APUNTE
JORGE GUILLERMO CANO
(Exclusivo para Voces del Periodista)
¿Quién cierra la puerta?
ENRIQUE PEÑA NIETO ES PRESIDENTE DE MÉXICO,
pero derivar sin más que sea el mando mayor, único y exclusivo, tiene sus bemoles.
Elba Esther
HABRÍA QUE DESESTIMAR acríticamente que detrás están grupos de poder, de la política y el gran capital primermundista, los grandes ricos locales y sus socios operativos de la kakistocracia partidaria.
Poder faccioso y parcelado al fin, los alcances del aparato de “justicia” en el país son también etiquetados; su “eficacia” y “eficiencia” corre al tenor de los designios terrenales de la “real politik”, es decir, al margen de la ética.
En ese contexto, tienen razón quienes afirman que la aprehensión de la otrora omnipotente dueña del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales, siendo merecida, tiene otros referentes que rebasan, sin sombra de duda, la mera procuración de justicia en un país signado por la ilegalidad y la corrupción en todos los órdenes.
Es también, el encarcelamiento de la indefendible maestra, una acción en busca de legitimación y consenso por parte del priísmo que retorna casi sin haberse ido. El gobierno de Peña Nieto, aún sin los extremos que aún no se expresan, no pasaba por buen momento y la diferencia figurada se escapaba del escenario oropelesco.
Ni quien cierre la puerta
La detención y posterior formal prisión de EEGM, seguida del gran despliegue mediático que ha corrido aparejado al estentóreo anuncio oficial (naturalmente opacado hace unos días por la muerte de Hugo Chávez) oxigenó presencias y envió mensajes que, sin duda, están sopesando casi todos, por no decir todos, los actores políticos de posibles infieles inclinaciones.
No se trata aquí de alguna defensa para la ex dueña de vidas y haciendas magisteriales. Fuera de la legal a que tiene derecho, no cabe en nuestra idea, pero sí el sentido de la proporción y una derivación ineludible: si el rasero fuera general, los propios anunciantes del supremo gobierno le acompañarían.
Porque ¿cómo se explica la extraordinaria y evidente riqueza de actores gubernamentales, y políticos en general, en casi todos los órdenes y niveles? ¿Cuántos de ellos pueden comprobar que sus dineros provienen de sueldos normales, aún de niveles ejecutivos? ¿Qué con los ex presidentes en Jauja? ¿Senadores, diputados, gobernadores y ex de lo mismo?
Que paren las prensas
El pasado 26 de febrero, el mensaje fue irrecusable: que paren las prensas porque la gesta ocupa lugar, el gran escándalo, noticias, avances y los infumables “análisis” llenaron las pantallas y ocuparon las ondas radiales, la atención nacional cuasi obligada en eso y nada más.
El detalle más nimio iba al hipotálamo. Poco antes, el grandilocuente Emilio Chuayffet Chemor, espada en mano, había lanzado la advertencia (¿qué es eso de que le llamen ignorante con causa, aunque la acusación venga de semejante arena?).
En curso el manotazo, el procurador Jesús Murillo Káram, el “duro” con los de enfrente, haciendo oratoria con detalles legales de impropia expresión en ese momento.
Casi de la mano, la presunción de uso político de la PGR, como antes (y más antes que es el ahora).
Había qué ver aquella “conferencia de prensa”, todo preparado, carteles, gráficas y pieza explicativa casi memorizada por un sub procurador de apellido Castillo (de control regional de la PGR) que logró sus minutos de fama que, aparte del lugar común, serán algunos días y quizás semanas.
Y se presenta como tremendo el “operativo exitoso” luego de una cacería ni tan complicada en este país de inteligencia policial ausente.
¿Absolutamente qué?
Circula la versión cuasi heroica del gendarme que encara a Elba Esther, todavía a bordo del avión, y amenaza con bajar “a como sea” a la mujer enferma de 68 años de edad.
Le preguntan a Murillo cómo reaccionó la maestra y responde: “soy absolutamente honesto, no se” -De a tiro, piensa el escribiente ¿absolutamente honesto? -Ya ni la jode.
