Fue la más audaz, valiente, entusiasta y famosa piloto de pruebas para el Tercer Reich, también fue una devota nazi hasta el fin de sus días… pero no es de sus inclinaciones políticas de lo que hablaremos sino de su pasión más auténtica: el vuelo.
Hanna nació en Hirschberg, Silesia, el 29 de febrero de 1912. Era hija de una familia acomodada de la burguesía alemana, su padre era oftalmólogo.
Siempre tuvo una apariencia un tanto frágil, era una mujercita de 1.50 m de estatura y apenas 40 kg de peso; no obstante eso no le sería obstáculo para conseguir sus metas. Hanna demostró determinación desde muy temprana edad, pues ya desde los 13 años soñaba con volar y deseaba ser una doctora misionera voladora. Cuando tenía tiempo libre, se dirigía en bicicleta hasta Granau para ver el vuelo de los planeadores.
Desde 1932 estudió medicina en Berlín y en Kiel. También se matriculó para volar planeadores, realizando un curso en la escuela de vuelo sin motor de Grunen. En ese mismo lugar coincidió y entabló una amistad que perduró durante casi toda su vida con quien sería el padre de la carrera espacial,Werner von Braun. En 1933 Hanna fue contratada como maestra de vuelo en planeadores. De 1933 a 1934 participó en una expedición de investigación en Brasil y en Argentina e interrumpió sus estudios de medicina después de cuatro semestres, debido al deseo insaciable de volar. Desde junio de ese mismo año, Hanna trabajó como piloto de pruebas de la Comisión Alemana para Fomento del Vuelo en Planeador en Darmstadt.
Estableció una serie impresionante de records y voló casi todos los aviones militares alemanes, bombarderos y cazas, fue la primera piloto de helicóptero y la pionera en el primer avión-cohete del mundo. Desde el invierno de 1943-1944 se convirtió en una de las promotoras más adherentes al nacionalsocialismo. De este modo, accedió a los círculos íntimos de Hitler, quien la tenía en alta estima. Por sus servicios a la nación alemana se le otorgó la Cruz de Hierro de segunda y primera clases, también se le confirió el Distintivo Aéreo Militar de Oro con Diamantes.
El 28 de abril de 1945 voló junto con el General Robert Ritter von Greim a Berlín sitiada por los rusos. Hanna y von Greim visitaron el búnker de Hitler. Allí von Greim fue nombrado por Hitler nuevo Mariscal del Aire y sucesor oficial de Göring como jefe de la Luftwaffe. Hanna quería convencer a Hitler de que huyera de Berlín pero él se negó. Sólo con mucho esfuerzo pudo Reitsch abandonar Berlín, cayendo posteriormente prisionera de los norteamericanos.
Luego de la guerra Hanna siguió volando y rompiendo records, escribió su autobiografía “Volar, mi vida” en 1951 y falleció el 28 de agosto de 1979 a los 67 años en Francfort del Meno a causa de problemas cardiacos. La suya fue una vida en el aire y si los ícaros germanos van al Walhalla, seguramente ella estará ahí…
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