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“Yo también quiero ser sicario”
Que poderosos e impunes capos de la droga declaren públicamente que su base de apoyo radica que en que el narco ya está tatuado en la piel de la sociedad mexicana, y que diversos estudios sociológicos acrediten ese diagnóstico, es para sacudir a todo el sistema político y económico. Pero eriza el pelo que niños y adolescentes crean que su futuro socioeconómico está en el servicio a las mafias. Una muestra representativa de ese fenómeno la logró el Ejército mexicano en un sondeo realizado en el nivel básico de educación en el municipio de Nácori Chico, Sonora. Según esa encuesta, 60 por ciento de los alumnos de primaria entrevistados confesó que de grandes quieren ser sicarios porque el narcotráfico deja ganancias millonarias.
¿Cómo puede insistir el comandante Felipe Calderón Hinojosa en que va ganando la guerra contra el crimen organizado? Puede insistir, precisamente, porque la miopía gubernamental sólo permite ver la estrategia armada; esto es, el uso de la fuerza como única solución de un problema de complejos orígenes y ramificaciones, cuyo análisis y respuestas eficaces requieren de la contribución de todas las ciencias sociales y, sobre todo, de apertura mental en las altas esferas de poder y decisión. No es otra cosa la que reclaman miles de ciudadanos que en días pasados, en marcha desde Morelos por la Paz con justicia y dignidad -apoyada multitudinariamente en el resto del país y en el extranjero-, emplazaron al presidente de la República a escuchar a la sociedad. El jefe del Ejecutivo -atrapado en su hermética burbuja blindada- se cruzó la banda presidencial, y se presentó el 5 de mayo en Puebla para rendir elogio a los nuevos héroes que nos dan patria fertilizada con los cadáveres de más de 40 mil compatriotas. Los dioses ciegan a los que quieren perder. Tan es así que, en el colmo de la desfachatez, el secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, calificó de “etéreas” las expresiones de indignación y angustia sociales, al mismo tiempo que, con el secretario de Educación, Alfonso Lujambio, hacen alarde de imaginación, proponiendo que jóvenes de nivel preparatoria sean incorporado a la policía para hacerse cargo de perseguir a la delincuencia, pues no bastó con que la Secretaría de la Defensa Nacional se lanzara a la leva de conscriptos para mandarlos a destruir sembradíos de amapola y mariguana. Hace meses, el comandante Calderón Hinojosa trató de sonsacar a los ministros de su iglesia, la católica, para que respaldaran su guerra. El pasado 7 de mayo -cinco días después de que Calderón Hinojosa regresó de Roma, donde asistió a la beatificación de Juan Pablo II-, en nombre del Episcopado Mexicano el secretario general de este organismo, obispo Víctor René Rodríguez trasmitió un ¿Ya basta! a las muertes sin freno, a las ejecuciones y venganzas so capa de represión al crimen organizado. De la marcha por la paz, ahí está la iniciativa de un pacto nacional que seguramente quedará como constancia del clamor frente al muro del silencio levantado alrededor de Los Pinos, porque no es lo mismo ser oposición y pedir la cabeza del Presidente en turno, que ejercer este encargo y cumplir con la Constitución. En 1997, como jefe del PAN, haciéndose acompañar por los hijos vestidos de civil. Como jefe del Ejecutivo, exhibiendo a los mismos hijos vestidos con uniforme militar. ¿No es todo extravío fascista?
Le quitan medallas a la tecnoburocracia
Aunque remota la comunidad de Nácori Chico, lo que resulta de los testimonios recogidos por el Ejército es que, por simple instinto o intuición, los niños mexicanos atisban un futuro cerrado para la sana construcción de sus vidas. No puede ser de otra manera: Recientemente, en voz de su representante en México, Magdy Martínez, la ONU -en su Índice de desarrollo humano en hogares e individuos 2009- destacó que, entre 2000 y 2008, aunque algunas políticas compensatorias mejoraron, el ingreso de la población cayó en 2.1 por ciento. Una de las causas es la falla en el mercado de trabajo. Esa falla, agregamos por nuestra parte, no son producto de la ciencia infusa: Son consecuencia de la deliberada adopción de acciones que sólo velan por los privilegios del capital. El otro factor que incide en la esterilización del ingreso, es el encarecimiento de los alimentos. Nada más, pero nada menos.
