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Edición 332
Escrito por Pino Páez   
Jueves, 30 de Abril de 2015 22:32

AsombroSombríohuevos

 

Ovar representa mucho más que recopilación granjera, es filosofía que interroga la procedencia del origen, la duda inamovible de dónde surge lo primigenio: ¿Del huevo?, ¿de la gallina?, ¿el cascarón fue el ripioso caserón de inicio?, ¿la yema y las cremas no son potestad de lo avícolas maeses del albur?, ¿el huevo de Colón era de avestruz?


Los mercantiles huevos del señor Bours


Frantz FanonRegistró su empresa “Bachoco” productora oval de blanquillos, desde un principio Eduardo Bours especuló de puros huevos, los escondía para que el precio saltara en una zopiloteada; de inicio también a fondo se vinculó con otros mercaderes, de Polakia, tras la usurpación de Los Pinos de Salinas de Gortari, fue nombrado asesor de don Carlos, con un estupendo estipendio que alboreaba los cien mil al mes, sin incluir “viáticos” ni “gastos de representación” que es en donde más pornográfico se localiza el manoseo de los papás grandotes de las arcas públicas.

Su etapa de asesoría la compartió, entre otros magnates, con Juan Sánchez Navarro, salinista, de hueso y coco colorado, el entonces dueño de la cervecería “Modelo” a quien CSG y Manuel Camacho Solís, regente de la época, le dieron todo el aval granadero y judicial a fin de exterminar una huelga, imponiéndoles a los trabajadores -por intermediación servil de jueza- una fianza de ¡mil millones de pesos! a cubrir en lapso cortísimo para que el paro fuera “existente” en la terminología de la legalidá; lo que no contaron patrón y polakos sin varsovias fueron los números inacabables de pueblo, en inúmeras filas de maravilloso gentío, entregaron la mitad de lo hitlerianamente exigido, la Cooperativa Pascual haría un fraternal préstamo del 50% restante sumado en impresionante dialéctica de overol.

Regalo sonorense


Huevos de oroEl señor Bours dejaría en paz sus huevos, al serle obsequiado el virreinato sonorense, una empresa más redituable para él que la producción ovoide; desfalcos, transas y trenzas entrelazadas, hasta la descomunal tragedia de la Guardería ABC, cuyos concesionarios son parientes de don Jelipe y la señito Margarita, la impunidad aunada; al priista Bours lo sucede el panista Padrés, esto es, lo mismo de lo mesmo, clones y ciclones emparentados en el furibundo vendaval del dos de bastos.

Cabeza de huevo sin doble sentido en clara claridá


Cabeza de huevo, en Estados Unidos, posee más de una connotación, una de ellas es el “intelectual que recapacita”, por lo menos así lo definieron los hermanos Alsop -John y Stewart-, favorecedores de Adlai Stevenson durante la campaña presidencial contra Franklin Roosevelt, luego su propio candidato calificaría a sus audiencias “eggheads”, en que huevos y cabeza significaban abundante dotación cultural, intelectualidá suprema, pensadores de huevo con clara, clara claridá.

1974 Les valseuses - Los rompepelotas fra 02John Alsop alcanzó poderosa influencia en el periodismo gringo; en su columna “As a matter of fact” (De hecho) tecleaba toda clase de temas que no salían de la superficie, lo superficial que tanto aplaude la pequeñísima burguesía que tanto gusta de poses a lo Pensador de Rodin, la escultura del que sentado sostiene con el dorso de la mano en el mentón cacumen, reflexión e idea.

Uno de los escritos del señor Alsop abordó a Frantz Fanon, el psiquiatra martiniqués que combatió en Argelia contra el colonialismo francés, el ensayista de obras formidables referentes a la negritud; el escritor y médico, tras el triunfo de la independencia argelina, sufrió una grave enfermedad; lo atendieron en diversos hospitales, incluido uno en la Unión Soviética; no lograban frenar el padecimiento pese a que el gran Frantz aún no arribaba a los 40; le recomendaron una clínica estadounidense, donde lo trataron sin éxito, pronto fallecería; míster John garabatearía en su columna que Franz Fanon ¡era agente de la CIA!, en varias partes, incluido México, varios se tragaron esa píldora entintada.

No se requiere demasiada elucubración para deducir que un revolucionario negro del caribe, destacado militante antimperialista en una región árabe, autor de libros analíticos consultados por diletantes… y por libertarios en acción, no pasaría de manera fantasmal ante los pizpiretos y biónicos oclayos de la CIA, pero de ahí a deducir sin redondel ni bacinica que el de la Martinica era uno de ellos… hay superficialidad y chayo, el chayote del periodístico argot con que vegetarianas plumillas anidan; quien sí parecía tener relaciones con la CIA era John Alsop, en su columna alababa a Nixon, aplaudió el genocidio contra Vietnam; en su consuetudinaria conducta está otra interpretación del “egghead”, el huevudo cabezón de los maquinazos.

De huevo a güevo y de buey a güey ¡cuánta pesadumbre de las diéresis!


