del inicio del movimiento de Insurgencia creen posible alcanzarlo, por la existencia en México de una clase política exenta de sentido patrio. Y sin más meta que “su futuro político personal ” aunque con ello se ceda en “con cesiones”, aunque con ello se atente contra México, y su soberanía.

El Senado, gran culpable

En la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando México estuvo gobernado por mexicanos patriotas, fueron rechazadas todas las pretensiones gringas para instalar bases norteamericana en nuestro suelo, amparados en la Ley de Neutralidad de nuestro país, misma que prácticamente quedó derogada por el actual Senado de la República, integrado por “coordinadores” y “jefes de bancada”, dispuestos a “llegar a acuerdos” a costa de la existencia misma de nuestro país.

La firma del “plan” o Iniciativa Mérida, calca del Plan Colombia que ha devenido en pérdida de la soberanía de la nación colombiana, supone la derogación de la Ley de Neutralidad que fue el escudo nuestro contra las fauces del imperialismo norteamericano que quería devorarnos para que, en vez de España, sea en nuestros días “la Metrópoli” de donde salgan abiertamente la forma en que debemos conducirnos como nación.

Al mismo tiempo, por el abandono de la Doctrina Estrada, de “No Intervención y Autodeterminación de los Pueblos y de Solución Pacífica entre los Conflictos de las Naciones”, ha menguado nuestro prestigio en el campo de las relaciones internacionales y a la vez, nos expone a la injerencia del imperio de los EU.

El Poder Legislativo tiene, consecuentemente, una gran responsabilidad de lo que esta ocurriendo respecto del riesgo que corremos de la instalación de bases norteamericanas en territorio mexicano. El entreguismo, a nombre de “concertacesiones” que no son otra cosa que traiciones a México, nos encontramos en el riesgo de sufrir una nueva invasión militar estadunidense, ahora con el aval de la tecnocracia neoliberal que se ha forjado en las aulas universitarias del vecino país del norte.

La “guerra” es de EU, no de México

Es necesario que ante el riesgo de que a través del Plan Mérida y de un Senado de la República dispuesto a aprobar todo lo que favorezca la penetración extranjera, a cambio de “las 30 monedas de los consensos favorables a sus personales ambiciones políticas” como es el cado de su aprobación a la firma del Plan Mérida, el presidente Calderón cambie de táctica en la lucha contra la “delincuencia organizada”.


hillaryclinton

Hillary Clinton

Si en verdad los Estados Unidos quieren combatir al narcotráfico que tiene en su suelo el mayor mercado del mundo, entonces que impida la entrada de estupefacientes, vía capos de nacionalidad mexicana, en su mayoría. Para ello, deberá librar la batalla correspondiente en su suelo patrio, no en el nuestro.

Por costumbre, el imperio norteamericano ha realizado las guerras que tiene que librar, fuera de sus fronteras. En el caso de “la guerra” de Calderón contra el narcotráfico, el juego está perfectamente definido y consiste en el debilitamiento, la división y la falta de entendimiento entre los mexicanos, para que, llegado el momento, se lance a despedazar a nuestro país y arrebatarnos más territorio ante un México indefenso y víctima de la traición como lo fue en 1846-1848.

No queremos ayuda gringa

De los Estados Unidos no queremos, no necesitamos ayuda, tal como lo sugiere la secretaria de Estado, Hilary Clinton. Lo que queremos es convivir con el vecino país del norte, en plan de dignidad, con respeto a la soberanía de ambas naciones., pero de ninguna forma se desea que pretendan la instalación de bases militares. No deseamos, bajó ningún argumento, que en México tengamos otro Guantánamo, otra Colombia con bases militares gringas sobre su territorios , que no son otra cosa que heridas a su nacionalidad, a su independencia y a su soberanía.

Y como no queremos vivir en conflicto, entonces procede demandar que cese la ayuda estadunidense al narcotráfico, al que suministra armas suficientes a la “delincuencia organizada”, como para haber provocado la muerte de más de 30 mil personas, muchas de ellas seres inocentes, quienes han perdido la vida a título de “daños colaterales”, dicho esto sin el menor asomo de sentido humanitario.

Por un México nacionalista

Respecto al riesgo de instalación de bases norteamericanas en territorio mexicano, debemos apuntar que estamos en terrible desventaja, a consecuencias de la enseñanza desnacionalizadora del mexicano que se aprende a nivel básico, donde al decir de la opinión de doctos pedagogos, la enseñanza de la Historia, el Civismo y la Ética, principalmente, ha venido a menos.

