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La polarización PRI-PAN, de ser
cierta, sería benéfica para México
A partir de noviembre de 1988, cuando en el pueblo de México existía la convicción de que el triunfador en los comicios presidenciales no fue Carlos Salinas de Gortari sino Cuauhtémoc Cárdenas, empezó la insólita alianza entre el PRI y el PAN, para que el panismo, bajo el impulso de Diego Fernández de Cevallos, alias El jefe; Luis H. Álvarez y el maestro de Felipe Calderón, Carlos Castillo Peraza, reconociera a Salinas y se estableciera, además una alianza que dio como consecuencia la imposición del neoliberalismo tecnócrata que nos unció a intereses extranjeros y empobreció al pueblo mexicano, a través del Tratado de Libre Comercio. TLC.
Desde ese entonces cobró vida el terrible y temido PRI-PAN que produjo daños para el país, como la reforma al Artículo 27 Constitucional que ha empobrecido a la masa campesina mexicana, así como nuevos criterios relacionados con la cuestión obrera, entre ellos, la supresión de conquistas laborales, con la imposición de los outsourcing que niega derechos a la clase obrera.
Con el PRI-PAN, como se dice coloquialmente, nos ha ido “como en feria”. Hemos ido y venido de mal en peor, tanto en los renglones de soberanía nacional, como de independencia económica especialmente tratándose de la dependencia alimenticia, la implantación de privilegios fiscales a las corporaciones extranjeras y el macro-capital, el incremento de la delincuencia, el narcotráfico, la desigualdad, el desempleo, etcétera. Los jirones de la Patria se los ha repartido el PRI-PAN en beneficio de sus prosélitos cupulares.
¿En verdad hay división PRI-PAN?
De 1988 a mediados del 2010, el PRI-PAN cayó en el desprestigio, ante el desmantelamiento del país en beneficio de intereses extranjeros, el empobrecimiento de los mexicanos y el enriquecimiento escandaloso e injusto de las cúpulas de la oligarquía, al amparo del poder. La corrupción de los partidos políticos llegó a ser de tan grandes dimensiones, que los “chuchos” del PRD, comandados por el tránsfuga Jesús Ortega. Se puso al servicio del PAN y traicionó sus principios de izquierda.
Cuando el PRI declaró por boca de sus principales dirigentes que “aspiramos a regresar a Los Pinos”, o sea, que piensan que el PRI vuelva a tener en sus manos la presidencia de la República, empezó una serie de desencuentros entre el partido de la Revolución Mexicana y el de la ultraderecha yunquista, como se tratase de algo cuidadosamente preconcebido.
La artificial “división” tuvo sus fallas y con un PRD “chuchista” en el terreno de las “alianzas” a las que tanto es afecto uno de los salinistas más ortodoxos, Manuel Camacho Solís, el PAN y los “chuchos” se aliaron para luchar contra el PRI, pero lanzando candidatos de extracción priista, como en el caso de Puebla con Rafael Moreno Valle y en Guerrero, con otro elemento de línea priísta.
Se acentúa la polarización
Indudablemente, el encarcelamiento de Jorge Hank Rhon, sin pruebas suficientes para condenarlo, constituye la máxima expresión de la polarización PRI-PAN “para convencer a la ciudadanía de que la polarización entre ambos partidos va en serio”. A esto hay que añadir las trfonantes afirmaciones del presidente Calderón en la universidad de Stanford, donde lanzó severos juicios contra regímenes príistas, de lo cual recibió inmediata respuesta con la avioneta estudiantil que le recordó los 40 mil muertos de “la guerra” contra el narcotráfico y l pregunta sobre los que faltan.
La detención de Hank Rhon tuvo definidos tintes electorales ante la opinión pública. De inmediato se creyó que era para desacreditar al PRI en relación al 2012,pero la libertad del hijo del extinto profesor Carlos Hank González, hombre clave que fuera del Grupo Atlacomulco, Estado de México, hizo pensar a la ciudadanía que dicha liberación se debió a “arreglos en lo oscurito”.
La opinión generalizada es que “posiblemente se trate de ajustes, pero no de rompimiento, sobre todo porque Carlos Salinas lo mismo tiene “autoridad” entre panistas que entre priístas, al grado de que, salga quien salga candidato a la presidencia de la República, será de filiación salinista, tanto dentro del PAN, como en el PRI.
La polarización sería sana
Si se analiza el período de 1988 a la fecha, se encontrará con que dicho período constituye uno de los momentos más trágicos en la historia de México, porque a ritmo de cambios y más cambios, hemos venido a menos. La alianza PRI-PAN ha beneficiado a los militantes más conspicuos de esos partidos, pero no a México. La Revolución mexicana y la ultraderecha panista son como del agua y el aceite, pero en razón de intereses, aunque haya diferencias insalvables, se tolera la presencia de contrarios de tal catadura, con tal de ganar poder y dinero.
No olvidemos que dentro de ese entendimiento PRI-PAN, la Revolución mexicana le entregó el poder al PAN, en el año 2000, al declarar triunfador en las elecciones a Vicente Fox, el mismo Ernesto Zedillo, en funciones de presidente de la República.
La existencia del PRI-PAN es un hecho que se manifiesta constantemente, pese a la aplicación de algunas estrategias para tratar de dar al público, el mensaje de que “en materia de principios, el PRI jamás transigirá con el Partido Acción Nacional
Vistos los resultados de la alianza PRI-PAN, durante los últimos 20 años, fácilmente se llega a la conclusión de que lo saludable para México, consiste en que realmente haya separación entre el PRI y el PAN, para que en vez de que se estanquen las aguas de la democracia, en vez de que se acentúe la corrupción, exista la competencia entre ls dos instituciones, con el propósito de que mutuamente se limpien las manos quienes se encuentren inodados en situaciones irregulares .y no tengan posibilidad de hacerlo, en aras de alianzas que por cierto rechazan las bases partidarias, especialmente las que tienen convicciones sobre la militancia a la que deben pertenecer.
En síntesis. Si resulta cierta la polarización PRI-PAN. Esto Será saludable para el país, porque ambos organismos se convertirán en vigilantes uno de otro.
Por el bien de México, la polarización PRI-PAN debe ser un hecho real y no una maniobra para ocultar las complicidades que entre ambos partidos políticos se han producido para infortunio de los mexicanos.
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