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¿Y dónde están los cruzados?
La caballada de la sucesión presidencial está flaca y ni caso hay en rebatir una realidad que debiera motivar una seria reflexión y no desplantes “argumentales” inanes.Sucede en todos los partidos y demás sucursales electoreras, por donde se mire y aún con los descargos de coyuntura o promesas de lo menos peor que animan esperanzas.
La caballada del PRI cierra filas.
Del PRI, Enrique Peña Nieto, hasta ahora en el caballo de la hacienda, o Manlio Fabio Beltrones, en la escenografía desvaída de “lo bueno” de lo viejo y la “calma” del cacicazgo de otros tiempos y circunstancias.
El panismo con diez que nunca aparecieron completos, que se hicieron siete y luego seis y cinco, andando ahora en tres o cuatro que no hacen uno.
Santiago Creel, quizás el que mayor batalla daría en la apariencia de la lucha; Ernesto Cordero, el manejable secretario de Hacienda; Josefina Vázquez Mota, líder parlamentaria de su partido; el infumable secretario del “trabajo”, Javier Lozano; Alonso Lujambio, titular dela SEP, que no acaba de colgarse y el madrero gobernador de Jalisco, Emilio González.
El “voto útil”, otra vez
Del PRD y amigos enemigos, Andrés Manuel López Obrador que, a contrapelo del discurso tradicional en su caso, bien haría en no seguir cometiendo los mismos errores que alimentaron también su derrota en el 2006.
En la banda de enfrente, Marcelo Ebrard Casaubón, recibiendo apoyos que, valoraciones aparte, tienen el común denominador del “voto útil” (y ya sabemos para qué es útil en esos casos).
Todos, al fin y al cabo representantes de un sistema cuyas bases no parecen estar dispuestos a minar. Cuando mucho, en el caso de la “izquierda”, filigranas y adecuaciones cosméticas según los tiempos, y no más.
En general, cambios sin cambios, al estilo del príncipe de Salina, el de “El Gatopardo” de Lampedusa.
Por nuestra parte no tenemos más que reiterar lo que ya hemos expresado: la sucesión del año próximo es una falsa disyuntiva, pues cualquiera sea su desenlace garantiza la continuidad en lo fundamental.
No pudo con la maistra
¿Y qué esperaban?
Como si hubieran nacido ayer, los exponentes de la clase política “opositora” se desgarran las vestiduras y denuncian la antidemocracia que campeó en las pasadas elecciones estatales.
Con tres partidos distintos y una sola hegemonía: la del dinero, la ciudadanía consciente, que lamentablemente es marginal a estas alturas, sí puede afirmar eso con propiedad, pero sin descargo de protestantes de la coyuntura que no les favorece.
Los partidos satanizan en una parte lo que hacen en otra; si ganan, es que “triunfó” la “democracia”, si pierden es que no hay democracia.
Es una verdad de Perogrullo que sólo les interesa ganar, a todos, como sea, lo que les garantiza seguir medrando con el erario. No hay más, dígase lo que se diga.
Oaxaca, Sinaloa y Puebla fueron resultado de situaciones que nada tienen qué ver con principios partidarios, ni con intenciones reales de cambios que, se está viendo, no existen más que en la discursiva simplona de los agraciados.
¿La culpa de quién?
La atención ha recurvado al interés de parte, pero aún se escuchan los reclamos intrapartidarios, sobre todo en el PRD, por la derrota que sufrió la “oposición” en las recientes elecciones del Estado de México, Coahuila, Nayarit e Hidalgo.
En Nayarit, el ex candidato perredista a gobernador, Guadalupe Acosta Naranjo (tenido como rentable promotor del voto en el “cambiazo” de Sinaloa) y en el estado de México el coordinador de campaña de Alejandro Encinas, Luis Sánchez, responsabilizan a Andrés Manuel López Obrador de la derrota sufrida.
Que es el culpable, dicen, por negarse a las alianzas con el PAN.
En el caso del PAN, no pocos militantes aceptan ya que la derrota es el resultado de la reedición sistemática de las prácticas satanizadas, ahora práctica cotidiana del llamado “blanquiazul”.
El gobierno, los gobiernos, como negocio, espacios del clientelismo, de la influencia mal habida y peor usada.
En el PRD, insisten en no ver la secuela de corruptelas que lo han llevado al desprestigio generalizado (véase si no Sinaloa).
¿De qué sirven los “metropolizados”?
Hace unas semanas, un amigo defeño dijo al columnista que en la "provincia" (como llaman ellos a los estados del país) nos quejamos mucho de los "chilangos" que nos llegan, pero que con los "metropolizados" que se van e instalan en el Distrito Federal salimos debiendo.
De entrada aclaré, por mera necesidad argumental, que entre quienes dejan su estado para ir a la capital del país muchos lo hacen de manera obligada (independientemente de otras cuestiones) como resultado del centralismo que campea en nuestro país.
Luego la conversación derivó a una interrogante que me parece de mayor relevancia: ¿los llamados "metropolizados" aportan beneficios tangibles, evaluables, a sus lugares de origen?
Una respuesta negativa, global y tajante, coincidimos, sería casi seguramente injusta o, cuando menos, excesiva.
Sin embargo, parece claro que las motivaciones (políticas) de quien deja su estado, en su enorme mayoría son de orden personal, privadas; se van en busca de mejores condiciones, de movilidad social y de éxito para ellos. El interés general no se hace presente.
En los brasos de Morfeo.
La veleidad gobernando
Sobre el caso Sinaloa, y a partir de algunas misivas recibidas, aclaremos que nuestra crítica se generó desde el inicio mismo de una contienda política cuyo desenlace estaba prefigurado; advertimos del signo de la veleidad y la simplonería de que hacía gala el candidato “opositor”, Mario López.
Y, en efecto, de unas semanas a la fecha, acérrimos apoyadores de López en campaña se han vuelto críticos y descubren precisamente lo que con toda oportunidad fue señalado y que dejaron de lado.
Un amable lector, Octavio Sánchez, nos refiere lo que aparece como una coincidencia crítica entre los inconformes de la cargada “malovista” y la que, desde el inicio, hemos hecho.
Será, pero es evidente que, pese a esa coincidencia (de coyuntura, para los emergentes que nada vieron en su momento) hay diferencia y distancia evidente.
Lo que estamos viviendo en Sinaloa es la consecuencia de haber permitido que la veleidad, la superficialidad y la limitación de miras arribaran al gobierno, con la clara complicidad de “oposiciones” de “izquierdas” y derechas.
Y la innegable, para muchos definitiva, participación de priístas a favor de López.
El candidato designado.
Tamborazos
-El caso de “Radio Voladora” está inquietando a los negociantes del presupuesto de “comunicación” en todas partes. Y con razón.
-En Sinaloa, como en el país todo, funciona la red de complicidades que hace posible el mantenimiento del estatus, como dicen los que saben. Los partícipes son disímbolos y de diversa etiqueta. Los de “izquierda” aparecen con banderas de una crítica que ni siquiera llega al disenso que legitima.
-Todo esto, sin descargo de los de enfrente, igual o peor, según el sapo y circunstancia (cano.1979live.com).
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