La
“misericordia”islámica
(o, de cómo España y Pakistán, quieren asesinar a un artista)
HÉCTOR
CHAVARRÍA
“En el nombre de Dios, el compasivo, el
misericordioso...” (Invocación al
principio de todos los suras
coránicos, excepto el IX). “Porque quien salva una vida es como si
salvara a la humanidad.” El
Talmud y El Corán.
CINCO VECES AL DÍA, de acuerdo al ritual musulmán, los fieles son llamados a la oración y esta
convocatoria siempre comienza con la cita sobre la misericordia de Dios: Bismillahi’rrahmani’rrahim... en el
nombre de... etcétera.
Imran Firasat
Mientras eso ocurre de boca para
afuera en el completo ámbito del Islam, en el mundo que no comulga con sus
ideas -con todo el derecho que da la Libertad de Expresión- los seguidores fundamentalistas
fanáticos de este credo, en contraposición al verbo, reparten generosamente el
terrorismo en la tergiversada Jihad
de sus líderes... al mismo tiempo y con la misma “liberalidad” el clero
gobernante en los países musulmanes donde se han hecho con el poder, impone
condenas de muerte para todos aquellos que mencionen al profeta Mohamed de
cualquier manera que ellos consideren impropia, insultante o blasfema, como si Mahoma
fuera su dios y no su profeta, como marca su propio libro
sagrado El Corán. Y expresa su
fórmula de conversión (Shahada): “Profeso
que no hay otro dios que dios y que Mahoma es el enviado (profeta) de dios.”
Obra dudosamente atribuida al
propio Mahoma (que según se dice era analfabeta), cuyo título puede traducirse
como “la lectura”, “la recitación”, etcétera. El árabe, como el japonés y el
hebreo, es un idioma rico en significados.
Como suele ocurrir con estas
posturas fundamentalistas, se deben a las muchas interpretaciones personales dadas a un texto bastante
oscuro que puede ser “entendido” desde diversos ángulos y, cuando las “traducciones”
individuales de algún “estudioso”, (obviamente religioso), interfieren con los
juicios imparciales... el resultado suele ser sangriento, como muestra la
historia mundial.
Imran
Firasat, artista, crítico; víctima
Imran Firasat
nació en Pakistán y fue educado como musulmán. Viajó a Europa y terminó
afincándose en España, donde estudió cine y diseño gráfico, desencantado del
culto islámico que a su libre juicio y viviendo en una democracia, ahora le
parecía muy injusto; también
renunció al Islam, se convirtió al cristianismo y solicitó asilo en aquel país.
Las autoridades ibéricas le concedieron la protección y le dieron carácter de
residente, con todos los derechos que esto concede... así él pudo seguir
estudiando, trabajando y supuestamente ejerciendo su derecho a la Libertad de Expresión.
Todo iba bien y en paz para el
artista paquistaní, hasta que inició una crítica en serio de la religión
islámica fundamentalista; según sus propias palabras porque es necesario
denunciar los crímenes del terrorismo, los radicales que no aceptan que se
critique su interpretación de la doctrina del profeta catalogaron a Imran
Firasat de renegado, blasfemo y apóstata... aún más rápido que a Salman
Rushdie, lo condenaron a muerte en su país.
Dada la distancia y su carácter
de refugiado el joven artista parecía estar a salvo, hasta que el nuevo
gobierno español tomó cartas en el asunto...
El ministerio del Interior
calificó a Imran Firasat como un peligro para la seguridad nacional de España.
Le retiró de inmediato su tarjeta de residente, su permiso de trabajo y por lo
tanto perdió su calidad de refugiado...
Como un ilegal en el país que le
había dado asilo Imran Firasat puede ser detenido por las autoridades y, deportado
de inmediato a Pakistán.
Eso equivale a una sentencia de
muerte para el artista quien ya ha sido condenado a la pena capital por los
radicales islamistas.
Pero,
¿qué les pasa a los españoles?
Al parecer el
gobierno español está muerto de miedo ante la amenaza del terrorismo y listo
para hacer lo que los terroristas deseen...
Luego de despojarlo de su asilo,
las autoridades españolas le dieron a Imran Firasat un mes para presentar un
recurso de apelación, pero mientras lo hacía fue despojado de sus documentos y
convertido de inmediato en un
indocumentado ilegal que puede ser deportado... al parecer esto buscaba
dejar contentos a los musulmanes radicales; la persecución inicial no parecía
suficiente. Como si hubiera prisa por deportar al artista sin siquiera esperar
el tiempo reglamentario para la sentencia de la Audiencia Nacional
sobre la apelación realizada por Imran Firasat.
Y nuevamente surge la pregunta;
¿qué les pasa a los españoles?
El propio Imran Firasat declara: “Esto
que me está pasando es a causa de mis críticas al Islam. Mi situación legal en
España no fue revocada por haber cometido un delito sancionado por la
legislación española; soy perseguido por mi oposición al Islam. Parece ser que
expresar nuestra opinión sobre el Islam en Occidente ha sido declarado como un
crimen oficial.”
La siguiente pregunta obligada
ante esta situación es; ¿dónde quedó la Libertad de Expresión en un país occidental
supuestamente democrático? Y una más: ¿el Estado español se está convirtiendo
en cómplice de homicidio?
¿El
temor frenará al terrorismo?
Es un hecho que
las actitudes temerosas de los países occidentales no van a calmar la furia de
los asesinos fundamentalistas quienes han equiparado a su profeta con su deidad
en una particular interpretación dada a las masas ignorantes e intolerantes.
“Amigos estoy triste: ¿dónde quedó mi derecho a la libertad de expresión? ¿Por qué en vez de estar protegido soy perseguido por las autoridades españolas? ¿Es un crimen ahora decir la verdad sobre las atrocidades del Islam? ¿Voy a morir a causa de mis opiniones expresadas libremente? Si soy deportado, luego no habrá quien se atreva a luchar de manera pública contra la ideología violenta del islamismo y, esa es una manera de someterse con mansedumbre al Islam.”(Imran Firasat).
Esta sección del Islam carece de
sentido del humor, no soporta la crítica, es fanático y predispuesto al
asesinato, consideran un deber sagrado matar a los infieles y desea ser muerto
a su vez al grito de “dios es grande”
para así ingresar al paraíso (reservado
a los hombres porque las mujeres no
son humanas según ellos), consideran
un deber sagrado imponer su superstición y su ignorancia.
Esos fanáticos no van a detenerse
por el temor de sus antagonistas, como no se detuvieron los nazis por la
actitud timorata de franceses e ingleses quienes esgrimían la necesidad de la
tolerancia para arreglar la paz...
Adolf Hitler habría contestado desde el Mein
Kampf: “La tolerancia es el refugio del hombre sin convicciones.”
Hoy Adolf está muerto, también
Mahoma; los neonazis son unos
payasos lastimeros, pero los islamistas que han “endiosado” a su profeta siguen
intentando imponer las absurdas ideas de un camellero epiléptico y un monje cristiano nestoriano refugiado, el cual si sabía escribir...
Cuando se reprime con asesinatos la Libertad de Expresión o
la diversidad de opiniones, se vulnera el más elemental de los derechos humanos. Y, los periodistas sabemos bastante
de eso.
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