“El poder es como un explosivo, se maneja con cuidado o estalla”
Enrique Tierno Galván
el viejo profesor, ex alcalde de Madrid.
MADRID.- El país se mueve entre la efervescencia de la transformación y el intento gubernamental para sembrar el miedo entre las multinacionales por el posible cambio político en el país. Entran al debate vocingleros y a veces estúpidos nacionalismos. Como de costumbre, Artur Mas, volvió a mostrar su anti talante.
En la final de la copa del Rey entre el Barcelona y el Athlétic de Bilbao exhibe una sonrisa cínica cuando las aficiones de ambos clubes pitan el himno nacional. Es su estilo. Lo raro hubiese sido un gesto elegante como lo hizo el lehendakari Iñaki Urkullu pero no pueden brotar flores de aguas sucias.
De los encuentros entre los líderes de los partidos de oposición salen criterios definidos para integrar los gobiernos responsables que pide la gente. Cataluña, territorio libre español, quiere votar sobre su independencia. El 27 de septiembre es el día indicado por CiU para citar a las urnas y el presidente de la Generalitat vuelve a mostrar su rostro feo y mesiánico.
¿Disminuir al país?
Otro asunto más pendiente. A ver cómo resolvemos estas situaciones o si nos disminuimos como ocurrió con Yugoslavia para pasar a ser una nación sin relevancia. Aunque ahora ya casi lo somos.
En medio de estos dimes y diretes me refiero al poco peso que España tiene en el consorcio mundial: John Kerry, secretario de Estado de EE.UU. canceló su viaje a España porque se lesionó mientras hacía ejercicios en una bicicleta Bruselas.
De todas formas, se firmará el Tratado para mantener y fortalecer sus Bases en Morón. Se refuerzan con 2.200 militares, 500 civiles y 26 aeronaves de forma permanente. Cifra que podría aumentar en 800 soldados más y 14 aviones “en caso de crisis”.
¡Afianzada la paz!
Seguimos. No hay que olvidar un nuevo paso de nuestro querido gobierno: la salida de José Ignacio Wert, ministro de Educación, que se va a París con su pareja y de Luis de Guindos que ya dio el abrazo de despedida a Prometeo y buscará de inmediato la presidencia del Eurogrupo, nombramiento difícil pero que puede conseguir por obvias razones.
A este paso, el inmovilismo de Mariano Rajoy no lo es tanto. Antes abandonaron sus puestos Ana Mato, ministra de Salud, imputada, Alberto Ruíz Gallardón, de Justicia y Miguel Arias Cañete, de Agricultura. Y puede que lo haga también Cristóbal Montoro, que sueña con el éxodo porque está hasta la coronilla de aguantar verdades.
Por si fuera poco, algo aparece bien claro. El PP está solo en su patriótica lucha contra el comunismo internacional, el marxismo de la izquierda española y el yeti de las montañas pirenaicas.
Justas protestas
En tanto, en la calle, sigue la protesta. La gente se queja contra los desahucios que no terminan y las falsas bancarrotas de las grandes empresas que sólo buscan despedir a los trabajadores sin indemnizarlos.
Las mareas blancas y otras parecidas recorren la capital y varias ciudades para arremeter contra los latifundios seculares que disfrutan de excepciones fiscales.
Para seguir con los brincos económicos y políticos, lea usted lo que promete hacer Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid. Sí, esta abominable mujer de las nieves siberianas y estalinista confesa implantará un plan justiciero, horrible programa anti-sistema, que intenta:
Evitar que ninguna familia se quede en la calle tras el desahucio, garantizar los suministros básicos (luz y agua) a quien no pueda pagarlos, crear un banco público regional, para proyectos de emprendimiento, restaurar la tributación asociada a las actividades económicas de las grandes empresas, auditar y renegociar la deuda y estudiar posibles quitas.
Además, no más subidas generalizadas del IBI. Si acaso, progresivas; revisar los contratos integrales de servicios y revertirlos, paralizar la venta a fondos buitres de pisos y estudiar su reversión, imponer tasas a las viviendas vacías de inmobiliarias y bancos y dar ventajas fiscales a empresas sociales.
Ahí queda eso. Vaya con esta marxista impresentable que desea sumir en el caos a nuestro impoluto neoliberalismo popular.
Por si no fuera suficiente, en la calle sigue la protesta, la falsa bancarrota de empresas y se despide a trabajadores con mínimos indemnizaciones. A quienes denuncian los males de la nación originados por el gobierno, los llaman panfletistas.
Gracias.
Sacar tajada
Los conservadores son muy buenas transformistas, quieren sacar tajada de cuanto tocan al precio que sea.
Nadie se acuerda de encarcelar a los ladrones del Erario. Estos pasean por nuestras aceras indemnes, erguidos y la cabeza en alto orgullosos de su pasado y presente.
El parte-aguas nacional está ahí. A la nación le faltan cinco meses para las elecciones generales. La calma se va, la madurez, sufre; la honestidad se oculta para dar paso a la grandilocuencia e inclusive al odio entre las fuerzas políticas.
En algunas pancartas públicas, agitadas por hombres y mujeres, se leen frases espléndidas: “…me sobra demasiado mes cuando llega a fin el sueldo… de esta no me escapo… me quedo para comprobar que Bárcenas y Co., vuelven a la cárcel…”
La gente se desahoga entre risas y alegrías. Los medios de comunicación se hacen cruces y los comentaristas reparten candela por todas partes.
España está viva pero lucha para emanciparse. Lo logrará.
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