VOCES DEL DIRECTOR MOURIS SALLOUM GEORGE
Dios nos lo dio: Dios nos lo quitó…
¡CINCUENTA MILLONES DE MEXICANOS! Así, en números redondos se proclama Urbi et orbi -desde la colonia Arenal de la Ciudad de México- que fueron quienes decidieron el 1 de julio pasado la nueva formación de los poderes públicos en nuestro país. En cuanto respecta a los federales, el Ejecutivo y el Legislativo.
PERO, ¿CUÁNTOS DE ESOS MILLONES de compatriotas saben quiénes son y a qué se dedican los señores Constancio Carrasco, Falvio Galván y Salvador Nava Gomar? Se abren las apuestas…
De acuerdo con el régimen electoral mexicano, el proceso de sucesión presidencial pasa, primero, por la etapa que genéricamente se denomina administrativa, que corresponde al Instituto Federal Electoral (IFE); y, luego, por la fase jurisdiccional, que toca al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
De acuerdo con la doctrina constitucional, el Supremo Poder de la Federación, se divide, para su ejercicio, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Según el capítulo IV de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (“Del Poder Judicial”) se deposita el Poder Judicial en una Suprema Corte de Justicia, en un Tribunal Electoral… Éste, “será” la máxima autoridad jurisdiccional en la materia y órgano especializado del Poder Judicial de la Federación.
Más claro, ni el lodo. Ese tribunal, si ha de creerse a la carta de navegación de las elecciones generales federales de 2012, puesta en conocimiento de los votantes mexicanos hace nueve meses, tiene hasta el 6 de septiembre para dictaminar los resultados del conteo de sufragios para Presidente del 1 de julio, discernir sobre su validez y resolver lo conducente.
La última semana de junio anterior, dicho tribunal nombró la comisión que ha de preparar tal dictamen. Carrasco, Galván y Nava, arriba citados, son los magistrados comisionados. Son seres humanos, expuestos a sus propias pasiones y pensamiento, a la influencia social y a las presiones políticas y económicas que, casi invariablemente, provienen de los poderes fácticos.
Con independencia de lo que dicte la Carta fundamental que rige para todos los mexicanos con derechos constitucionales a salvo, ¿sirve de algo que Carrasco, Galván y Nava hayan aceptado una responsabilidad histórica de tamaña magnitud?
Hace alrededor de seis años, a los ministros de la Corte les llegó un grave asunto constitucional -relacionado con la industria de la radio, la televisión y las telecomunicaciones. Uno de ellos dijo, palabras más, palabras menos: Aquí vamos a saber de qué están hechos los ministros, expresión que vale lo mismo para los magistrados electorales.
Estamos, pues, teóricamente, en la fase jurisdiccional (jurisdicción, es poder o derecho a juzgar) de la elección de Presidente de México, una cuestión que compete exclusivamente a los mexicanos. ¿Por qué, entonces, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, con 60 días de anticipación a la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación mexicana, hizo la proclamación de Presidente electo de nuestro país, cuando aún los 300 distritos electorales federales no iniciaban el escrutinio de los votos del 1 de julio?
Si aventuramos una primera respuesta, podríamos decir que es la nueva moda: La troika constituida por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea y el Banco Central de Europa, se ha erigido en poder de facto para quitar y poner gobiernos en el viejo continente, como ha ocurrido en Grecia, Italia y España.
La segunda respuesta, es que la Casa Blanca se ha engolfado quitando y poniendo gobiernos en los países del Medio Oriente. La tercera, más de nuestra incumbencia por estar situados en el área de influencia de Washington, es que a Obama, títere -más que rehén, de los newcons- le sirve a su campaña para la reelección presidencial, maquinar la típica ofensiva del imperio contra gobiernos indeseables en América Latina, que lo son por tener tintes de izquierda. Ya ocurrió en Paraguay. Y contando.
El móvil de la cuarta respuesta es el más desleal: Quiere Obama mandar al basurero de la historia a Felipe Calderón Hinojosa, tan dócil a los intereses de quienes avasallan y suplantan a la sociedad estadunidense. Quiere dejar establecido -Obama- lo que el mexicano de a pie acepta con resignación: Dios nos lo dio/ Dios nos lo quitó…/ bendito sea Dios.
¿Y la Constitución mexicana? Su texto original está bajo llave en un nicho de la casa-museo de Venustiano Carranza, en la colonia Cuauhtémoc de la Ciudad de México. Bien guardado. Por eso, los gobernadores priistas, agazapados en la Conago, no tienen el menor escrúpulo para suplantar al TRIFE y César Duarte, el de Chihuahua, declara Presidente electo, cuando el Tribunal ni siquiera abría la fase procesal que le corresponde. Rondan los viejos ecos del pretérito: A la legalona.
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