MEMORIAS DEL PATIO TRASERO ABRAHAM GARCÍA IBARRA (Exclusivo para Voces del Periodista)
Arrepentido, Miguel de la Madrid denunció antes de morir nexos de los Salinas de Gortari con el crimen organizado.
NEOLIBERALES: ÁNGELES EXTERMINADORES
La conjura de los locos
¿YA NO HAY NADA QUÉ HACER CON LA REVOLUCIÓN MEXICANA? Es una pregunta que dejamos entre corchetes, cuando faltan unos días para que, nominalmente, el Partido Revolucionario Institucional, hijo del Partido de la Revolución Mexicana, nieto del Partido Nacional Revolucionario, se instale de nuevo, no en Palacio Nacional -que fue su recinto histórico-, sino en el fascinante bunker de Los Pinos y sus encantadoras cabañitas.
En vías de mientras, vale recordar que van a cumplirse 75 años de que el general Lázaro Cárdenas del Río dictó el decreto de Expropiación Petrolera, acto que en su momento fue tipificado como Declaración de la Segunda Independencia de México: La económica.
El monumento a la Revolución Mexicana, en su proyecto arquitectónico original, fue un diseño que condensó -como otras obras se la época- el afrancesamiento de la dictadura porfiriana. No fue casual que, por encima de los términos de la convocatoria para su asignación, el contrato se haya otorgado a Èmile Bènard. La primera piedra la colocó Porfirio Díaz el 23 de septiembre de 1910. Eran los festejos del primer centenario de la Independencia.
Suspendida la obra durante dos décadas, el gobierno posrevolucionario dispuso la revisión del plano para terminar la obra negra y erigirla, como aposento funeral, en tributo al movimiento armado iniciado en 1910. Terminado en 1938, el primer huésped fue Venustiano Carranza (1942). Durante el sexenio del mexiquense Adolfo El joven López Mateos, recibió los restos de Francisco I. Madero (1960).
En uno de esos raptos maquiavélicos que procuraron la reconciliación de los reductos de las facciones revolucionarias, el presidente Luis Echeverría dispuso que el cuerpo del general Cárdenas -fallecido el 19 de octubre de 1970- fuera depositado, no sin resistencia de la familia Cárdenas Solórzano, en dicho mausoleo. Es que, en 1969, los despojos del general Plutarco Elías Calles (fundador del Partido Nacional Revolucionario), muerto también un 19 de octubre, habían sido depositados bajo las columnas del MR en 1969. En 1976, ahí fueron depositados los restos de Francisco Villa, sin que se resolviera todavía qué pasó con su cabeza.
Los neocientíficos llegaron ya
Llegaron los neoliberales, reproducción potenciada de Los científicos porfirianos, en 1982: Por disposición de Miguel de la Madrid, el 20 de noviembre de 1986 la memoria de la Revolución mexicana fue refundida bajo los sótanos de la gran mole, donde pudiera inundarse. Como ocurrió hace apenas unos cuantos meses.
La modificación del plano de lo que ahora es el Monumento a la Revolución, y su terminación en 1938, correspondieron al arquitecto Carlos Obregón Santacilia. A éste respetable creador se acredita también el diseño del edificio Guardiola, iniciado ese mismo año y concluido en 1941, sede de no pocos aquelarres bancarios.
El edificio Guardiola, emblema, entre otros, de las avenidas 5 de Mayo y Francisco I. Madero, del Centro Histórico de la Ciudad de México -con independencia de sus atributos arquitectónicos-, nos incita a un ejercicio memorioso de lejanas primaveras: El dato, para entonces una leyenda en nuestra imaginación juvenil, de que en su bóveda se encontraba depositada la gran reserva de oro mexicano -tangible, en lingotes-, que garantizaba el valor de la moneda nacional y el crédito en el exterior, hasta entonces responsablemente gestionado, libre de la coacción rapaz del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Todas las mañanas, rumbo a Filomeno Mata 8, nos topamos ahora con el edificio Guardiola, señero en la irrupción de la arquitectura moderna en el Centro Histórico. Retrato del cataclismo socioeconómico, provocado por el neoliberalismo: Al pie, a los costados de la obra, amanecen todos los días fiambres inanimados e innominados de la escoria humana metropolitana. Apesta a lo que es el gran despojo de la riqueza nacional.