La época de la Segunda Guerra Mundial es sumamente aleccionadora porque en esos tiempos (1939-1940) , tuvimos en el mando de la nación mexicana, a personas que defendieron a nuestro país.

En aquél tiempo México había nacionalizado su petróleo y ahora, la tecnocracia neoliberal, ladrona y corrupta, exenta de sentimientos patrios, entrega nuestros recursos naturales para el enriquecimiento de los consorcios extranjeros. En ese entonces, nuestro país entró a la Segunda Guerra Mundial sólo después de que fuimos agredidos con el hundimiento de varios de nuestros buques-tranque petroleros que hundidos en el Golfo de México, como “Potrero del Llano”, “Faja de Oro”, “Tuxpan”, “Las Choapas”, Oaxaca”, “Amatlán”, con pérdida de la vida de marinos mexicanos.

Es indispensable que, en los tiempos actuales, desde el punto de vista del Interés nacional, el presidente Felipe Calderón analice los pros y los contras de su “guerra” contra la delincuencia organizada, para que no sirva de pretexto a los “halcones” de la política norteamericana, en sus apetitos de absorber México, a través del Plan Mérida que tanto invoca la “halcona” Hillary Clinton, en su política de “ayudarnos” con “algo más que helicópteros” para lo que ella siniestramente califica de “narcoinsurgencia”. Calderón debe entender el riesgo que se corre con el injerencista Plan Mérida.

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DEFINICIONES

Iniciativa Mérida, ¿puerta para

instalar bases militares gringas aquí?

MANUEL MAGAÑA CONTRERAS

(Exclusivo para Voces del Periodista)

En la medida que “la guerra” del presidente Felipe Calderón se pierde frente a la “delincuencia organizada” y el narcotráfico, en la misma proporción crece el peligro de que, a través de la llamada Iniciativa Mérida, en México, como en Colombia, sean instaladas bases militares gringas “para ayudar” a combatir a grupos violentos que utilizan armamento norteamericano para mantener en la zozobra a nuestro país.

El narcotráfico trasnacionalizado es el mejor pretexto de los Estados Unidos para implantar un nuevo coloniaje en el Continente Americano de habla española y lo mejor sería que FCH se saliera del juego de esa “guerra” que no es de México sino de los Estados Unidos, donde se consume la droga producto de las discordias que tanto están dañando a nuestro país.

Colombia ya es una nación totalmente sometida a los Estados Unidos con la instalación de bases militares norteamericanas y la amañada argumentación de la secretaria de Estado de los EU, Hillary Clinton de que “en México ya estamos como en la Colombia de hace 20 años” y que el narcotráfico ha derivado en “narcoinsurgencia”, no tiene otra siniestra finalidad que la de instalar también en territorio mexicano, las bases militares que tanto han anhelado desde la Segunda Guerra Mundial y que ahora, en pleno bicentenario del inicio del movimiento de Insurgencia creen posible alcanzarlo, por la existencia en México de una clase política exenta de sentido patrio. Y sin más meta que “su futuro político personal ” aunque con ello se ceda en “con cesiones”, aunque con ello se atente contra México, y su soberanía.

El Senado, gran culpable

En la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando México estuvo gobernado por mexicanos patriotas, fueron rechazadas todas las pretensiones gringas para instalar bases norteamericana en nuestro suelo, amparados en la Ley de Neutralidad de nuestro país, misma que prácticamente quedó derogada por el actual Senado de la República, integrado por “coordinadores” y “jefes de bancada”, dispuestos a “llegar a acuerdos” a costa de la existencia misma de nuestro país.

La firma del “plan” o Iniciativa Mérida, calca del Plan Colombia que ha devenido en pérdida de la soberanía de la nación colombiana, supone la derogación de la Ley de Neutralidad que fue el escudo nuestro contra las fauces del imperialismo norteamericano que quería devorarnos para que, en vez de España, sea en nuestros días “la Metrópoli” de donde salgan abiertamente la forma en que debemos conducirnos como nación.

Al mismo tiempo, por el abandono de la Doctrina Estrada, de “No Intervención y Autodeterminación de los Pueblos y de Solución Pacífica entre los Conflictos de las Naciones”, ha menguado nuestro prestigio en el campo de las relaciones internacionales y a la vez, nos expone a la injerencia del imperio de los EU.

