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Ediciòn 293
Escrito por Teo Luna   
Sábado, 03 de Noviembre de 2012 00:16

Soy espejo y me reflejo

TEO LUNA


DE TAL PALO, TAL ASTILLA. Esta enfermedad, la mía, la que yo llamo La Saliva del Diablo, como es el titulo de uno de mis libros, es una enfermedad, progresiva, que crece día a día, incurable, porque es una enfermedad perversa del alma, burlona, porque viola con la fuerza de voluntad de cualquiera, contagiosa, porque un borracho contamina a su entorno; genética, porque está en la sangre, en esa sangre de abuelos, alcohólicos, padres, alcohólicos, hijos alcohólicos y se transmite de una generación a otra.

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Es estar predispuesto a sufrir y  a hacer sufrir antes de llegar al mundo; es decir, antes de nacer, el destino está trazado, y la enfermedad emocional, no es meramente la adicción al alcohol, se manifiesta en cuestiones de salud mental. Los hijos de los alcohólicos heredan trastornos de ansiedad, son maniaco depresivos, neuróticos, codependientes, inseguros, acomplejados, soberbios, llenos de miedos y pueden caer en cualquier tipo de adicción.

Atrás del alcoholismo y las drogas

Sin duda, el fracaso como pareja se debe que la enfermedad no permite que te lleves bien con nadie; todas tus novias pueden ser enfermas, codependientes, neuróticas y por ello, muchos de los hijos de los alcohólicos, se divorcian, fracasan  y creen que un clavo saca a otro clavo. Yo decía eso después de mí divorcio, y que me vuelvo a casar y que vuelve a ser el mismo infierno, que sólo había cambiado de diablo…

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Nunca ví que el infierno era yo y el mismito diablo, más aún con mis celos patológicos, mi machismo, mis actitudes de codependiente, controlador, manipulador, extorsionador emocional; y hablo por mi propia experiencia, por lo que he vivido y porque soy un enfermo emocional.

Las costumbres se hacen leyes

Hay un cúmulo de malos hábitos, que como padre herido, transmito y reflejo. Por desgracia, son sellos que marcan de por vida a los hijos, de padres alcohólicos o no alcohólicos, como la nula cultura del ahorro; no les enseño a guardar dinero, a prevenir el mañana, les enseño que el dinero en cuanto llega a las manos, como si quemara, hay que gastarlo, derrocharlo. No hay prevención, con mis gritos y actitudes neuróticas, mis hijos se llenan de miedos, soy el huracán rugiente, capaz de traumar y de acomplejar a cualquiera.

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Tiempo después, en la casa de un neurótico, hasta el perro es neurótico y la comunicación con mi familia es mal y de malas. Mi mal ejemplo como la irresponsabilidad en mi manera de beber, el fumar adentro de la casa, no importa si hay recién nacidos, es un mal ejemplo que habrá de arraigarse en ellos, les enseño a que no hay que respetar normas, que el respeto es lo que menos cuenta en la vida.

Un problema mayúsculo

Algunos alcohólicos superan su problema con la bebida, con la ayuda de AA o por si solos, después de haber tocado un buen número de fondos, como un divorcio violento, haber estado detenido en varias ocasiones por manejar en estado de embriaguez, incluso, haber perdido el trabajo por irresponsable, generado daños físicos, mentales, emocionales, sociales y económicos. Aun así, el  enfermo, vive en borrachera seca, es un ser que siempre está de mal humor, metiéndose en lo que no le importa, neurótico, infantil,  macho, autoritario, tajante, da un pésimo ejemplo a sus hijos, nietos y en si a su familia.

La danza de los defectos de carácter

Felizmente, cuento con siete libros publicados: Más allá de un ideal, en memoria de mi padre, Don Domingo Salayandia Najera, periodista ejemplar y hombre cabal. El segundo, Radio Causa y Cauce que es un  manual para que el joven estudiante aprenda todo sobre la radio difusión. El tercero, La Saliva del Diablo, es un texto muy crudo de mi realidad y la de otros adictos, ahora en proceso, la segunda edición.

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También, tengo el cuarto que se titula Ayer y Hoy, Volver a Empezar, hablando de mi, de mi pasado tormentoso y mi recuperación. El quinto, Secuestrada por un neurótico, mi testimonio, como el príncipe que se convirtió en sapo, y testimonios de otras victimas de la codependencia, de las relaciones enfermizas y destructivas. El sexto es un esfuerzo para informar, orientar y concientizar a la familia, de prevenirla respecto a la enfermedad, se llama, Tiempos de Luz y ahora, mi séptimo libro, me tardé dos años y fracción en concluirlo, y ahora, en noviembre lo presento si Dios quiere, se titula, Buzos capeurzos, con 54 capítulos me enfoco a sembrar una nueva cultura a dejar de tapar el hoyo después del niño ahogado. Es un libro útil para todas aquellas parejas que desean ser padres, útil para todos aquellos que quieran darles el blindaje a sus hijos de esta enfermedad perversa del alma, es evitar que el cúmulo de defectos de carácter no se hereden mas a tus hijos que tu generación sea la última que haya sufrido  por alcoholismo y por todas las emociones torcidas.

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En tales casos, la familia carece de un perfil propio frente al medio social y termina mimetizándose con él. Un adolescente incluido en una familia con estas características puede tener sentimientos de culpa y preocupaciones frente a sí mismo y hacia los demás. Estas estructuras familiares vulnerables tienen efectos graves en los primeros años de edad, pero son más evidentes en la adolescencia, ya que es el segmento de la vida donde seguramente se ha de formar la personalidad de un individuo. No es de extrañar que en una personalidad pre-adictiva un adolescente busque “huir” de este estado de crisis familiar apelando al efímero placer que puede dar una droga.

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A esto hay que sumarle las características propias del adolescente: en muchos  casos puede existir una desidealización del padre y de la madre, a partir de la cual los hijos dejan de sentir esa protección que representaban sus padres en los primeros años de edad. http://sinalefa1.files.wordpress.com/2009/07/nas_wallpapers_07.jpg. A veces el “azar” determina el final de este derrotero, ya que el modelo a seguir es el que está instalado en los códigos de dichos grupos, donde la idealización o la necesidad de imitación, puede llevar al adolescente a iniciarse en alguna adicción.

Gracias por leerme y más por escribirme. 614 4 10 01 58
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