Cruza usted la avenida 5 de Mayo. Apenas unos 12 metros: Ahí está, resplandeciente, bruñido todos los días, el edificio del Banco de México, donde despacha y disfruta cada día de una carta gastronómica pantagruélica, un empleado del Fondo Monetario Internacional: Se le denomina gobernador. Es el esférico doctor Agustín Carstens Cartsens, quien con gran frecuencia blasona de un nuevo record en la acumulación de divisas en dólares, sin informar que un alto porcentaje de las reservas, consignadas en libros, han sido apañadas por la Reserva Federal, la agencia bancaria privada de los Estados Unidos. El dólar, con los ceros que le quitó Carlos Salinas de Gortari, está por encima de los trece mil pesos.
Es -la descrita- la astrosa y cínica estampa neoliberal que saluda el CII Aniversario de la Revolución mexicana.
Saldos del neoliberalismo
Del centro a la periferia: Sale uno de la envidiable y envidada Ciudad de México y recorre el ensangrentado y desolado territorio nacional. El llano en llamas -de Juan Rulfo-, es apenas una pálida y casi risueña evocación literaria frente al cruel espectáculo que se escenifica en la Patria que fue grande. Con el propio Rulfo, podemos recordar la angustiada súplica: ¡Diles que no me maten! No sólo de plomo está vestida la muerte.
Carlos Salinas de Gortari, infante homicida.
El paquete que, enervado, le regresan al PRI las dos presidencias del Partido Acción Nacional (PAN), lo podemos cuantificar en unos cuantos datos, que se agregan a la montaña de estadísticas que, por ejemplo, el Consejo Nacional de Evaluación de la política de Desarrollo Social nos asesta frecuentemente, sin que al gobierno del humanismo político le provoque el menor rubor.
Nuestros 115 millones de mexicanos componen poco más de 23 millones de hogares. Esta categoría es sólo un referente casi imaginario en el universo de familias desintegradas por el neoliberalismo y la guerra narca. La Salud -como la Alimentación y la Educación- ha sido elevada a rango de Derechos Sociales consagrados por la Constitución de 1917; recientemente englobados bajo el rubro de Derechos Humanos en la propia Carta fundamental. La Organización de las Naciones Unidas codifica esos valores como imperativos del Desarrollo Humano. Hasta hace poco, todavía se hablaba de nacimientos de niños descerebrados como consecuencia de la desnutrición materna, entre otras causas. La parlocracia gubernamental dejó de referirse a ese vergonzoso tema.
En la mitad de los hogares mexicanos, la cobertura contributiva de Salud (Instituto Mexicano del Seguro Social, Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, secretarías de Defensa Nacional y Marina y Petróleos Mexicanos), ampara sólo a 30 por ciento del total de sus miembros; en tanto que el promedio alcanza a 43 por ciento. “Aun añadiendo el Seguro Popular, 60 por ciento de los hogares con jefatura femenina no tiene cobertura de salud para todos sus integrantes; en tanto que 50 por ciento de los jefaturados por hombres se encuentra en la misma situación.
Ese revelador y acusador cuadro lo puso en circulación en días recientes el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop), de la Cámara de Diputados federal, en el análisis Vulnerabilidad social y riesgo de caer en pobreza en México.
Crece población asalariada sin prestaciones
El estudio, obra de la investigadora Gabriela Ponce Sernicharo, abarca a la población asalariada que no tiene prestaciones sociales. Dicho segmento creció, entre 2000 y 2010, seis por ciento. “Quienes laboran en negocios pequeños (con menos de cinco trabajadores), tienen el doble de probabilidad de caer en pobreza que los que laboran en empresas grandes (más de 50)”.
Al subrayar el problema con visión de género, Ponce Sernicharo reporta:
- El grueso de los jefes y jefas de familia se encuentra entre 30 y 64 años (72 por ciento), pero la edad promedio de las mujeres es seis años mayor que la de los hombres: 52 y 46 años. En los hogares con jefatura femenina el nivel de escolaridad de ellas determina el ambiente educativo del conjunto de los integrantes del hogar.
- Los hogares en que menos de 50 por ciento de sus miembros tiene cobertura médica, registran tres veces más posibilidad de sufrir empobrecimiento.