El Poder Legislativo tiene, consecuentemente, una gran responsabilidad de lo que esta ocurriendo respecto del riesgo que corremos de la instalación de bases norteamericanas en territorio mexicano. El entreguismo, a nombre de “concertacesiones” que no son otra cosa que traiciones a México, nos encontramos en el riesgo de sufrir una nueva invasión militar estadunidense, ahora con el aval de la tecnocracia neoliberal que se ha forjado en las aulas universitarias del vecino país del norte.

La “guerra” es de EU, no de México

Es necesario que ante el riesgo de que a través del Plan Mérida y de un Senado de la República dispuesto a aprobar todo lo que favorezca la penetración extranjera, a cambio de “las 30 monedas de los consensos favorables a sus personales ambiciones políticas” como es el cado de su aprobación a la firma del Plan Mérida, el presidente Calderón cambie de táctica en la lucha contra la “delincuencia organizada”.

Si en verdad los Estados Unidos quieren combatir al narcotráfico que tiene en su suelo el mayor mercado del mundo, entonces que impida la entrada de estupefacientes, vía capos de nacionalidad mexicana, en su mayoría. Para ello, deberá librar la batalla correspondiente en su suelo patrio, no en el nuestro.

Por costumbre, el imperio norteamericano ha realizado las guerras que tiene que librar, fuera de sus fronteras. En el caso de “la guerra” de Calderón contra el narcotráfico, el juego está perfectamente definido y consiste en el debilitamiento, la división y la falta de entendimiento entre los mexicanos, para que, llegado el momento, se lance a despedazar a nuestro país y arrebatarnos más territorio ante un México indefenso y víctima de la traición como lo fue en 1846-1848.

No queremos ayuda gringa

De los Estados Unidos no queremos, no necesitamos ayuda, tal como lo sugiere la secretaria de Estado, Hilary Clinton. Lo que queremos es convivir con el vecino país del norte, en plan de dignidad, con respeto a la soberanía de ambas naciones., pero de ninguna forma se desea que pretendan la instalación de bases militares. No deseamos, bajó ningún argumento, que en México tengamos otro Guantánamo, otra Colombia con bases militares gringas sobre su territorios , que no son otra cosa que heridas a su nacionalidad, a su independencia y a su soberanía.

Y como no queremos vivir en conflicto, entonces procede demandar que cese la ayuda estadunidense al narcotráfico, al que suministra armas suficientes a la “delincuencia organizada”, como para haber provocado la muerte de más de 30 mil personas, muchas de ellas seres inocentes, quienes han perdido la vida a título de “daños colaterales”, dicho esto sin el menor asomo de sentido humanitario.

Por un México nacionalista

Respecto al riesgo de instalación de bases norteamericanas en territorio mexicano, debemos apuntar que estamos en terrible desventaja, a consecuencias de la enseñanza desnacionalizadora del mexicano que se aprende a nivel básico, donde al decir de la opinión de doctos pedagogos, la enseñanza de la Historia, el Civismo y la Ética, principalmente, ha venido a menos.

La época de la Segunda Guerra Mundial es sumamente aleccionadora porque en esos tiempos (1939-1940) , tuvimos en el mando de la nación mexicana, a personas que defendieron a nuestro país.

En aquél tiempo México había nacionalizado su petróleo y ahora, la tecnocracia neoliberal, ladrona y corrupta, exenta de sentimientos patrios, entrega nuestros recursos naturales para el enriquecimiento de los consorcios extranjeros. En ese entonces, nuestro país entró a la Segunda Guerra Mundial sólo después de que fuimos agredidos con el hundimiento de varios de nuestros buques-tranque petroleros que hundidos en el Golfo de México, como “Potrero del Llano”, “Faja de Oro”, “Tuxpan”, “Las Choapas”, Oaxaca”, “Amatlán”, con pérdida de la vida de marinos mexicanos.

Es indispensable que, en los tiempos actuales, desde el punto de vista del Interés nacional, el presidente Felipe Calderón analice los pros y los contras de su “guerra” contra la delincuencia organizada, para que no sirva de pretexto a los “halcones” de la política norteamericana, en sus apetitos de absorber México, a través del Plan Mérida que tanto invoca la “halcona” Hillary Clinton, en su política de “ayudarnos” con “algo más que helicópteros” para lo que ella siniestramente califica de “narcoinsurgencia”. Calderón debe entender el riesgo que se corre con el injerencista Plan Mérida.



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