DEFINICIONES MANUEL MAGAÑA CONTRERAS (Exclusivo para Voces del Periodista)
¿Los mexicanos perdimos la fe en México?
Ahora todo lo esperamos del extranjero
EN EL NÚMERO UNO DE SUS 16 PUNTOS BÁSICOS, la Unión Nacional Sinarquista -madre ideológica del PAN- define: “Consideramos criminal y cobarde el derrotismo de aquellos que creen imposible el resurgimiento de la Patria o que esperan del extranjero la salvación de México. Nosotros proclamamos que la Patria se salvará cuando triunfemos de nuestra propia cobardía y nos decidamos a ser verdaderos ciudadanos en pleno ejercicio de nuestros derechos y deberes”.
Pero al llegar el PAN al poder el año 2000, con Vicente Fox como su abanderado, las cosas dieron una maroma de 180 grados y se ha puesto de boga que para resolver nuestros problemas, primero vayamos al extranjero a consultar y a conseguir créditos. Según se estima en el Senado de la República, la deuda pública interna y externa, totaliza la cifra impagable de más de 9 billones de pesos, cifra ha crecido un 153 por ciento durante el calderonato que está a punto de fenecer.
Este adeudo, que nos ata a los intereses financieros mundiales y nos convierte prácticamente en sus esclavos, nos recuerda las dos frases del presidente de E: U., Thomas Wodrow Wilson, publicadas en la portada de Voces del Periodista”, en su número 291:
Una dice: “Lo que México necesita -por encima de todo-, es ayuda económica que no implique la venta de su libertad ni la esclavitud de su pueblo”.
En la otra, sostiene Wilson: “El sistema por el cual México ha sido ayudado financieramente, por lo regular lo ha atado de pies y manos y lo ha dejado de hecho sin un gobierno libre”.
Más claro no es posible hablar. Oficialmente, ahora se soslaya lo nacional, lo nuestro y lo único que tiene valor para los “nov” de los cuadros dirigentes en nuestro país, es lo extranjero, pese a que el mexicano tiene grandes cualidades como trabajador, como empresario, como hombre de negocios en general y como creador de centros de trabajo a lo largo de nuestra historia.
¿Hemos perdido la fe en lo nuestro?
Entre los mismos que con tan profunda convicción expresaban: “Consideramos criminal y cobarde el derrotismo de aquellos que creen imposible el resurgimiento de la Patria o que esperan del extranjero la salvación de México”, se localiza el mayor número de quienes han vuelto sus ojos al extranjero para adecuar la vida en México a la conveniencia de las corporaciones mundiales que pretenden venir en masa para convertirnos en sus esclavos, con sueldos de miseria, sin garantías laborales y aún sin pagar impuestos, lo que sólo es obligación de nosotros los mexicanos predestinados por nuestra clase dirigente a la a la esclavitud financiera de los réditos, correspondientes a las impagables deudas contraídas condicionadamente a seguir determinadas directrices socioeconómicas que son del todo desfavorables para la mayoría del pueblo mexicano.
¿Cómo ha sido posible que el mexicano que forma parte de los cuadros dirigentes en México hay derivado del amor al trabajo y la capacidad creativa para contribuir a la grandeza nacional y ahora vea al extranjero en pos de una supuesta salvación que jamás se producirá?
Mucho tienen que ver en esto quines viajan al extranjero par seguir una carrera en universidades gringas, donde se imparten los pormenores de la globalización económica y la necesidad de supeditar a las naciones de insuficiente desarrollo a las directrices de las nuevas normas de coloniaje y moderna esclavitud.
No se enseña el amor a la Patria
Algo que a todo mundo consta es que los sistemas educativos en México fueron cambiados y actualmente, desde el nivel básico, se ha dado preferencia a la computación, desprovista de elementos para convertir al hombre en ser pensante y más bien contribuir a que actúe como robot.
Sabido es que en la enseñanza básica ya no se enseña Historia de México, ni Civismo, ni Ética, ni Literatura, en forma suficiente. El amor a la Patria no se fomenta y las actividades cívicas se reducen a lo mínimo, más bien para “taparle el ojo al macho”, acerca de la deshumanización que se imparte en aras de una tecnologías magisteriales desprovista de valores.
No es extraño que en medio de todas las maniobras que se hacen para transformar “a modo”, la maneras de ser del mexicano, con la finalidad de que, en esta forma, en un mundo donde no se enseña a pensar, se acepten toda clase de modalidades, de cambios, aunque éstos estén encaminados a poner fin a la independencia de las naciones, a su dignidad soberana, previo abatimiento de sus valores culturales.
No es extraño, por tanto, que en vísperas de la transición presidencial, se advierta cierto descontento y en organizaciones de clara filiación panista, por ejemplo, el Consejo Coordinador Emporesarial (CCE), haya opiniones dispares sobre la Reforma Laboral. Lo mismo ocurre en el seno del PRI sin omitir el hecho del PRD, donde “chuchos”, “Bejaranos”, etcétera, disputan ideológicamente sobre la Reforma Laboral que postula el outsourcing o subcontratación de personal, para eludir responsabilidades en el renglón laboral; o sea, de los derechos de los trabajadores conquistados con tanto sacrificios en el pasado, como lo evidencian las huelgas de Cananea y Río Blanco.
Recuperemos la confianza en México
Nosotros, las generaciones de inicios del Tercer Milenio, estamos obligados a heredar al mundo de nuestros hijos, la bandera de la recuperación de la fe, de la confianza en México y de que únicamente con nuestros esfuerzos podremos salvar al país en que nacimos. Del extranjero sólo vendrán quienes aspiran a explotarnos y a llevarse las grandes ganancias obtenidas con la miseria del mexicano, fuera de nuestras fronteras la pérdida de fe en México, de parte de quienes recorren los países sede del poder financiero mundial, lo único que pueden conseguir con sus gestiones es la ruina de México y quizá su extinción.
Una cosa es buscar la colaboración y, otra, atar de manos a nuestro país con créditos condicionados que conceden mañosamente las grandes corporaciones FMI y BM
Nos enfrentamos los mexicanos de hoy, a una generación de “sepultureros de la nación”. La defensa de México, para que siga subsistiendo como nación libre, soberana, independiente, debe darse desde el campo de la cultura, para que el amor a la Patria retorne al interior de todos los mexicanos, sobre todo de los que tienen puestos de mando, para que las soluciones a nuestros males no los encuentren más allá de nuestras fronteras, sino con el trabajo y la creatividad cotidiana
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