Lo dicho,
comendadores
CUANDO EN PASADA COLUMNA escribimos que “lo que parecía casi idílico retorno al Jurásico de la
tranquilidad prometida se empieza a desfondar a fuerza de realidad” y que ello
no podía ser de otra manera “mientras las bases del actual sistema permanezcan
inalterables”, algunos lectores asiduos discreparon del escribiente.
La afirmación, dijeron, parecía exagerada y
apuntaba a cancelar el beneficio de la duda para el gobierno federal entrante.
Habíamos referido los últimos sucesos, antes
y después del retorno priísta, en la escalada de una violencia incontrolable.
Se reeditaba
“la ya irrebatible incapacidad oficial para dar al menos un margen razonable de
seguridad al país”, dijimos.
Advertimos
entonces que los males del calderonato, siendo muchos e indefendibles, estaban
quedando como la resultante natural de un estado de cosas que, en sus
indicadores centrales (y hasta los periféricos) permanece sin alteración
relevante.
No hay peor ciego…
Con
el retorno priista (que parece que nada más le dio la vuelta a la manzana) se
ha vendido la idea, a solícitos compradores y una mayoría no bien informada, de
un control que parece firme pero que es más frágil de lo que se piensa.
Aparejado
corre un ambiente de jolgorio que, de cuando en cuando, da paso a la solemnidad
de la pose. Las palabras parecieran no tener contexto (sólo valor absoluto y no
relativo) y el discurso manido de la simulación hace lugar.
El
pacto concertado por las cúpulas de la kakistocracia política oficial y
partidaria se presenta como apoyado en bases que se creen de gran firmeza, pero
que son de suyo endebles.
La
inestabilidad nacional es un riesgo bastante real, la inseguridad en ascenso
deja claro que “la fuerza del Estado” (que se endereza contra los maestros
inconformes y los que vengan) no toca, en cambio, sustancialmente a los
intereses del crimen organizado.
Vamos igual o peor
Cuando
corre el octavo mes del régimen peñista el país sigue igual que antes:
corrupción generalizada en los tres niveles de gobierno, violación de los
derechos humanos en todas partes, retenes ilegales y operativos que,
sospechosamente, sólo afectan a ciudadanos ajenos a la delincuencia.
Secuestros
y crímenes masivos, desapariciones a la orden del día, todo sin solución de
continuidad, son el común denominador de un país cuyas autoridades han sido
rebasadas en su escasa capacidad, por no decir nula presencia.
La crisis de credibilidad está presente en todos los ámbitos de la vida
nacional, en nada se confía y todo queda a la casualidad o el seguimiento
mecánico de las reglas no escritas del sistema.
En el contexto del drama educativo la juventud está desorientada y busca
salidas impropias de una sociedad civilizada, impuestas por la lógica fabril,
de la empresa privada que, por cierto, a su interior no respeta norma moral
alguna.
Como decían los maestros de antes: Lo que la escuela pueda hacer en una
jornada, el medio lo destruye en cinco minutos.
La concepción emergente de la educación en tiempos de lo global se
inscribe sin más en la lógica de la ganancia, promoviendo una rentabilidad
(vestida de “eficacia”, “eficiencia”, “competitividad” y “productividad”) cuyo
sentido no corresponde al ámbito educativo.
Deterioro social en
ascenso
Ante
la ausencia de una tradición de uso legítimo de la fuerza del Estado, en un
contexto de corrupción generalizada, abusos e injusticia, cualquier intento por
“poner orden” a la inestabilidad social se mueve en la duda de sus verdaderos
propósitos.
Lo
que hay es una agudización del deterioro social, de la incredulidad en las
instituciones, campo abierto al caos, al relajamiento en extremo; la
incivilidad está en todas partes, la agresividad gratuita y la propensión al
abuso aparecen a la menor motivación.
Ello
tiene más relación de lo que alcanzan a entender los políticos (el sector más
desprestigiado del país) y se difunde una figuración desde la oficialidad, con
una miopía alarmante (Sinaloa es un caso ilustrativo).
La
realidad que vivimos, quiérase o no, es ominosa. Andamos mal, muy mal, por
pesimista que parezca, y se puede poner peor. Al tiempo (que ni tan breve).
¿Nomás sus
chicharrones?
Con
el mismo eje: estando el sindicalismo, y la oposición posible, dentro y fuera,
toda, bajo advertencia y amenaza, la “reforma educativa”, con su vocero
designado, el grandilocuente Emilio Chuayffet, se presenta como sentencia
irrefutable. Y hay de aquellos que osen desafiar la consigna presidencial.
La
oposición a la reforma oficial se etiqueta de condenable contrarreforma,
alimentada la percepción social por la escalada mediática, sin equidad para
conocer de razones y argumentos.
Gordillo
estaba en contra y, así, descalificación en ristre, cualquiera que la cuestione
(la reforma) estaría igualmente en el cadalso de la inmoralidad e ilegalidad (y
sufrirá las consecuencias).
El
supuesto de la oficialidad y sus epígonos es tramposo. Que la antidemocracia
sindical se haya opuesto a la reforma no avala bondades a priori y menos garantías de positividad en un contexto signado,
el educativo oficial, por la ineficiencia administrativa, la corrupción que
arropa desde siempre a la sindical, la negligencia, irresponsabilidad y
limitación de miras.
La represión en curso
La
represión, a la que ha recurrido el gobierno de Peña Nieto, acicateada por el
secretario Chuayffet y el procurador Jesús Murillo, no es la solución y en
cambio alimentará más protestas con una nueva razón justificada.
Debe
parar de inmediato para impedir que la irresponsabilidad gubernamental tome
lugar. De no ser así, el costo será más elevado de lo que se cree. La
ignorancia de un secretario de estado tiene más aristas de las que se piensa.
Con esos “salvadores”…
En tanto,
apareció una
aparente disposición “salvadora” de la patronal mexicana que, en donde los
maestros que cuestionan la reforma oficial han parado labores, propone clases
en sitios alternos.
Esa
sustitución, a secas, de los opositores profesores, radicales condenados sin
más, tiene más fondo de lo que parece. Las intenciones privatizantes no son de
ahora y la empresa particular ya ha propuesto que se privatice la educación
desde la preescolar hasta el post doctorado.
bastante
han avanzado en ese sentido, aunque sus instituciones formen parte, en su gran
mayoría, de las escuelas “patito”.
Tamborazos
-Triste papel de los gobiernos de Portugal, Francia e Italia que negaron
el permiso para que el avión del presidente boliviano, Evo Morales, aterrizara
en su territorio. Como se ve, el entreguismo y las comparsas de gobiernos
peleles al ritmo imperial (de los Estados Unidos) están en todas partes y
niveles.
-Se cierra esta entrega en la víspera electorera, en el límite del
hartazgo por campañas inanes, de suyo chafas, con candidatos a los que
calificar de medianos, de todos colores y etiquetas, sería hacer favor grande.
-Y el clima ha sido de incertidumbre en las 14 entidades con elecciones.
De lo que sigue ya escribiremos.
-Siguen los gobiernos delincuentes con sus retenes ilegales. Si hubiera
diputados…
-En circulación nuestro libro El Mensaje, de relatos y aforismos.
A ver a dónde llega (
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).
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