Bertrand BlierCostar un huevo es precio superior al que reetiquetan hambreadores, infiere lo descomunal de un esfuerzo; de güevos, representa la volubilidad, la imposición absoluta, su parangón en fraseología: Sólo mis chicharrones truenan, contiene la idéntica sintonía del gran realizador de soberbias masticadas.
En Chile, en aquel país, sin picante conexión ni erguidas interpretaciones… una huevada conlleva lo anodino, lo insubstancial, lo que también podría traducirse aquí en lactancia extemporánea; para los hermanos de Chile, es decir, los chilenos, o los también carnalitos bolivianos, entre otras fraternidades sudamericanas… el huevón, se usa unas veces en calidad de interjección, cuando hay confianza entre interlocutores; distinto al güevón estilado por acá en que la pereza cuelga ovares de renacido dinosaurio.

En la cinta Les valseuses (algo así como Los tompiates, o Los siameses silenciosos), los güevos al igual que las papas, se afrancesan; en tal film, dirigido por Bertrand Blier, los protagonistas centrales -Gerard Depardieu y Patrick Dewaere- escenifican los güevos galos, la irreverencia que no se trepa a la crueldad pero que con mucho rebasa los confines de la mera travesura: lo extracinematográfico, empero, se adhirió a la obra: el dual suicidio de Dewaere, uno de pantalla frente al proyector, y otro real, a sus 35 abriles, con un disparo, cuando las marquesinas del mundo ya su nombre cintilaban.

Huevos de oro


img beneficios del huevo 25433 origFilm de Bigas Luna, es otra película donde el actor Javier Bardem se afana y se ufana en sus intenciones de erigir un enorme edificio, el vertical y paradísimo complejo arquitectónico en forma fálica con rigurosa plenitud de celo; pretensión por cierto no alejada de la verosimilitud histórica, verbigracia, en el temporal de anacoretas, de los eremitas, estilitas que se aislaban ante los ojos desorbitados de sus coetáneos, quienes testificaban su flagelada soledad, en torrecillas de sencillez extrema, carentes de mínima comodidad, uno de ellos Simeón, que, en interpretación muy personal, filmase Luis Buñuel con Claudio Brook en el estelar; con mayor antelación, se suscitó una época de público y monástico suplicio, hibridismo religioso, en que se argamasaba una morada penando una semana completita sobre la ciclópea tuertez de un pene, adorando a la diosa de los sirios, Atargatis, en la cresta de una vigorosa herramienta masculina del pecado, en búsqueda del redimir en sobadas paradojas de puritana condenación.

De la fársica posesión avícola del valor

Tener muchos güevos no es tarea de granja sino granjearse a tutiplén las osadías, su antípoda (Falta de güevos) es el déficit del encorajinado ser, la indecisión en los horarios supremos de la vida.

Para continuar con el ya descontinuado rollo de acetato, habría que revisar sin las interrupciones del cácaro… Pour elle (en josealfrediana versión Por ella), con la batuta de Fred Cavayé y Vincent Lindon en el rol principal; filmación de logros limitados en la cual, sin embargo, se consigue la atmósfera de la duda, de quién cometió un asesinato; un ex gangster transmutado en filósofo avicultor, recomienda que para excarcelar a alguien a buen recaudo de jueces y sentenciadas revocadas, es menester agenciarse al azar la buena suerte… y tener muchos güevos para desenrejar la última salida. Si del güero al huero se halla el vínculo de la homofonía… el güevo etéreo se desprende de sus caracolitos con todo y sus yemitas, ¡sus cremotas!, en la diminuta empatía de lo mayúsculo, en aquel caracolino ofrendar de Eolo: ¡Güevos para todos!

Ab ovo o el principio referido

Los huevazos son el desperdicio de omelets, linchamientos tenues de clara y cascarón, sólo el jitomate, en su vertiente ejecutora de jitomatiza compite en tales despilfarros contra el culinario don; los ejecutados escurren las falsas llamas de las yemas, salen empapados con la hemorragia de un sol inmolado en su propio atardecer.

Al respecto, Homo Faber, recopilador de letrados cascarones, descubrió al primigenio autor de los huevazos, se trata de Woi-Bua han, afamado arquero de Xian, que sostuvo un desafío a muerte contra Siah-Lu, eficiente degollador de prójimos en afiladísima navajita que afianzaba en índice y pulgar, enfrentamiento ante numerosa concurrencia encabezada por el mandarín Tak-Zie nun.

En tal duelo, Woi-Bua desgastó sin atinar todos sus envíos por la casi diabólica habilidad de Siah-Lu, quien con una sonrisota de calavera, al quedar su oponente desarmado, se le aproximaba con sádica lentitud, causando la expectación del respetable y elegantes palmaditas del mandarín.
Woi-Bua, más desesperado que Prometeo al extraviarle a la humanidad el obsequio de sus labiales fuegos… le arrojó al rival el escudo, las piedras que premonitoriamente a lo Cuco Sánchez encontró bajo su vera, después puñados de tierra, similar a los que se destinan al difunto en su descenso…
La antiprometéica desesperación de Woi-Bua se intensificó en las desbordadas aduanas de la locura… Siah-Lu estaba tan cerca que lo mareó la hediondez de aquel sonreír tan descarnado; Woi-Bua, utilizó el recurso apedreador de sus ¡testículos!, de un jalón los desalojó de su frontal ecuador, lanzándolos contra su enemigo, con certerísimo y enceguecedor tino; de inmediato lo desgargantó con su mismísimo filero; la ovación para el autoemasculado triunfador colmó de bullicio la comarca entera. Así surgió el primer eunuco. De inmediato el mandarín lo contrató para que abanicara la desnudez de su centenar de concubinas.

Ni quién cuestione la inesperada puntualidad de lo imponderable.


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