Días subsecuentes de ires y venires declarativos (opacados por el Concilio que viene y el deceso de Chávez) algunos recuperables: Javier Sicilia señala que “si se trata de justicia real, que sigan con varios personajes que se han enriquecido con recursos públicos de los trabajadores mexicanos”.
Pero nada ha ocurrido hasta ahora, mientras Romero Deschamps se apoltrona en el Senado de la flamante República.
Al día siguiente entrevistan de nuevo al sub de los 15 minutos que no supo explicar la “procedencia ilícita” ni la “delincuencia organizada”; precavido, dice que no debe litigar en medios. El caso puede hacer agua, comenzamos a ver.
Y como llega se va
A Elba Esther Gordillo la impuso Carlos Salinas como lideresa del SNTE en abril de 1989, cuando se deshizo de Carlos Jonguitud Barrios. Ahora, el priísmo que retorna se deshace de la Gordillo en busca de un actor más afín a los acomodos que vienen.
Y no es que la señora Elba fuera a plantear alguna alternativa radicalmente opuesta a los designios del jurásico que regresa, sino que ya resultaba francamente incómoda y presumiblemente muy cara.
Por otra parte, con esa acción, y su andanada mediática, se pueden matar varios pájaros: está en puerta la discusión sobre la apertura de Pemex a la inversión privada; se pone a la defensiva a posibles interlocutores “desleales”; se confirma el control absoluto del sistema y sus estructuras (en este caso con la PGR por delante) y se pone a la defensiva al sindicalismo de todo signo.
Se alinean o cuello
Advertencia, mensaje, amenaza, todo en uno a la clase política en general, la de adentro y la de afuera (con la duda de si hay alguna realmente afuera).
En cualquier momento los “investigadores” de esto y aquello pueden sacar a relucir lo que, por cierto, todo mundo sabe: que se hicieron ricos mediante corruptelas y se puede armar un expediente, con gráficas tipo caso Gordillo, en horario de privilegio.
Se puede hacer exactamente lo mismo, a la hora que los detentadores del poder fáctico decidan, contra cualquiera, por cimentado que parezca.
Si se parecen o no los casos de Gordillo, el de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, en el sindicato de petroleros y el de Carlos Jonguitud Barrios, a quien Elba Esther relevó en el cacicazgo sindical, es discusión ociosa. En todo caso, la lógica es sin duda semejante y lo demás detalles anecdóticos que no alteran el fondo de la cuestión.
De lo que no hay duda es que en todos ellos el gobierno federal hizo uso faccioso de la “legalidad” para ajustar cuentas y meterlos al redil.
¿Y todo arreglado?
Contrariamente a lo que pregonan, el “estado de derecho” no se ve fortalecido y, en lo que toca a los motivos declarados, particulares del caso, la cuestión es: ¿se resuelve la tragicomedia educativa mexicana con la sola caída de Gordillo o el problema de fondo tiene que ver también con los mismos que la tumban?
Sin pasar de los soponcios, Juan Díaz de la Torre fue electo como presidente del Consejo General Sindical para el Fortalecimiento de la Educación Pública, en sustitución de Gordillo Morales, quedando como máximo dirigente del SNTE.
Llega Díaz de la Torre con el estigma de haber sido palomeado en Los Pinos, según enteradas versiones, y con el compromiso (que se ha visto claramente respetado en los días subsiguientes) de no meterse con el caso de la maestra y negociar, sin mayores presiones, el incremento salarial y la reforma educativa.
Díaz de la Torre se reunió previamente, en la Ciudad de México, con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el emisario presidencial para el caso.
De lo más reciente, antes de la entrega de esta columna, se amparan dirigentes del SNTE que temen ser aprehendidos y expresan sin cortapisas: la intención de la administración peñista es clara, “mantenernos en jaque”. No se necesita ser sabios y el miedo no anda en burro. A ver qué sigue.
Tamborazos
-Sin solución a la vista (todos se hacen de la vista gorda) continúa la violación a la Constitución por parte del gobierno en los llamados “retenes”, mismos que propician la criminalidad en lugar de combatirla efectivamente.
-Ya está en circulación nuestro libro El Mensaje, de relatos y aforismos. A ver a dónde llega (
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