- Las familias con integrantes menores de 15 años, tienen dos veces más probabilidad de sufrir pobreza que las que no están formadas por esos activos. En otro extremo, los hogares que tienen adultos mayores muestran una diferencia de 30 por ciento en el riesgo de caer bajo la línea de bienestar familiar, frente a los que no lo tienen.
Y así ondean la bandera blanca
En otro enfoque sobre el mismo tema, en su Reporte Económico (Unidad Técnica de Economía), el acreditado economista David Márquez Ayala señala que, entre 2000 y 2011, el número de unidades médicas públicas (los mismos sistemas arriba indicados), creció apenas 1.28 por ciento: De 19 mil 99 a 21 mil 973. El investigador apunta, sin embargo, que el número de camas disponibles en esas unidades públicas es un indicador más preciso de la capacidad de servicio. En este renglón, la disponibilidad aumentó de 77 mil a 83 mil. Esto es, sólo 0.7 por ciento.
Zedillo, “los traumas de su niñez”.
De la misma forma en que los servicios educativos básicos fuera del Distrito Federal andan por los suelos, un recorrido por la Suave Patria permite consignar que, en Aguascalientes o Yucatán, proyectos hospitalarios permanecen como monumentos a la demagogia, sin uso. Pura obra negra. En Tlaxcala un hospital regional de la mujer está en las mismas condiciones. En Oaxaca, Veracruz o Tabasco, están las pomposas estructuras arquitectónicas, sin personal médico o de enfermería. Aun los institutos de Seguridad Social -IMSS o Issstse, castigados con cargo al Seguro Popular-,, no sólo carecen de personal, sobre todo especializado, sino de oportuno y eficiente suministro de medicamentos.
¿Cómo puede el “gobierno del Presidente de la República” -en su incesante e increíble ofensiva publicitaria bajo el slogan Vivir Mejor- alardear de que ha logrado la cobertura universal en el Sector Salud?
La raíz de todos los males
Frente al sombrío escenario de depredación e ingobernabilidad sembrado por el neoliberalismo, aun los más implacables detractores del no desarraigado viejo régimen, empiezan a reconocer a regañadientes que el prolongado periodo de estabilidad, que se cerró en la década de los 70 del siglo XX, tuvo su soporte en las políticas públicas de compensación socioeconómica que operaron bajo el sistema de economía mixta, que prohijó instituciones que mediatizaron la resistencia al proceso de acumulación de capital. Esas instituciones y sus programas fueron extinguidas por la tecnoburocracia.
En la transición de los modelos de desarrollo estabilizador-desarrollo compartido a la administración de la abundancia-neoliberalismo, ya para 1997 -durante la gestión del priista Ernesto Zedillo Ponce de León- estudios del movimiento obrero concluían que, en las dos décadas anteriores, la clase trabajadora sumaba pérdidas por más de 260 mil millones de dólares. La correlación trabajo-capital en la participación del Producto Interno Bruto (PIB) se había inclinado hacia el segundo, en una proporción de entre 10 y 13 por ciento.
El proceso de expectativas decrecientes para los trabajadores de la ciudad y el campo, condensado en aquellos datos, se fincó en los programas implantados a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, enmascarados en las afamadas medidas dolorosas… pero necesarias. “Necesarias”, para servir a la economía especulativa, parasitaria; “dolorosas”, para los sectores productivos.
Según el estudio citado, las pérdidas para la clase trabajadora derivaron de las frecuentes devaluaciones del peso y de las política de despidos masivos, primero en el sector público, y, como reacción en cadena, en la empresa privada (empléate a ti mismo, recomendaron los tecnoburócratas; ahí el origen de la economía negra); el castigo a salarios y prestaciones sociales y económicas, como condición para conservar una plaza laboral, aun de personal sindicalizado; la precarización del empleo y el salario para favorecer la expansión de la industria maquiladora extranjera; los topes salariales impuestos por el Banco de México, que se generalizaron tanto en el sector servicios, como en el industrial. El efecto de esas acciones, concertadas por el gobierno y el sector empresarial, impactó el valor de la captación y prestación de servicios del régimen de Seguridad Social.
