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LAS CALIFICADORAS
Casino global de sueños
que son pesadillas
REGINO DÍAZ REDONDO
(Exclusivo para Voces del Periodista)
MADRID.- El descontento generalizado contra las estructuras políticas y económicas actuales crece sin parar y comienza a inferir daños considerables a quienes las privilegian. Es un avance pacífico, por ahora. Estos movimientos son nuevos; ni comunismo, ni anarquistas participan; la social democracia ha perdido temporalmente la batalla y ahora la reivindicaciones obedecen a malestares reales y no a teorías filosóficas como ocurrió durante el siglo pasado.
Hay signos inequívocos de que estamos frente a requerimientos imprescindibles que deben atenderse so pena de ser derrotados por quienes están dispuestos a todo con tal de sobrevivir.
Acaba de darse un paso importante en Europa y en EU: Se presentan denuncias civiles y penales contra los evaluadores de empresas, bancos y países, todas ellos sajones, con diversas sedes en el resto del mundo.
En España, la Unión por Las Libertades Cívicas y el Observatorio de los Derechos Humanos y Sociales; en California, en Ohio y Conneticut, la Plataforma para Afectados por la Hipoteca que dirige el francés Michel Barnier y; en Bruselas, tímidamente, desconfían de Moody`s, Standard & Poors y Fitch. La UE ha pedido que “se investigue” cómo trabajan y que sus decisiones “puedan ser revisadas para conocer los métodos que utilizan”. Más que nada, que no se les considere como oráculos incapaces de equivocarse.
Al menos, que sus calificaciones pasen por un matiz analítico más severo y que, inclusive, se creen otras similares en diversos continentes, en este caso Europa que es, al parecer, la más necesitada de árbitros imparciales y confiables.
¿Se acuerdan de aquella premisa “denme un punto de apoyo y moveré el mundo”? pues es, paradójicamente, la que utilizan las valuadoras: Lo que yo digo pregono y afirmo es la única verdad.
Apóyense en mí, no se puede rebatir ni dudar de nuestros juicios y hay que atenerse a estas predicciones para señalar el curso de la historia de forma axiomática, exigen.
Comentarios como éstos, atribuidos a los dirigentes de dichas instituciones hechos públicos, están siendo cuestionados.
El enojo es cada vez mayor. La incipiente incredulidad comienza a tomar forma y los que acusaban en lo privado han salido a la palestra para ir a los tribunales propios o a los internacionales para poner un coto a tales acosos.
¿Cómo están sufriendo Irlanda, Grecia, Portugal, España e Italia; de qué forma empresas medianas y pequeñas pasan del bienestar a la bancarrota; cuántas comunidades españolas se ven afectadas por el juicio de los organismos de Rating; qué bancos tienen que reinventarse y perjudicar a sus clientes; cuántos Maddox hay en el mundo que no han sido tocados porque no convienen a los intereses financieros de grueso calibre?
¿Cómo es posible que las bolsas de valores más importantes del mundo se muevan a la menor descalificación de las Tres Hermanas?
Algunos de los rescates económicos de la UE han sido originados con la ayuda de dichos profetas de las cifras.
Pero un grupo de expertos, por más calificado que sea, no puede mover las economías a su libre albedrío.
Es preciso, como dice Bruselas: Más transparencia de las agencias; que no actúen en secreto, en petit comité, e informen de cómo llegaron a esas conclusiones.
Nunca faltan los defensores gratuitos -o no tanto- de lo establecido indebidamente. Exclaman dándose golpes de pecho “que las Agencias avisen a los Estados –soberanos- con un mínimo de tres días de anticipación a su veredicto”. ¡Qué valor!
Sonrisas, amargura, burla y decepciones se apoderan de los afectados por el Casino Global y sus sueños son pesadillas de las que despiertan con el ánimo más predispuesto a afrontar riesgos con tal de evitar los designios ajenos.
Claro, hay otros como John Boehner, presidente de la Comisión que investiga en la Cámara de Representantes de EU que exagera: “Sin las Agencias de Rating, esta crisis no hubiese ocurrido”.
Intervienen otra vez las Tres Hermanas con autosuficiencia: “Sólo emitimos opiniones”. Si, opiniones que catapultan a los que se insubordinan a sus designios.
Los abogados Gonzalo Boye y Jaume Asens han llegado a la Audiencia Nacional (Procuraduría General de la República) para presentar un grueso legajo de expedientes contra el absolutismo de estas tres futurólogas.
Incluye Bruselas un leve comentario al decir que “hay inquietud” pero no cita a tratar el asunto en el Parlamento Europeo. Hasta ahora, sólo son voces aisladas las que se manifiestan aunque hay muchas más que gritan en lo privado pero aún no se atreven a hacerlo en voz alta.
Hagamos un pequeño resumen de cómo actúan y cómo viven estas instituciones a las que algunos han calificado de “inquisidoras”:
Cualquier trasnacional, consorcio comercial o empresa pueden contratar sus servicios y ¿sabe cuánto tiene que pagar por ellos?... Pues 600 mil euros o más. Algo así como 10 millones de pesos. Pero ¿qué ganan?: “La Triple AAA” que es, según muchos, la garantía para poder operar sin riesgo aunque no estén en buenas condiciones económicas y hayan perdido su competitividad.
¿Saben cuánto han ganado en estos casi tres años de profunda crisis? Casi nada, un 35 por ciento más, aunque no proporcionan cifras globales.
Se rumora que algunos grandes empresarios de Europa, América y Asia, han llegado a acuerdos con las calificadoras aunque sus nombres no han sido revelados pero que están a punto de saberse por las recientes denuncias presentadas.
Soy más claro: Los clientes ricos, privilegiados, elaboran datos a su medida. Pero los denunciantes se han arriesgado a abrir la nueva caja de Pandora.
“Las calificaciones se cocinan con el cliente” afirman UpLCT y el ODES de esta nación.
La salud del Estado, de un país soberano, está en manos de los avariciosos que obtienen pingües ganancias.
¿Por qué se les teme tanto? Es fácil deducirlo y así lo manifiestan los quejosos: “Están al servicio de los que manejan la economía mundial, de los dueños del petróleo, los fabricantes de armas sofisticadas y los explotadores de piedras preciosas de África. Las dictaduras encuentran en ellos un respaldo a sus políticas antisociales”.
El dinero se mueve a su manera porque están muy respaldadas por sus poderosos socios que juegan impunemente con las cifras.
¿Apoyos concretos? Vaya éste:
“La excesiva regulación extranjera puede perjudicar el crecimiento”, declaran obsesivamente Goldman Sachs, J.P. Morgan, UBS y Citigroup.
La gente, entonces, comienza a cansarse del fundamentalismo.
El panorama no es bueno y se oscurece. El peligro se esconde detrás de las negras nubes del conformismo. Pero se inicia una época de protestas sociales en varias partes: El mundo árabe, Estados Unidos, Asia y América Latina o en territorios olvidados de cualquier continente.
Esperamos que se escuche a los manifestantes antes de que la violencia tome cartas en el asunto y haga estragos irremediables.
La alerta ha sido dada. Escuchémosla.
RDR
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