Nuestro cruel padrastro, el Fondo Monetario Internacional (FMI), que con sus políticas de choque impuestas a México condujo al país a la crisis continua dando primacía a la economía especulativa, reconoce que en la última década (de presidencias panistas) la economía mexicana ha tenido un pobre desempeño, creciendo al ritmo de un precario tres por ciento anual. Recordar nomás que Vicente Fox prometió el milagro del siete por ciento anual. El FMI también procura matizar su crítica, afirmando que en materias fiscal y monetaria hay estabilidad, no así en la economía productiva, según declaró el director del Departamento del Hemisferio Occidental de ese organismo, Nicolás Eyzaguirre, quien recomienda, entre otras recetas, reactivar la actividad agropecuaria. Demasiado tarde. Que lejanos aquellos días en que el FMI colgaba medallas en el pecho de Carlos Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo Ponce de León. Lo peor del asunto, es que el FMI no ve salidas de escape, pues, sostiene, la principal vulnerabilidad de la economía mexicana estriba en estar atada a la suerte de la economía de los Estados Unidos.
Los siete para ver si completan uno.
Panistas, “los mejores; los más honrados”
Sin darse por enterado de los acontecimientos mencionados, el Partido Acción Nacional ve la tempestad y no se arrodilla. En pasada reunión en que presentó a sus precandidatos a la presidencia de México, cargó de merengue su repostería: Los panistas y sus gobiernos son los mejores, los más honrados y transparentes; trabajadores y muy cercanos al pueblo. ¿Los otros? Los otros son los del PRI, corruptos e irresponsables. Bien dice la conseja popular: Alabanza en boca propia es vituperio. Ese es el discurso que primó el acto de presentación de los aspirantes a la presidencia: Santiago Creel Miranda (senador), Heriberto Félix Guerra (secretario de Desarrollo Social), Emilio González Márquez (gobernador de Jalisco), Alonso Lujambio (Educación Pública), Javier Lozano Alarcón (Trabajo y Previsión Social, Josefina Vázquez Mota (coordinadora de la banca azul en la Cámara baja) y Ernesto Cordero Arroyo (Hacienda y Crédito Público.)
Después del michoacanazo, ¿qué?
Documentado judicialmente que el michoacanazo asestado por Calderón Hinojosa a sus paisanos no se trató más que de una venganza política, el mandatario sigue demostrando que el combate al crimen organizado es selectivo. Crimen organizado o delincuencia organizada, como quiera llamársele, actúan en la patria chica del michoacano para el despojo y destrucción de la riqueza forestal de la entidad, sin importar que en la defensa de su patrimonio perezcan miembros de las comunidades indígenas. Las primeras víctimas más recientes cayeron a mediados de abril en el municipio de Cherán, pero el dirigente de Nación Purépecha, Abdulio Marcos Prado asegura que el ataque de los depredadores amafiados y armados con un gran poder de fuego se extiende por otros nueve municipios de la entidad. La Procuraduría Agraria cuenta 47 conflictos activos. Los pueblos atacados han pedido que los aparatos federales, tan activos en otros estados, se hagan cargo de la situación, pero hasta ahora sólo han logrado una respuesta tímida y parcial. Acaso sea cuando se aproximen las elecciones para el relevo de gobernador (en las que la primera hermana del país Luisa María Calderón Hinojosa juega sus dados azules), cuando el Presidente se percate que debe intervenir en aquella zona de guerra.
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