La implantación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y la aplicación indiscriminada del Impuesto sobre la Renta, que calentaron la inflación (y la evasión fiscal) y sirvieron de coartada para poner a galope la carestía. El agandalle de los fondos de Vivienda, primero, y más tarde del viejo Sistema de Ahorros para el Retiro (SAR), etcétera.
Medidas de facto, la mayoría (dictadas por la discrecionalidad administrativa del Poder Ejecutivo), a toro pasado empezaron a legitimarse -como ahora la contrarreforma laboral- vía las llamadas reformas estructurales, pasadas por la complicidad del Poder Legislativo.
La apuesta por el librecambismo
Sólo a manera de ilustración: Ya embrocado México, desde 1979, en el Acuerdo sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), recurso para desembarazarse del sambenito proteccionista y supuesto de impulso las exportaciones de manufacturas, resultó tobogán irreversible por el que el país cayó en la trampa librecambista. Pronto se cruzó la frontera, casi imperceptible desde entonces, hacia el primer Tratado de Libre Comercio saliniano con los Estados Unidos y Canadá.
Fox, esperanza inútil.
Ahora mismo, se puede preguntar: ¿Cuál es el porcentaje de componentes nacionales que participa en la maquila que hace de México campeón exportador? Al actual secretario panista de Economía, Bruno Ferarri -a días de entregar el cargo está pidiendo camioneta último modelo, de ocho plazas, para su uso personal- se le haría bolas el engrudo si trata de convencer a quien quiera escucharlo, de que esa participación de componentes nacionales es de más del 10 puntos porcentuales.
La ofensiva tecnocrático-neoliberal se desencadenó a partir de algunos globos de sonda:
- Se atacó al sector social en algunas ramas que generaban razonables márgenes de empleo. El cooperativismo, por ejemplo, y en especial el de la industria pesquera, generador de divisas. La descomposición gremial, enervada por la extinción del Banco Nacional de Pesca y Desarrollo Pesquero (Banpesca), a finales del sexenio de De la Madrid, derivó en el desvío de la flota pesquera, en particular la camaronera, hacia el transporte ilegal de drogas.
- Al sector social activo en el agro, se le privó también de fuentes de crédito público, asistencia técnica; de insumos y equipamiento, de adquisición y comercialización de las cosechas. A ejidatarios y comuneros desplazados se les confinó en el jornalerismo o se le remitió al ejército de reserva de los cárteles de la droga.
- Al sindicalismo obrero se le despojó de empresas de producción, distribución y consumo sociales, y hasta de su propio banco, el Obrero. A los trabajadores apenas se le ofreció la miserable opción ocupacional en la maquila extranjera.
- A las desclasadas clases populares baja y media, sobre todo a las organizaciones de trabajadores no asalariados, se les impuso como destino manifiesto la economía informal.
- A los medianos y pequeños empresarios se les puso bajo las fauces del expansionismo comercial e industrial extranjero, y de la usura, bendecida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
- Los pequeños ahorradores, miles de pensionados entre ellos, fueron saqueados impunemente por la banca paralela impulsada y tolerada después de la expropiación bancaria de 1982, y al calor del crack de la Bolsa Mexicana de Valores en 1987.
Lo demás fue regar sobre llovido: Aceleración de la privatización de entes públicos, empezando por el sistema bancario nacionalizado, no obstante ponderarse melifluamente el éxito de su administración en manos del Estado, para obsequiarlo a inversionistas extranjeros; onerosos rescates de plutócratas que hicieron compras de saliva de ese patrimonio público; Tratado de Libre Comercio, contrarreforma agraria -como ahora la laboral-, entrega de los fondos de retiro de los trabajadores a la insaciable rapiña de administradoras privadas, maquinación de errores de diciembre , enero y febrero… Todo, ahora sí, sancionado por el Congreso de la Unión, que sigue remiendo dinero público a las podridas panzas del Fobaproa-IPAB.
Un modo de imponer el Destino manifiesto
¿Cómo se llega al Estado fallido? Por tres vías: 1) La incompetencia del hombre público; la exaltación de la ineptitud; 2) el asalto al poder político, no para gobernar, sino para engullirse ávidamente el gasto público, y, 3) la traición rigurosamente calculada.
