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Ediciòn 294
Escrito por Jorge Guillermo Cano   
Domingo, 18 de Noviembre de 2012 22:47

APUNTE
JORGE GUILLERMO CANO

(Exclusivo para Voces del Periodista)

La sucesión

presidencial (de 1910)


FRANCISCO IGNACIO MADERO dedicó su libro, La sucesión presidencial en 1910, a los héroes de la Patria, a la prensa independiente y a los buenos mexicanos. A los primeros, porque conquistaron la independencia del país; a la prensa, por la “rara abnegación” con que “ha sostenido una lucha desigual por más de 30 años contra el poder omnímodo”.

cano

Hoy, a 104 años de que Madero escribió su libro (lo terminó en octubre de 1908 y se empezó a distribuir en enero de 1909) ¿Cuál sería esa prensa independiente que “con rara abnegación” luche de manera desigual contra el poder omnímodo? ¿La habrá?

La edición de La sucesión fue de tres mil ejemplares que circularon principalmente entre intelectuales y periodistas. La crítica inicial no le fue muy favorable pues se encontraron en el texto errores, inconsistencias y hasta contradicciones.

Sin embargo, hoy nadie pone en duda su importancia para entender las causas y las dinámicas iniciales del movimiento revolucionario en México.

El hacendado Madero

Madero nació el 30 de octubre de 1873 en una familia acaudalada de hacendados coahuilenses. Estudió en Estados Unidos y Francia para luego integrarse a los negocios familiares, pero sus inquietudes políticas lo llevaron a fundar, en 1901, el Club Democrático Benito Juárez.

uando Madero publicó La sucesión, no tenía presencia en el ámbito político nacional y había perdido dos elecciones locales frente a candidatos porfiristas: una, por la presidencia municipal de San Pedro (en 1904) y la segunda por la gubernatura de Coahuila, en 1906.

Fue hacia 1907 que Madero decidió, en coincidencia con otros políticos coahuilenses opositores a Díaz, integrar un partido nacional que, con candidato propio, participara en las elecciones de 1910.

Siendo una de las familias más ricas de Coahuila, con relaciones incluso con José Ives Limantour, ministro de economía en el gabinete de Díaz, la familia de Madero (con excepción de su hermano Gustavo) se opuso a las propuestas de Francisco Ignacio, temiendo represalias desde el poder presidencial.

En 1908 fue la entrevista de Díaz con James Creelman, cuando el dictador declaró que México estaba listo para ejercer la democracia.

Lo subestimó Díaz

El libro de Madero, según consignan fuentes históricas, se repartió también entre los políticos más destacados del país y se entregó un ejemplar al general Porfirio Díaz, acompañado de una carta que le dirigió el propio Madero, donde señalaba la necesidad de realizar “elecciones justas y transparentes”.

Díaz subestimó la influencia que el liderazgo de madero podía llegar a tener y no dio importancia al libro ni a sus advertencias.

La sucesión presidencial en 1910 suscitó diversas reacciones. No faltaron quienes se burlaron del autor pues consideraban fuera de la realidad la pretensión de derrotar al gobierno porfirista, fuerte y con una estructura de poder que había funcionado durante décadas.

Las propuestas maderistas

Otros, sin embargo, tomaron en serio las propuestas maderistas y previeron el fortalecimiento de un partido político contrario a los “científicos” de Díaz.

En La sucesión, Madero proponía elecciones libres, terminar con la corrupción imperante en el país, un sistema de rotación para los puestos públicos y la elección democrática de gobernadores y presidentes municipales.

Después de la publicación, Madero fue electo candidato a la presidencia por el recién formado Partido Nacional Antirreeleccionista, cuyo mensaje directo empezó a calar entre la población, lo que motivó la preocupación del régimen y los porfiristas decidieron detener al candidato durante una gira por Monterrey, siendo encarcelado en San Luis Potosí.

Porfirio Díaz fue reelegido y Madero, al salir de prisión, se fue a Estados Unidos desde donde lanzó el Plan de San Luis, convocando al pueblo a tomar las armas el 20 de noviembre de 1910 para derrocar al régimen porfirista.

