“…el hombre acaso no sea sólo un animal medio razonable, sino un hijo de los Dioses destinado a la eternidad…” El Lobo Estepario – Hermann Hesse
MADRID.- Charanga, pandereta, castañuelas, vestido de lunares, cante jondo y baile flamenco, la copla, los toros… y la guitarra de John Kerry, secretario de Estado de Estados Unidos.
José Manuel García-Margallo, ministro de Asuntos Exteriores, estuvo exultante. ¿Qué le regalamos?, ¡pues qué mejor: el símbolo de la España tradicional la que nos identifica y nos llena de orgullo, la España cañí que nunca desaparece!
El estadunidense se llevó a casa el estandarte más querido y admirado. Todo un triunfo del americano. Lo podrá enseñar a su familia y sentirse feliz de poseer el resumen de la flor y nata de nuestra civilización. Lo que nos ha dado fama, junto con los churros, en el extranjero.
Todos tenemos un símbolo, algo que nos fija en el calendario histórico. De lo poco que hemos hecho (o de lo mucho), nada. Tampoco, de que somos el primer país de Europa ni que, por la gracia de Dios (como diría el caudillo), encontramos un nuevo mundo.
¿Quiénes son?
Cervantes, Lope, Calderón, Alexandre, García Lorca, Machado, Dalí, Velázquez, Ramón y Cajal y cientos más, no existen. ¿Quiénes son? ¿Qué mérito tienen? Al primero, lo vimos en Broadway…, yo soy yo don Quixote…
¡Qué belleza!
Los españoles del 2015 estamos de plácemes. Kerry corrobora nuestra bondad. Con un reloj de los que tuvo Kennedy (que lo dejen en paz) nos conformamos y, a cambio, entregamos nuestra marca. La de España que tanto amamos. ¡Es maravilloso! Ganamos el corazón del funcionario del país más importante del mundo. Loor a Garcia-Margallo, hombre con instinto atávico y defensor de los mejores valores del neoliberalismo.
Las bombas que cayeron en España
La visita de Kerry pasó casi desapercibida. Llegó a llevarse un puñado de tierra contaminado de radiactividad que nos dejaron los norteamericanos hace 50 años. Todo fue producto de una equivocación.
A cambio de tal promesa, refrendamos y protegemos con nuestro honor las bases de Morón y el compromiso de velar por la democracia y libertad de los hunos y los otros.
¿A quién se le ocurrió tal obsequio? Seguro que los miembros del gobierno y demás asociados del culto, sonrieron. ¡Qué pasada! Con que acierto actúa el hombre “del caos de las dimensiones bíblicas”, frase dicha por tan preclaro ministro sobre lo que ocurriría en España si llegase a gobernar algún partido que no fuera el suyo.
¿Quizá una edición nueva del Quijote, con frases del Caballero de la Triste Figura, por ejemplo…?
No es el momento, se trata de una deferencia simbólica y nada mejor que la guitarra de un cantaor. ¡Lástima que también haya ofendido a Paco de Lucía, allí donde está! El jefe norteamericano de las relaciones con el exterior, aceptó, pero sin inmutarse, el regalo, lo colocó brevemente entre pecho y pierna y, erguido, posó para las cámaras.
Foto para los archivos de la Casa Blanca, recuerdo de cuando el ex aspirante a la presidencia de los Estados Unidos estuvo en el sur de Europa, lleno de nostalgia, de amor y venganza. España de mis recuerdos… aunque soy un emigrante jamás en la vida yo podré olvidarte… Para ser congruentes, Kerry debió obsequiarnos con una miniatura de un pozo petróleo o una estatuilla del general Custer en el oeste indio. ¿Tal vez una filigrana de Wall Street?
Es que estos americanos no tienen imaginación; en cambio, nosotros, que gritamos por todo menos por lo que es importante, sí sabemos agasajar a nuestros huéspedes.
No vino a apoyar a Rajoy
El enviado de Obama iba a venir hace ya unos meses pero algún tropezón, en una ciudad vecina, le astillo el tobillo. Llega ahora, a menos de dos meses de las elecciones generales. No, no se equivoque, no viene a apoyar a Rajoy. ¡quia!. Está aquí porque las naciones del euro han de darse cuenta de lo grave que sería tener un gobierno de un signo distinto al actual.
El diplomático no habló pero se dejó ver. Táctica número tres del decálogo de normas aprobadas para la política estadunidense con sus socios extranjeros. Hacía tanto tiempo que un secretario (ministro) de esa gran nación no ponía los pies en territorio ibérico.
Antes, el presidente Obama que lucha por deshacer el nudo gordiano de las multinacionales, recibió a los reyes Felipe y Letizia. Ellos sí fijaron la foto de la España monárquica. Se portaron con dignidad. Resulta curioso que un jefe de Estado, su Majestad, que no ha sido elegido en las urnas, tenga una actitud digna. No importa cuán encorchada esté doña Letizia, el rey se portó a la altura.
Quizá haya que modificar el criterio de los que sostienen que la monarquía no sirve para nada. Es posible que los jóvenes que defienden a Felipe porque es el mejor embajador de España como lo fue su padre entre las dictaduras árabes, sigan creyendo en estas formas del gobierno. En plena lucha política, ninguna de las formaciones de izquierda o derecha han expresado sobre el asunto.
Seguro que no es el momento propicio. Pero ¿cuándo lo será?.
Los españoles estamos ahora más contentos y satisfechos con Felipe y Letizia que con Juan Carlos. El aplauso o no a los soberanos llegará a su debido tiempo. En el tiempo adecuado para analizar el devenir de nuestro sistema de gobierno. Alargamos el tiempo y la historia nos lo puede reclamar. Pero a los consortes, mis respetos. A la monarquía, mi absoluto rechazo.
RDR
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