Nos aproximamos al siglo de que -tocado por la cadena de periódicos Hearst, que proponía que, de una vez por todas, la Casa Blanca instalara en Palacio Nacional a un Presidente a sabor, para cerrar el ciclo de la Revolución mexicana-, el secretario de Estado (USA), Richard Lansing, escribió una carta que ya hemos citado en otras ocasiones, pero es pertinente volver a ella:
“México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta con controlar a un solo hombre. Debemos abrirles a los jóvenes ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo por educarlos en el modo de vidas americano, en nuestros valores y en el respecto al liderazgo de los Estados Unidos.
Calderón, el hijo desobediente
“México necesitará administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la Presidencia. Sin necesidad de que los Estados Unidos gasten un centavo y disparen un tiro, harán lo que queremos. ¡Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros!”.
Ironías: El documento de Lansing tiene fecha de 5 de febrero de 1924. Siete años antes -un 5 de febrero también- se había votado la Constitución mexicana de 1917 y, un año antes, el gobierno de Álvaro Obregón había suscrito los Tratados de Bucareli, primado por la presión de los intereses petroleros estadunidenses. Casi 70 años después, Carlos Salinas de Gortari impuso a México el Tratado de Libre Comercio, en cuyo clausulado introdujo secretamente el tema de los hidrocarburos mexicanos. Salinas de Gortari es egresado de la Universidad de Harvard en maestría y doctorado de Economía.
Por este plantel pasó el presidente Franklin Delano Roosevelt, quien llegó a decir: Tomé cursos de Economía en el colegio (Harvard) durante cuatro años y todo lo que me enseñaron fue equivocado”. Fue el impulsor del Nuevo trato, con el que los Estados Unidos remontaron el vendaval de la Gran depresión.
Alienado al final de su sexenio, en entrevista periodística Salinas de Gortari se sintió iluminado por la Providencia: He cambiado, declaró, la mentalidad de los mexicanos. Con eso está dicho todo.
Irracionalidad en la pugna por el poder
Salinas de Gortari fue registrado en los anales de la nota roja de los años cincuenta como homicida infantil. En julio de 1988, la vieja Comisión Federal Electoral, después de la caída del sistema de cómputo, le fabricó mayoría de votos. En unas de las jornadas más violentas que se recuerden en el interior del Palacio Legislativo de San Lázaro, en septiembre el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados hizo la declaratoria de Presidente electo en su favor. Durante su gestión fue acusado por el Partido de la Revolución Mexicana (PRD) de haber asesinado a más de 500 luchadores sociales. Después de concluir su mandato, en feroz conflicto con el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, producto de la Universidad de Yale, Salinas de Gortari atribuyó la conducta de éste a traumas de su niñez.
Terminado el mandato de Vicente Fox Quesada (otro que presumía de diploma de Harvard, a pesar de que la rectoría de la Universidad Iberoamericana le endosó 20 años después título de Administrador de Empresas ¡!), en el marco de su gestión de anulación de su matrimonio eclesiástico, la sacra rota romana le diagnosticó al guanajuatense disociaciones mentales. Narcisismo, fue el más suave de los síntomas que reveló.
El hijo desobediente
En una recopilación de escritos del reconocido y extinto militante del PAN Eugenio Ortiz Gallegos, éste narra cómo Felipe Calderón Hinojosa (tercero blasonando de su paso por Harvard), enardecido, se opuso a la propuesta para que el comité ejecutivo nacional del partido, autorizara un homenaje póstumo a don Luis Calderón Vega, padre del michoacano. La viuda de don Luis estaba en la antesala del salón de acuerdos.
Calderón Hinojosa quiso hacer del corrido El hijo desobediente su himno de campaña presidencial. Con esa denominación bautizó el vehículo en el que recorrió el país. Recientemente, en Zacatecas, en su gira de despedida de fin de sexenio, se refociló con las notas de dicho corrido. Éste trata de un cainita que echa manos a sus fierros contra su hermano. Cuando interviene el progenitor de ambos, Felipe, es el nombre del protagonista del corrido, le amenaza: Hágase de aquí mi padre/ vengo más bravo que un león/ no quiera que con mi daga/ le traspase el corazón.
¿De qué están hechos los 17 consejeros y magistrados electorales que en 2000 y 2006 entregaron el poder presidencial a Fox y Calderón Hinojosa, respectivamente?
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