El mensaje de La sucesión

En su texto, Madero explica que perdió “la primera esperanza” cuando se instituyó la vicepresidencia en la República, lo que permitiría al dictador nombrar a quien lo relevara.

“Comprendí (agrega) que no debíamos ya de esperar ningún cambio al desaparecer el Gral. Díaz, puesto que su sucesor, impuesto por él a la República, seguiría su misma política, lo cual acarrearía grandes males para la patria...”

La tendencia de los hombres en el poder, reflexionaba Madero, la manifiesta “del General Díaz y del grupo que lo rodea, es perpetuar el sistema de poder absoluto y hasta se empieza a iniciar un movimiento en las altas esferas reflejado en la prensa gobiernista, para reformar la Constitución...”

Cualquier coincidencia…

De las declaraciones a Creelman, Madero consideraba ocioso escudriñarlas, “porque no las creemos sinceras, pues están en contradicción manifiesta con sus actos posteriores y ya el General Díaz nos tiene acostumbrados… a hacernos las promesas más falaces”.

También se refirió Madero a otro aspecto de inquietante actualidad: “la circunstancia de que el General Díaz hiciera confidencias trascendentales, que en el caso revistieron el carácter de solemnes declaraciones, a un periodista extranjero”, mientras que a los mexicanos les regateaba el derecho de abordar esos mismos asuntos.

Y agregaba: “esto no viene sino a poner una vez más de relieve, la exagerada condescendencia del General Díaz para los extranjeros y el desdén con que ve a la opinión pública nacional y a sus representantes”.

Cualquier semejanza con lo que hemos visto en los últimos sexenios ¿será mera coincidencia?

Y casi lo mismo

El 7 de junio de 1911, Francisco I. Madero entró en la Ciudad de México, siendo aclamado en las calles, y tomó posesión de la presidencia de la República el 6 de noviembre de 1911, con José María Pino Suárez como vicepresidente.

Pero cometió el error, grave, de conservar las formas del gobierno anterior; los oficiales del ejército federal porfirista permanecieron con sus rangos; no cumplió sus promesas a los campesinos ni mejoró las condiciones de los obreros; los intereses de los empresarios y hacendados ricos no fueron afectados sustancialmente y el pueblo pronto cayó en la desilusión y el rechazo.

Los zapatistas siguieron en armas y exigían que se repartiera la tierra, lo que Madero no hacía y, en cambio, mandó al ejército federal sobre Cuautla. Zapata aumentó sus fuerzas y contra atacó en las cercanías de la Ciudad de México.

En Chihuahua, el general Pascual Orozco proclamó el plan de la Empacadora, que recogía fundamentalmente los postulados del plan de San Luis agregando reformas sociales y políticas. La rebelión de Orozco fue abatida por Victoriano Huerta.

Los polos de la crisis

En sus mensajes, Madero presidente consideraba que el pueblo estaba preparado para lograr la transformación del país por la vía democrática, exhortaba a organizar partidos políticos y a una participación activa en los asuntos públicos.

Pero la inestabilidad política y social se instaló, en buena parte por el incumplimiento de Madero de las expectativas que había despertado en los grupos revolucionarios.

Tampoco los industriales, y el sector empresarial, en general, tanto nacional como extranjero, estaban conformes con las relativas libertades que el nuevo régimen prometía a los obreros; no confiaban en su capacidad para garantizarles la estabilidad que exigían y pusieron su parte en el clima que llevó a la caída de Madero.

En ese contexto, el papel que desempeñó el embajador estadounidense, Henry Lane Wilson, es de sobra conocido.

Finalmente, el 13 de febrero de 1913, el presidente Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez  fueron asesinados por órdenes de Victoriano Huerta, en las inmediaciones de la antigua Penitenciaría de Lecumberri.

Tamborazos

-Sin solución a la vista (todos se hacen de la vista gorda) continúa la violación a la Constitución por parte del gobierno en los llamados “retenes”, mismos que propician la criminalidad en lugar de combatirla efectivamente.

-Abusos, humillaciones a la ciudadanía, transgresión sistemática de los derechos, es la constante. Si hubiera diputados. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla ).



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